DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA
Contenidos - Contents
EL DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA
V
- Vaca
- Vaca roja
- Vado
- Vagabundo
- Vaheb
- Vaizata
- Vallado
- Valle
- Valle del Rey
- Valle de la Decisión
- Valle de la Sal
- Valle de [las] Lágrimas
- Valle de los Gigantes
- Vanías
- Vapor
- Vapsi
- Vara
- Vasija
- Vasni
- Vasti
- Vega
- Vega de las Viñas
- Vela de proa
- Velo
- Vellón
- Veneno
- Vengador de la sangre
- Ventana
- Verano
- Verbo, El
- Verdad
- Verdolaga
- Verdugo
- Verruga
- Versiones
- I.
- A. Pentateuco Samaritano
- B. Septuaginta.
- C. Versiones y recensiones griegas rivales.
- D. Tárgumes arameos
- E. Versiones siríacas.
- F. Versiones latinas.
- G. Otras versiones orientales.
- II. Versiones antiguas del NT
- A. Versiones latinas del NT.
- B. Versiones siríacas del NT.
- 1. Diatessaron
- 2. Antiguos Evangelios en siríaco
- 3. Peshitta
- 4. Filoxeniana y Heracleana
- 5. Siríaca palestinense
- C. Versiones copias del NT.
- D. Otras versiones orientales del NT.
- III. Versiones españolas.
- A. Versiones antiguas (ss XIII-XIX)
- 1. Versiones medievales
- 2. Versiones judías.
- 3. Primera versión evangélica: La "Biblia del Oso"
- 4. Primeras versiones católico romanas
- 5. Versiones de la América hispana
- B. Versiones españolas producidas en el s XX.
- 1. Versiones católicas generales
- 2. Versiones "pastorales"
- a. De Nieto o de Ediciones Paulinas
- b. Biblia de Ausejo o de Editorial Herder
- c. Biblia Regina
- d. Biblia de Jerusalén (BJ)
- e. El Libro del Pueblo de Dios (LPD)
- 3. Versiones críticas:
- 4. Versiones "populares"
- 5. Otras versiones católicas en español.
- 6. Versiones evangélicas modernas
- a. Biblia de las Américas
- b. Versión popular Dios habla hoy (DHH)
- c. Revisiones de la Reina-Valera (RV)
- 7. Versiones judías contemporáneas
- 8. Versiones parafrásicas
- 9. Versión del Nuevo Mundo
- Vestíbulo
- Vestido
- Vestimenta
- Víbora
- Víctima
- Vid
- Vid de Sodoma
- Vida
- Vidente
- Vidrio
- Vidrio, Mar de
- Viento
- Viento solano
- Viento sur
- Viga
- Vigilante
- Vigilia
- Vihuela
- Vinagre
- Vino
1.
Antepasado común de los uzielitas,* una subdivisión de los levitas coatitas (Ex. 6:18, 22; Nrn. 3:19, 30). Era tío de Aarón (Lv. 10:4). Aminadab y 112 miembros del clan fueron organizados por David para transportar el arca hasta Jerusalén (1 Cr. 15:10).
2.
Dirigente de un grupo de guerreros simeonitas que lanzó un ataque contra lo que quedaba de los amalecitas durante el reinado de Ezequías (1 Cr. 4:41-43).
3.
Hijo de Bela y jefe de una familia benjamita (1 Cr. 7:7).
4.
Uno de los principales músicos en días de David (1 Cr. 25:4); tal vez el llamado Azareel en el v 18. Véase Azareel 2.
5.
Levita comprometido con la obra de reforma que estaba llevando a cabo el rey Ezequías (2 Cr. 29:14).
6.
Platero que ayudó a Nehemías a reparar el muro destruido de Jerusalén (Neh. 3:8).
Descendientes de Uziel* 1 (Nm. 3:27; 1 Cr. 26:23).
1187
Las vacas de Palestina son de la variedad árabe, es decir, flacas y que dan escasa leche y poca carne. La ganadería se desarrolló en la región solamente en las zonas donde todo el año había buenos pastos, como ser las llanuras de la costa. Sin embargo, las tierras altas de Basán eran especialmente conocidas por la gordura de su ganado (Ez. 39:18). A menos que se las quisiera engordar (Gn. 18:7; 1 R. 4:23; etc.), generalmente se las dejaba alimentarse solas en el campo.
Véase Purificación (I).
Dado que los puentes no eran muy comunes en la antigüedad, el cruce de los ríos se hacía comúnmente por vados, donde el agua no era profunda (2 S. 19:18). Los vados fueron muy comunes en Egipto desde tiempos primitivos. El AT menciona los vados de los ríos Jaboc (Gn. 32:22), Arnón (ls. 16:2), Jordán (Jos. 2:7; Jue. 3:28; etc.) y del río de Babilonia, que presumiblemente era el Eufrates (Jer. 51:32). El mapa-mosaico encontrado en Medeba, proveniente del s VI d.C., muestra 2 vados del Jordán (fig 344).
Palabra que aparece en oraciones verbales del: 1. Heb. nûd, "sin hogar", sin lugar fijo donde vivir. La maldición que se pronunció sobre Caín lo condenaba, a ser "errante" (Gn. 4:12, 14; véase BJ). 2. Heb. nûa' "inestable", "sin hogar". La condición de vagabundos sería el destino de los hijos de los impíos (Sal. 109:10). El verbo heb. hâlak ("ir") de Pr. 6:11 ha sido traducido por la RVR como "caminante", mientras la BJ y la DHH lo vierten como "vagabundo". En Hch. 19:13 la RVR traduce el verbo gr. periérjomai ("ir de lugar en lugar") por "ambulantes", y la DHH por "que andaban por las calles", expresiones ambas que contienen la idea de "vagabundos".
Esta palabra sólo aparece en la BJ. Se trata de un lugar cerca del río Arnón (Nm. 21:14) que no ha sido identificado. La RVR, la DHH y la NBE no reconocen en esta palabra un nombre propio, y la traducen por la expresión "lo que hizo", o sus equivalentes.
Uno de los hijos de Amán (Est. 9:9).
Vallado
(heb. gâdêr, "un muro [de piedras]"; gedêrâh, "corral", "redil", "aprisco"; meÑûkkâh, "un vallado" [del verbo Ñâkak, "cubrir", "cercar", "defender"]; meÑukâh, "un vallado" [del verbo Ñûk, "vallar", "cercar alrededor"]; mesûkâh, "un vallado o cerco" [del verbo sûk, "ocasionar un erizamiento", "estimular"]; gr. fragmós, "un vallado interior", "una cerca").
Antes de constituir un "vallado", un gâdêr era simplemente un muro de división hecho con piedras desiguales amontonadas juntas, sin la mezcla o argamasa que por lo general se usaba para construir paredes y muros (Sal. 80:12; Ec. 10:8; Ez. 13:5; 22:30). Gedêrâh es la forma femenina de gâdêr, y describe un aprisco para ovejas y cabras. Las palabras meÑûkkâh (ls. 5:5), meÑukâh (Pr. 15:19) y mesûkâh (Mi. 7:4) están íntimamente relacionadas, y posiblemente sean simples variantes de pronunciación de un mismo vocablo. Todas ellas se refieren a un vallado confeccionado con espinas puntiagudas con fines estrictamente utilitarios antes que ornamentales. Es probable que los antiguos "vallados" de piedras estuvieran coronados con espinos (una costumbre aún vigente en algunas regiones de Palestina), aunque su naturaleza altamente perecedera hace imposible probar o refutar esta suposición.
En este Diccionario se mencionan como importantes los siguientes (véase bajo cada nombre su explicación respectiva; agréguese la expresión "Valle de"): Acor, Ajalón, Avén, Beraca, Carisim, Casis, Cedrón, Ela, Escol, Gabaón, Gad, Gerar, Hamón-gog, Hebrón, Hinom, Jefte-el, Jezreel, Josafat, Meguido, Refaim, Save, Sefata, Sidim, Sitim, Sorec, Sucot, Zaanaim, Zeboim y Zered. A continuación de esta entrada (agréguese "Valle de/del/de la/de los"): Lágrimas, Decisión y Sal.
Véase Save. 1188
Expresión figurada que aparece 2 veces en Jl. 3:14, un pasaje que trata de los acontecimientos que ocurrirán en "el día de Jehová" en el "valle de Josafat" (v 12). Se refiere al gran día del juicio en el fin del mundo, cuando Dios hará oír su voz desde Sion y cuando tiemblen los cielos y la tierra (v 16); el momento es la reunión de todas las naciones en ese lugar, donde Dios las juzgará (Josafat significa "Jehová juzgará"). La "decisión" a que se refiere este pasaje es la del Creador como juez (vs 2, 12), y no la de la gente sometida a juicio. Es el Señor quien decide el destino de los impíos.
Puesto que jârûts puede significar "trillo", "instrumento para trillar", como es el caso en Am. 1:3, la expresión hebrea también podría significar "valle del trillo". Y como en el v 13 se emplea la figura del segador y de la vendimia (el prensado de las uvas; cf Mt. 13:39-42-1 Ap. 14:14-20), otros prefieren traducir jârûts (Jl. 3:14) como "trilla", uno de los significados del término hebreo (Is. 28:27). Entonces se puede entender que Dios, en su ira, trilla con el trillo a los impenitentes (Hab. 3:12; cf Ap. 14:14-20). Sólo en el sentido de que Dios toma una decisión judicial respecto de los paganos no arrepentidos, la traducción "decisión" puede estar en armonía con el significado de la palabra y el sentido del contexto.
Valle en el cual el ejército de David dio muerte a 18.000 edomitas (2 S. 8:13; 1 Cr. 18:12), y en donde el rey Amasías aniquiló a otros 10.000 idumeos antes de tomar Sela, su fortaleza (2 R. 14:1, 7; 2 Cr. 25:11). Este valle ha sido identificado ahora por la mayor parte de los eruditos con el Wâd§ el-Milh, ubicado al este de Beerseba.
Nombre de un vale en Palestina (Sal. 84:6), quizá llamado así por las balsameras que crecían allí. Algunos han pensado que es otro nombre del valle de Refaim, donde se encontraron árboles de esta especie (2 S. 5:22, 23), pero es mera conjetura porque indudablemente hubieron varios valles donde crecían las balsameras. Otra interpretación lo llama el "valle del llanto" (del verbo heb. bâkah, "llorar"; palabra que sólo difiere levemente del heb. bâkâz). Sin embargo, ninguna de estas interpretaciones ha ayudado a identificar el lugar.
Véase Refaim.
Miembro de la familia de Bani; se había casado con una mujer extranjera en los días de Esdras (Esd. 10:36).
Vaho o gas acuoso lo suficientemente concentrado como para empañar u obstruir la visión. Si bien para el hombre es conocido cómo se forma, él no puede tener el control sobre las condiciones atmosféricas que lo producen.
Antes del diluvio la tierra no era regada por lluvias, sino por un "vapor" (Gn. 2:6; heb. êd, sobre cuyo significado preciso no existe consenso y ha provocado muchas discusiones entre los eruditos). En un estado preliminar de ceguera se produce un efecto brumoso en la vista (Hch. 13:11). En las Escrituras, la indocilidad espiritual se asemeja al vagabundeo del vapor movido por impredecibles corrientes de aire (2 P. 2:17), y la existencia transitoria del hombre se compara con la "neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece" (Stg. 4:14).
Padre de Nahbi, el espía, que representaba a la tribu de Neftalí (Nm. 13:14).
Traducción de varias palabras hebreas, entre las que se encuentran matteh, "vara", "báculo"; shêbet, "vara", "cetro"; maqqêl, "vara", "rama", "cayado". La palabra matteh se usa para referirse a la vara de Aarón (Ex. 4:2, 4, 17, 20; tendría unos 90 cm de largo), y de las varias que usó Dios para confirmar a Aarón en su cargo (Nm. 17). La shêbet evidentemente era más larga, y a menudo se la empleaba como arma (Ex. 21:20; 2 S. 7:14; Sal. 2:9). La usaban los pastores (Sal. 23:4) y los agricultores (ls. 28:27); y también para aplicar disciplina (Pr. 10:13; 13:24, BJ; etc.). Maqqêl es la palabra empleada para las varas que usaba Jacob en sus esfuerzos por controlar la reproducción del ganado de Labán (Gn. 30:37-41). En el NT "vara" proviene generalmente del gr. rábdos, y es un símbolo de disciplina (1 Co. 4:21) y de gobierno y retribución (Ap. 2:27; 12:5; 19:15). La "caña" de Ap. 21:15 y 16 es la traducción del gr. kálamos, "vara de medir". Véase Palo.
Traducción del: 1. Heb. baqbuq, "botella", "frasco", "jarro/a".* 2. Heb. tselôjîth, "plato", "fuente", "tazón", "escudilla". 3. Heb. tsappajath, "jarro" pequeño para aceite. 4. Heb. pak, "recipiente para aceite", "frasco" (2 R. 9:1, 3). 5. Heb. battîm, "contenedores", "frascos" (ls. 3:20, BJ). 6. Heb. 'âggan (palabra tomada prestada del egip. ikn), "escudilla", "cuenco", "copa",* "tazón" (Cnt. 7:2; el contexto sugiere un tazón o cuenco grande y 1189 profundo). 7. Heb. kelî, "utensilio", "vasija", "receptáculo" (Est. 1:7, el contexto sugiere las diferentes copas en que se servía el vino). 8. Gr. alábastros o alábastron, "recipiente para aceite [perfume]", "frasco" (Mt. 26:7; Mr. 14:3; Lc. 7:37). 9. Gr. anguéion, "cesta", "vasija". 10. Gr. skéuos, "utensilio [receptáculo]", "vasija", "vaso".
En términos generales, "vasija" se refiere a utensilios de cocina y/o de la casa que tienen formas y tamaños distintos (1 R. 14:3; 17:12, 14, 16; 2 R. 2:20; Jer. 19:1, 10; Mt. 25:4; Jn. 13:5, gr. nipter; He. 9:21; etc.). En nuestra RVR aún no se tiene una distinción muy clara en la traducción de los términos: se mencionan tazones en conexión con los ritos sacrificiales en el Sinaí (Ex. 24:6) y entre los utensilios del tabernáculo y del templo (37:16; 1 R. 7:50, DHH; etc.), pero también se mencionan tazones como vasos de beber (Jue. 5:25). Las copas servían como reservorios para el aceite de las lámparas en el tabernáculo (Ex. 25:31), pero los ángeles vistos por Juan también llevaban en copas (gr. fiál') las últimas plagas que caerán sobre la tierra (Ap. 15:7; 16:1; etc.). Aunque la Biblia los haya traducido de la misma manera, es indudable que debió existir una distinción en tamaños y formas. Véase Taza.
527. Excavaciones en Qumrán de la habitación donde se guardaba el servicio de mesa, perteneciente al centro comunitario, con las vasijas amontonadas en hileras.
Otro nombre para Joel* 2 (1 Cr. 6:28).
Esposa del rey persa Asuero (Jerjes). Cuando se le pidió que compareciera ante los invitados del rey, rehusó hacerlo, y por lo tanto fue depuesta (Est. 1:3-2:4). Las fuentes seculares sólo dan el nombre de una esposa de Jerjes, a saber, Amestris, con quien el rey se había casado antes de ascender al trono. Vasti habría sido alguna de sus otras esposas, desconocida en las fuentes extrabíblicas.
Parte de tierra baja, llana y fértil; terreno muy húmedo. En la RVR se menciona la siguiente vega (véase bajo el nombre propio la explicación correspondiente): "Vega de Jericó". También se hace referencia a la "Vega de las Viñas".*
Véase Abel-Keramim.
En los tiempos del NT, los barcos pequeños levantaban sobre la proa una vela 1190 pequeña, no la principal (cf Hch. 27:40, 41), sobre un mástil pequeño generalmente inclinado hacia adelante por encima de la proa.
En sentido genérico, algo que cubre, que envuelve; otras veces, una cortina. En la Biblia es traducción del: 1. Heb. mitpajath, "capa", tal vez un chal largo que se usaba sobre la túnica (ls. 3:22, "chales", DHH, BJ, NBE, RVR 1977; Rt. 3:15, "manto", RVR). Este término figura en la lista de las prendas elegantes que usaban algunas mujeres de Palestina. Los Rollos del Mar Muerto omiten la palabra. 2. Heb. plural re{âlôth, quizá velos largos y sueltos, más delicados y costosos que los de uso diario (Is. 3:19). 3. Heb. tsâ{îf (Gn. 24:64, 65). 4. Heb. massêkâh o mesukkâh (ls. 25:7; 28:20; Ez. 28:13). 5. Heb. plural mispâhôth, "velos" mágicos, aparentemente para quienes venían a consultar a las falsas profetizas, las que practicaban inventos engañosos sobre las almas inocentes en el antiguo Israel (Ez. 13:18, 21). 6. Heb. tsammâh, adorno transparente (Cnt. 4:1-3; 6:7). 7. Heb. râdîd (Cnt. 5:7; Is. 3:27). Hasta aquí los velos se refieren mayormente a las que usaban las mujeres de la antigüedad. Sin embargo, de acuerdo con las representaciones pictóricas, las mujeres de aquel tiempo no se cubrían el rostro con un velo como las musulmanas de la actualidad. Famoso es el texto de Pablo que aconseja a las mujeres a usar el cabello como "velo" (gr. peribólaion; 1 Co. 11:1-16, LPD), una forma de demostrar respeto por su persona y por Dios. De acuerdo con la costumbre de la época, las damas romanas o griegas cuando estaban en público se cubrían la cabeza con un velo o un chal, o con un extremo de sus vestiduras. Pero las esclavas y las mujeres de clase inferior salían con la cabeza descubierta. 8. Heb. masweh y gr. kálumma, el velo de la letra material (Ex. 34:33-35; 2 Co. 3:12-18).
Para separar el lugar santo del santísimo (Ex. 26:31-35) había un "velo" (heb. pârôketh o pârôketh ha-mâsâh; gr. katapétasma; la que separaba el atrio del lugar santo se denominaba simplemente mâsâk). Era de color azul, púrpura y escarlata (v 31), y con figuras de querubines que representaban a los ángeles que rodean el trono de Dios. Esta cortina del antiguo tabernáculo, y más tarde la del templo, ocultaban la presencia de Dios del sacerdote que ofrecía cada día del año la sangre de los sacrificios y el incienso sobre el altar de oro (Lv. 4:6). Esto era lo más cerca que alguien se podía aproximar a la divina Presencia, salvo en el Día de la Expiación (16:2, 12, 15, 16; cf 21:21-23). Debido a su proximidad con el arca del testimonio, a veces se le daba el nombre de "velo del testimonio" (24:3), o "el velo que está delante del testimonio" (Ex. 27:21). Cuando se la llevaba de un lugar a otro, se envolvía el arca con él (Nm. 4:5). En el momento que Cristo murió, el velo que correspondía a éste en el templo de Herodes se rasgó de arriba abajo (Mt. 27:51; etc.). Como en la LXX el velo que separaba los 2 compartimentos del antiguo santuario (katapétasma) también se aplicaba a la cortina que hacía de puerta del tabernáculo, entonces surgió la expresión "segundo velo" (He. 9:3) para referirse al del interior. En He. 10:20 se habla de la ascensión de nuestro Señor al cielo en semejanza humana como la consagración de un "camino nuevo y vivo... a través del velo, esto es, su carne", por medio del cual podemos acercamos a la Presencia divina "con corazón sincero, en plena certidumbre de fe" (vs 20, 22). La esperanza del cristiano, declara en otro lugar el apóstol, "penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor" (6:19, 20). Véanse Expiación, Día de la; Sacrificios y Ofrendas.
Lana* de las ovejas. Los términos hebreos aparecen en Dt. 18:4 (DHH), Job 31:20 y Jue. 6:37-40. La palabra española "vellón", como sus correspondientes términos hebreos, se aplica sólo a la lana esquilada y nunca a la sin esquilar, que todavía está adherida al animal (como lo indica un verbo relacionado, gâzas, "esquilar [ovejas]" o "cortar [cabello]"). En vez de "vellón de lana" en Jue. 6:37, el significado del término hebreo se podría traducir literalmente por "una porción de lana trasquilado" o "una porción de lana que ha sido trasquilado".
Traducción del: 1. Heb. jêmâh, de una amplia gama de significados, como "calor", "ira", "veneno", "pasión", "ponzoña" (Job 6:4; Sal. 140:3). 2. Heb. rôzsh y rôsh (Job 20:16; etc.). 3. Heb. merôr[âh] (Dt. 32:32; Job 13:26; 20:25, 14). 4. Gr. iós, "veneno" (como el del áspid, que absorbido por un organismo vivo puede producir daño físico y hasta la muerte). Iós se usa metafóricamente para el mal que causan los órganos del habla, los labios (Ro. 3:13) y la lengua (Stg. 3:8). 5. Gr. thanásimos, algo "mortífero" (Mr. 16:18). Véase Hiel.
Persona (generalmente el pariente más cercano o el heredero principal de la víctima de un asesinato) que asumía la responsabilidad de castigar al matador. La palabra hebrea traducida "vengador" es gôzêl, cuyo significado básico es "redentor". Cuando 1191 se acopla esta palabra con el término "sangre", comunica la idea de redimir la culpa del crimen dando muerte al asesino (véase Nm. 35:19, 21, 24, 27; etc.). En una sociedad civil bien organizada, los tribunales y la policía hacen justicia y castigan a los ofensores, pero en el seno de los semitas de la antigüedad las familias desempeñaban las funciones que luego se le asignaron al Estado. Como parece que el vengador estaba más interesado en la venganza que en la justicia, se hizo provisión para que hubiera "ciudades de refugio": Hebrón, Siquem y Cedes, al oeste del Jordán (Jos. 20:7); Beser, Ramot en Galaad y Golán al este de ese río (Dt. 4:41-43). A ellas podían huir los culpables de asesinato involuntario, y podían permanecer allí hasta tener garantías de un juicio justo. Esas personas no eran pasibles de la pena de muerte, a menos que el crimen hubiera sido intencional (Ex. 21:13; Nm. 35:19, 21, 24, 27). Dios no instituyó la vendetta, esto es, la venganza privada, y trató de reglamentar la costumbre para evitar abusos.
En el Oriente, las ventanas generalmente tenían la forma de un rectángulo abierto en las paredes de un edificio (Gn. 26:8; 1 R. 6:4, heb. jallôn; Jer. 22:14). Se podían cerrar mediante algo parecido a persianas, para evitar la mirada indiscreta de los vecinos o para protegerse del frío del invierno (Gn. 8:6; 2 R. 13:17; Dn. 6:10), o por medio de celosías enrejadas (Jue. 5:28; 2 R. 1:2, heb. Ñebâkâh; Pr. 7:6; Cnt. 2:9). Por lo general las ventanas de la planta baja de los edificios estaban ubicadas bien alto y, en tiempos bíblicos, como en la actualidad, quizá protegidas por rejas. En las casas más complicadas de la gente de clase social alta, se abrían hacia un patio central.
Véase Estación.
Designación para Cristo, que lo presenta como la expresión encarnada del carácter, la mente y la voluntad de Dios (empleada con este significado sólo por Juan; Jn. 1:1, 14; Ap. 19:13). Jesucristo era el pensamiento de Dios hecho visible, audible e inteligible para los seres humanos, en particular con respecto a su bondadoso propósito de que todos los hombres encuentren la salvación (1 Ti. 2:4). En la LXX, lógos se usa generalmente para referirse tanto a la palabra creadora (Sal. 33:6; cf Gn. 1:3, 6, 9; etc.) como a la que Dios emplea para comunicar sus planes y su voluntad (Jer. 1:4; Ez. 1:3; Am. 3:1; etc.). Sin duda, estos usos de lógos en el AT estaban presentes en la mente de Juan cuando escribió su Evangelio y sus epístolas. La creación es una expresión de la voluntad y del propósito de Dios; y la revelación, tal como se encuentra en las escrituras del AT, es una expresión más exacta y significativa aún de esa voluntad y ese propósito. Después (Jn. 1:14) Dios envió a Cristo al mundo como la revelación suprema de sí mismo ante la especie humana, y por lo mismo más perfecta todavía.
Según los clásicos griegos: "no ocultación" (a-l'thes) o "lo visto (expresado, indicado) como realmente es". Según el NT: "lo que tiene certidumbre (certeza, fuerza)" o "aquello en que se puede confiar".
Aletheia se refiere a la "verdad" en cuanto al amor de Dios el Padre por los pecadores tal como se reveló en el plan de salvación y en el Salvador encamado. Por tanto, aletheia se corresponde con el heb. zemeth cuando éste tiene el significado de "fidelidad", "confiabilidad". Términos relacionados con aletheia son al'thes (que cuando se refiere a personas significa "genuino [verdadero]", "honrado", "sin maldad"; en el NT se aplica a Jesús y a Dios pero no a los seres humanos. excepto 2 Co. 6:8), al'thinós ("real", "auténtico", "verdadero", "digno de confianza") y al'thos ("en verdad [verdaderamente]", "ciertamente", "en realidad").
zEmeth, en la mayoría de los casos no se refiere a la verdad doctrinal, es decir, a un conjunto de creencias. Más bien se refiere al principio de la "fidelidad". Cuando se aplica a Dios quiere decir que él es leal consigo mismo, que actúa en armonía con sus propios atributos divinos (el vocablo deriva del verbo heb. zâman, "ser seguro", "ser firme"). Un vocablo íntimamente relacionado con zemeth es zemunah ("firmeza", "fidelidad"), que muchas veces es traducido como "verdad", pues sólo lo que es verdad puede ser digno de una confianza plena y firme.
La Biblia es clara en cuanto al tema de la verdad; no se tolera otra cosa. Dios es el "Dios de verdad" (Is. 65:16; Sal. 31:5; Dt. 32:4), el Hijo es verdad (Jn. 14:6) y el Espíritu es verdad (1 Jn. 5:6). La Palabra es verdad (Jn. 17:17) y la ley es verdad (Sal. 119:142). Todas las obras de Dios son verdad (Dn. 4:37), sus consejos son verdad (ls. 25:1) y sus juicios son verdad (Ro. 2:2). Jerusalén es la ciudad de verdad (Zac. 8:3) y la iglesia es columna y valuarte de la verdad (1 Ti. 3:15). Los seres humanos deben llegar al conocimiento 1192 de la verdad (2:4) y los que no la creen serán condenados (2 Ts. 2:12). Dios no sólo desea una conformidad exterior con la verdad; desea que haya verdad "en lo íntimo", en el corazón (Sal. 51:6; 15:2).
Pero es evidente que las Escrituras están más interesadas en la demostración viviente de la verdad que en una presentación sistemática y teórica de la verdad. Por tanto, dice que el hijo de Dios debe ser motivado por una pasión por la verdad; es un representante del Dios de verdad. En primer lugar, debe amar la verdad, porque ella le da libertad (Jn. 8:32).
Habiendo llegado al conocimiento de la verdad (1 Ti. 2:4), por medio de la obediencia a la verdad (1 P. 1:22), debe ser santificado por la verdad (Jn. 17:19). El Espíritu lo guiará a toda verdad (16:13) y, como lo hiciera Cristo, también él dará testimonio de la verdad (18:37). Su testimonio por la verdad será presentado en amor (Ef. 4:15), y el amor será el amor de la verdad (2 Ts. 2:10). La persona que esté llena del amor a la verdad será veraz en todo cuanto haga. Odiará y evitará toda clase de simulación e hipocresía; sus motivos nunca serán dudosos. Su "sí" será "sí", y su "no" será "no" (Stg. 5:12). No se enorgullecerá de su franqueza, ni herirá innecesariamente a otros, pero con humildad corregirá a "los que se oponen" (2 Ti. 2:25). Será considerada como una persona en cuya palabra se puede confiar.
Si bien existen diversas especulaciones filosóficas acerca de la naturaleza de la verdad, en las Sagradas Escrituras se la concibe estrechamente vinculada con la salvación del ser humano (Ef. 1:13). Según este último concepto, "verdad" es mucho más que una simple colección de afirmaciones que, como es obvio, no pueden tener en sí mismas la salvación. Finalmente, la verdad debe llevarnos a quien es "el camino, y la verdad, y la vida" (Jn. 14:6), porque todo impulso noble que surge en el alma, ya sea de cristianos o de no creyentes, deriva de esa Fuente. Para que haya una verdadera recepción de la verdad, es necesaria la influencia del Espíritu Santo (1 Co. 2:12-15). La palabra escrita o hablada, como la semilla que cae en tierra poco fértil, no tiene poder para cambiar la vida a menos que esté acompañada de la Palabra viviente, "la Verdad", e "inspirada" por el Espíritu.
Aunque el significado del término hebreo es incierto, por lo general se considera que se refiere a la verdolaga, una planta comestible del desierto de Judea (Job 6:6; "clara de huevo", RVR). Es muy dependiente de las lluvias, pero suele aparecer en períodos de sequía. Crece hasta unos 45cm, tiene hojas tubulares y flores verdosas. Dado que el vocablo original se prestaría para diferentes plantas, algunos prefieren traducirla como malva.*
Palabra que aparece una vez en el AT (Ez. 9:1) y es traducción del heb. pequddôth, que se puede verter "verdugos", pero también significa "castigadores", "disciplinadores (correctores)", "visitadores (comisionados por alguien para castigar)". En el NT (Mt. 18:34; única vez) es traducción del gr. basanistes, y tiene las mismas significaciones que el vocablo hebreo.
La palabra se usó para el deudor que, bajo la custodia de los "correctores", debía pagar su deuda si no quería perder la vida.
En Mr. 6:27 (NBE) se emplea el término gr. spekoulátÇr, "espía", "explorador", "mensajero correo", "enlace"; pero algunos eruditos consideran que también puede significar "verdugo".
Las verrugas de personas o animales, que son pequeños crecimientos anormales de la piel, en el ser humano se manifestaban mayormente en las manos y el rostro. La palabra original correspondiente aparece en Lv. 22:22 (heb. yabbeleth). Los animales con verrugas no podían ser ofrecidos como sacrificios para el Señor.
Traducciones de los textos hebreo y arameo del AT y griego del NT, en su totalidad o en parte, en idiomas antiguos o modernos. Los eruditos usan los manuscritos, de las antiguas versiones de la Biblia, como una de las fuentes que les permiten reconstruir el texto original tanto del AT como del NT. Se han preservado 4 versiones antiguas del AT hebreo: La LXX Griega, la Peshita Siríaca, Los Tárgumes (glosas) Arameos y la Vulgata Latina. Estas versiones, junto con los manuscritos hebreos y el Pentateuco Samaritano, constituyen las principales fuentes de estudio de los textos del AT. Otras versiones, como la Latina Antigua, la Cóptica (o Copta), la Etiópica, la Gótica, la Armenia, la Arábiga, la Georgiana y la Eslavónica, son traducciones de la LXX. Para el NT, las versiones antiguas más importantes son la Latina, la Siríaca y la Cóptica.
Sin embargo, el testimonio de las versiones Armenia, Georgiana, Etiópica y Gótica es de gran valor para el estudio de los textos del NT.
En este artículo sólo se mencionarán las versiones más importantes bajo cada apartado. Para tener una idea de la relación entre los originales y las versiones, véase el cuadro sinóptico del CBA 5: entre las pp 128 y 129.
Versiones antiguas del AT. 1193
En rigor de verdad, el Pentateuco Samaritano no es una traducción o versión sino un texto hebreo independiente, escrito en una versión modificada del alfabeto semítico antiguo y transmitido independientemente desde los días cuando se produjo el sisma samaritano. Por tanto, es un intento de corrección de los errores y las distorsiones que se habrían introducido en el texto hebreo del Pentateuco a través de sus numerosísimas copias, antes que llegara la era de la imprenta. Su valor, sin embargo, disminuye bastante por causa de la oscuridad que rodea la historia de su texto, y por lo tardío de la fecha de sus manuscritos, ninguno de los cuales va más allá del s X d.C. El Pentateuco Samaritano difiere del texto hebreo masorético en unos 6.000 casos, pero la mayoría de estas diferencias son insignificantes, pues muchas de ellas son sólo ortográficas y gramaticales. Algunas de las importantes, que reflejan los ideales samaritanos referentes a la religión y la liturgia, sin duda fueron introducidas para darle realce a sus opiniones. En unos 1.900 casos el texto samaritano está de acuerdo con la LXX (donde ésta difiere del texto masorético hebreo); en esos casos su testimonio se considera importante.
La más importante y la más vieja de las versiones antiguas del AT es la Septuaginta (se abrevia LXX). Con excepción de los Rollos* del Mar Muerto, que marcaron época, los más antiguos manuscritos del AT son copias de esta traducción al griego. Por tanto, la LXX tiene gran importancia tanto desde el punto de vista del texto como de la historia. La apócrifa Carta de Aristeas presenta un informe de la traducción del Pentateuco que en la actualidad está muy desacreditado. Según este escrito, la versión habría sido hecha por 70 (o más exactamente 72) eruditos judíos en Alejandría, bajo la dirección del bibliotecario Demetrio Falereo; de allí el nombre de "Versión de los Setenta" o Septuaginta. En realidad, fue obra de muchas personas -lo que resulta evidente por la diversidad de estilos y métodos que se ven en ella- y no se terminó hasta c 150 a.C. De acuerdo con la Carta de Aristeas, la traducción se hizo porque se consideraba que la Escritura era digna de ocupar un lugar en la biblioteca real. Los eruditos modernos creen que este interés cultural es una razón insuficiente para la producción de esta versión, y que el verdadero motivo era satisfacer las necesidades religiosas de los judíos de lengua griega que vivían en Alejandría. Tal vez un incentivo adicional para su producción haya sido el deseo de esos judíos de demostrar la superioridad de su religión, y un modo de acercarse al mundo helénico.
Esta versión es de alto valor, tanto desde el punto de vista textual como del histórico. Puesto que se la produjo antes de la Era Cristiana, es de gran ayuda para la recuperación del texto hebreo anterior a los masoretas. La LXX preparó el camino para la obra misionera de los cristianos, y fue su primera Biblia. Era el AT de Pablo y de la iglesia primitiva, y muchas de las citas del AT que aparecen en el NT provienen de ella. Le dio forma al vocabulario religioso del NT y fue la base de otras importantes traducciones. Los eruditos expertos en lenguas semíticas han descubierto en ella una herramienta útil para el estudio de la morfología y la gramática hebreas.
Los 2 manuscritos más conocidos de la LXX son Biblias griegas que provienen de la mitad del s IV d.C.: el Códice Vaticano (B) y el Códice Sinaítico (N). De la 1ª parte del s V nos viene el Códice Alejandrino (A); también del s V es el Códice Efraemi (C), que es un palimpsesto (copia hecha sobre pergaminos, cuyo texto anterior ha sido borrado por raspadura). Existen unos 30 manuscritos unciales (escritos sólo con letras mayúsculas) que contienen el texto de la LXX, algunos de los cuales son más bien fragmentarios; más de 1.500 manuscritos en minúscula, que por lo general son posteriores a los unciales; y unos 30 leccionarios.
Anteriores a éstos son los papiros. Los papiros bíblicos llamados Chester Beatty incluyen partes de 8 manuscritos distintos de la LXX, cuyas fechas varían desde el s II hasta el s IV d.C., en los que están representados 8 libros del AT (Gn., Nm., Dt., Is., Jer., Ez., Dn. y Est.). También hay en existencia 21 hojas de Ez. de los papiros de John H. Scheide (de la mitad del s III d.C.), y 33 hojas mutiladas del Códice Freer de los Profetas Menores (de la última parte del s III a.C.). Pero anteriores a cualesquiera de éstos son 2 fragmentos del Dt.: el Papiro Fuad 266 (de los ss II o I a.C.), con partes de Dt. 18, 20, 24-27, 31; y el papiro griego 458 de la Biblioteca de John Rylands (del s II a.C.), que contiene porciones de Dt. 23-27 y 28.
Las cavernas de Qumrán nos proporcionaron papiros o fragmentos en cuero de Ex. (7QLXX), Lv. (4QLXX) y Nm. (4QLXX), tal vez del s I a.C. o del s I d.C. Una copia fragmentaria de los Profetas Menores en griego, a la que se le asigna la fecha del s I d.C., surgió a la luz en la cueva del Wâd§ Murabba{at en 1952.
Después que la LXX se convirtió en la Biblia 1194 de la iglesia cristiana primitiva, con el tiempo los judíos la repudiaron. En sus discusiones teológicas los cristianos a veces usaban la LXX en ciertas formas que los judíos consideraban no válidas. Además, el texto de la LXX a veces difería del texto hebreo. Después de la destrucción de Jerusalén se desarrolló entre los eruditos judíos un tipo de exégesis llamada atomista o atomística: consistía en considerar las Escrituras como la manifestación escrita de la voluntad de Dios en todas sus partes, en cada palabra y hasta en cada letra. La LXX, que no concordaba totalmente con el texto hebreo aceptado recibió un repudio total y se la calificó obra de Satanás. En el s II d.C. se hicieron diversas traducciones del hebreo al griego con la intención de satisfacer la necesidad de traducir fielmente el texto hebreo de manera que resultara aceptable para la comunidad judía de habla griega.
1. Aquila. La 1ª de éstas la hizo probablemente Aquila, un prosélito del judaísmo de Sinope (en el Ponto) en algún momento entre el 130 y el 150 d.C., y quien, según Jerónimo, habría sido discípulo de Rabí Akiba entre el 95 y el 135 d.C. En su traducción fue literalista hasta llegar al servilismo, y además pedante. En esto estaba en plena armonía con la posición de Akiba y de su escuela. Aplicó el principio de la literalidad en la traducción hasta llegar al absurdo y a lo ininteligible. Trató de traducir cada palabra y cada partícula fiel y consecuentemente.
2. Teodocio. La traducción de Teodocio, a quien algunos presentan como prosélito judío y otros como cristiano ebionita, se hizo entre el 180 y el 192 d.C. Su estilo y sus características eran muy similares a los de la LXX, y se hizo muy popular entre los cristianos. Muchos eruditos la consideran sólo una revisión de la LXX para ponerla en armonía con el texto hebreo aceptado. Su versión de Dn. se incorporó en las siguientes ediciones de la LXX en lugar de la versión original. El resultado de esto fue que la verdadera traducción de Dn. de la LXX se conocía sólo por medio de un manuscrito griego tardío y una versión siríaca, hasta que se descubrieron porciones de él entre los papiros de Chester Beatty.
3. Símaco. Esta traducción, producida entre el 170 y el 200 d.C., tenía como propósito no sólo ser exacta, sino también estar escrita en un griego bueno y literario. De acuerdo con casi todas las autoridades de la antigüedad, Símaco era ebionita; pero Epifanio dice que era un samaritano convertido al judaísmo.
4. Hexapla y Recensiones de la LXX. En la 1ª mitad del s III d.C., Orígenes recurrió a Aquila, Símaco y Teodocio en su esfuerzo por salvar la LXX, y para ello intentó lograr que concordaran con los textos hebreos existentes en sus días. Por el 245 d.C., él y sus asociados, mientras trabajaban en Cesarea (Palestina), completaron una versión séxtuple del AT que se conoce con el nombre de Hexapla. Fue una tarea estupenda, que requirió trabajo diligente por espacio de 1/4 de siglo. En columnas paralelas Orígenes presenta: a. El texto hebreo. b. Una transliteración del hebreo en caracteres griegos. c. La versión de Aquila. d. La versión de Símaco. e. La LXX en su texto revisado. f. La versión de Teodocio. Cuando el texto de la LXX discrepaba con el texto hebreo, se los armonizaba mediante el uso de otras versiones griegas y de signos diacríticos (diéresis y tildes).
Si bien es cierto que este trabajo se hizo de buena fe, con el deseo de poner coto a las distorsiones provocadas por la multitud de copias existentes, el resultado final aumentó la confusión con respecto al texto de la LXX. El tamaño colosal de esta versión en 6 idiomas es un obstáculo insalvable para su reproducción total. A comienzos del s IV, Eusebio de Cesarea y su amigo Pánfilo copiaron e hicieron circular la 5ª columna (el texto revisado de la LXX) de la Hexapla separada del resto, con las notas críticas escritas por Orígenes. Puesto que esas notas críticas carecían de significado separadas del resto de la Hexapla, la tendencia natural que se manifestó con el correr del tiempo, cuando hubo necesidad de hacer nuevas copias, consistió en escribir el texto sin esos símbolos críticos. El resultado de ello ha sido desastroso para la crítica del texto de la LXX, porque sin esas notas las añadiduras introducidas por Orígenes parecen genuinas y dan la impresión de que forman parte del texto original. El problema de conseguir un texto anterior a la Hexapla ha constituido una fuente de gran perplejidad para los eruditos estudiosos del texto de esa versión.
Se sabe de otras 2 recensiones de la LXX hechas en el s IV: la de Esiquio, usada en Alejandría y en el resto de Egipto; y la de Luciano de Samosata, que se empleó en todo el Asia Menor, desde Antioquía hasta Constantinopla. Poco se sabe de Esiquio, y la identificación del texto de su revisión sigue envuelta en la incertidumbre. Luciano revisó cuidadosamente la LXX con la ayuda de manuscritos, tanto hebreos como de la LXX, que contenían frecuentemente un ordenamiento del texto superior a la que poseía. Esas frases y formas de redacción dieron gran importancia a la recensión de Luciano para la crítica del texto 1195 de la LXX. Pero muchas de las alteraciones introducidas por él en esa versión no tienen nada que ver con una manera diferente de redactar las frases hebrea; son sólo cambios gramaticales y de estilo referentes a la fonna literaria, hechas como consecuencia de la reacción aticista (purista).
En el judaísmo posterior al exilio, el arameo* reemplazó al hebreo como lengua vernácula, y surgió entonces la necesidad de acompañar la lectura del texto hebreo con su correspondiente traducción al arameo. Esas traducciones, que al principio eran sólo orales, recibieron el nombre de "tárgumes", y al traductor se lo llamó turgueman o meturgueman. Los tárgumes eran una combinación de traducciones propiamente dichas con paráfrasis y material explicativo. Con el correr del tiempo más o menos se normalizaron y ya se encontraban algunos de ellos por escrito antes de la Era Cristiana, como lo manifiestan algunas copias que se hallaron entre los Rollos del Mar Muerto. Se conocen 3 tárgumes del Pentateuco: 1. Tárgum de Onkelos o Babilónico, que en su mayor parte es estrictamente literal y se reduce a una traducción lisa y llana. 2. Tárgum de Jerusalén I (o del Pseudo Jonatán), que se caracteriza por contener muchas paráfrasis y frases midrásicas (propias de los midrashim). 3. Antiguo Tárgum de Palestina, que también se conoce como Tárgum Fragmentario o de Jerusalén II. En 1949 el Prof. y Dr. Diez Macho descubrió en la Biblioteca del Vaticano una copia completa de este tárgum bajo el nombre de Códice Neófiti I. El tárgum oficial de los Profetas se atribuye a Jonatán ben Uziel (s I d.C.), un discípulo de Hillel; sus paráfrasis son más libres que las de Onkelos. Los tárgumes de la Hagiógrafa son comparativamente posteriores; abarcan los libros de esa sección de la Biblia, excepto Esd., Neh. y Dn. El valor de los tárgumes es ampliamente reconocida, pues se califica su importancia con respecto a la cantidad de explicaciones y alteraciones que le añade; además, contienen un rico tesoro en pensamiento religioso y exégesis judíos. Sin embargo, cuando se la usa desde el punto de vista de la crítica textual del AT-NT, su testimonio es de mucho valor. El Tárgum de Palestina, en especial, está considerado como fuente para la recuperación de la lengua aramea que hablaba Jesús.
El sirio, llamado a menudo arameo oriental, era el idioma de los cristianos de Siria y Mesopotamia. Existen varias traducciones del NT en sirio, pero sólo 2 del AT.
1. Peshitta, es decir, (traducción) "sencilla". Esta versión tuvo una historia literaria tan compleja, que su origen ha sido objeto de debate por mucho tiempo. Hasta donde es posible remontarse, es una versión cristiana, puesto que contiene el NT además del AT, y las copias que existen son de origen cristiano. Sin embargo, el AT manifiesta una influencia judía tan acentuada que muchos eruditos sostienen que es de ese origen, a lo menos parcialmente, aunque algunos explican este hecho adjudicándole un origen judeo-cristiano. Habría sido producida en Edesa, aunque Kahle sostiene que provino de la región de Adiabena, al este del Tigris, donde el rey Isates y su madre Helena llegaron a ser prosélitos judíos en el s I d.C.
Hay algunos pasajes del AT que son poco más que transliteraciones en escritura siria de los tárgumes escritos en arameo occidental. Si bien es cierto que el texto concuerda en general con el texto hebreo masorético, al parecer fue revisado teniendo en cuenta la LXX. Originalmente la versión siria carecía de Cr., Esd., Neh., y Est., como también de los apócrifos; en fecha posterior se le añadieron estos libros. El más valioso de los manuscritos sirios es el Códice Ambrosiano, de c s VI d.C., que actualmente se encuentra en Milán. Un manuscrito de Gn., Ex., Nm., y Dt., del monasterio de Santa María Deipara ("que dio a luz a Dios, o madre de Dios") en Egipto, lleva una fecha que corresponde con el 464 d.C., por lo que es la copia más antigua de la Biblia, en cualquier idioma, con fecha definida.
2. Versión siria de la Hexapla. Traducción al sitio de la 5ª columna de la Hexapla de Orígenes. La hizo el obispo Pablo de Tella entre el 616 y el 617 d.C. Puesto que la traducción es muy literal y contiene las marcas críticas de Orígenes, es la principal fuente de información para la reconstrucción del texto revisado de la LXX que se encuentra en la Hexapla.
1. Vetus Latina (Latina Antigua). La traducción de la Biblia al latín quizá se produjo en el norte de Africa c 150 d.C.; incluso, es posible que los cristianos de esa región adoptaran una traducción del AT al latín, producida por judíos que hablaban ese idioma. Tertuliano (c 160-c 230 d.C.) conoció esta Biblia, a lo menos en parte, y Cipriano (c 200-258), obispo de Cartago, citó con frecuencia diversos pasajes de los 2 testamentos provenientes de esta Biblia. Sólo nos han llegado algunos fragmentos de esta versión latina del AT. Unos cuantos libros apócrifos provenientes de esta versión fueron incorporados 1196 después en la Vulgata, sin revisión alguna. En cuanto al resto de la Biblia, los eruditos pudieron reunir fragmentos de manuscritos que abarcan una considerable porción del AT. Estos fragmentos, junto con las citas que encontrarnos en los escritos de los primitivos padres latinos, son las fuentes de información para la reconstrucción del antiguo texto latino del AT. Los eruditos distinguen 2 clases de estos textos: el africano y el europeo. La versión Latina Antigua se hizo sobre la base del griego de la LXX, y su principal valor en la actualidad consiste en que sirve de ayuda para la recuperación del texto de la LXX tal como era antes que Orígenes lo revisara.
2. Vulgata. Esta versión latina, que es el texto oficial de la Iglesia Católica, la produjo Jerónimo (c 347-420 d.C.) como respuesta a la solicitud del papa Dámaso (382 d.C.) para que revisara la Latina Antigua. Hizo 3 revisiones de los salmos. La de ellas, basada en la LXX, se conoce como Salterio Romano (384 d.C.), porque Dámaso la adoptó oficialmente para que se la usara en las iglesias de Roma e Italia. Sigue en uso oficial en la basílica de San Pedro (en Roma) y en Milán. Le siguió una 2ª revisión, más minuciosa (c 387), que se basó en la Hexapla. Esta, que fue adoptada lo en Galia (Francia), se conoció como Salterio Galicano y todavía forma parte de la Vulgata. La 3ª versión, que se conoce como Salterio Hebreo, porque fue una nueva traducción hecha a partir del hebreo original, nunca se usó ni popularizó, aunque se encuentra en algunos manuscritos de la Vulgata, mayormente en columnas paralelas con la Galicana. Jerónimo dedicó después varios años a producir una nueva traducción del resto de los libros del AT directamente del hebreo. Esta versión, conocida como la Vulgata, o versión "vulgar, común", llegó a ser la Biblia de la cristiandad europea de Occidente por espacio de 1.000 años, sigue siendo la oficial de la Iglesia Católica Romana (reconocida así por el Concilio de Trento, celebrado en el 1546 d.C.) y constituyó la base de las primeras traducciones de las Escrituras al español. Cuando se trata del estudio del texto del AT su valor es proporcional a la exactitud o falta de ella en la traducción, y a lo tardío de su fecha de producción, puesto que ocurrió después que el texto hebreo fuera sustancialmente normalizado, tal como lo conocemos hoy.
Hoy existen en Europa unos 8.000 manuscritos de la Vulgata. Tal vez el más apreciado de todos sea el Códice Amiantino, copiado en Inglaterra a comienzos del s VIII d.C. y llevado como regalo al papa; en la actualidad se encuentra en Florencia. La 1ª edición impresa de la Vulgata fue la de Gutenberg (fig 87: facsímil de la 1ª página del Gn. de la copia que se encuentra en la Biblioteca del Congreso, en Washington, Estados Unidos).
La Biblia oficial de la Iglesia Católica es una revisión de la Biblia Sixtina del papa Sixto V, que se conoce como la Biblia Clementina, porque fue revisada y puesta en circulación durante el reinado eclesiástico de Clemente VIII. Pero más recientemente, algunos eruditos de la orden de los benedictinos prepararon una nueva edición crítica: la Nova Vulgata, editada en 1979 por la Librería Editrice Vaticana.
1. Cóptica. El copto, idioma de Egipto en el período cristiano primitivo, está constituido por varios dialectos. El más importante de todos, en lo que a versiones de la Biblia se refiere, es el sahídico (palabra derivada del nombre que los árabes le dan al Alto Egipto, es-Sa{îd) y el bohaírico (del que estos le dan al Bajo Egipto y a la costa, Bo1eireh). La traducción sahídica quizá se produjo c s III d.C., y era de uso común en el Alto Egipto (la zona sur de ese país). La fecha de la versión bohaírica se puede ubicar entre los ss III y V d.C.; tal vez sea del IV. Era de uso común en el Bajo Egipto (el territorio del norte). Esta llegó a ser la Biblia oficial de la Iglesia Copta. En ambas versiones el AT fue traducido a partir de la LXX.
2. Etiópica. Esta versión, fechada indistintamente entre los ss V y VII d.C., se hizo sobre la base del griego. Los manuscritos más antiguos que existen actualmente provienen del s XIII.
3. Gótica. Es la 1ª muestra de literatura escrita en la lengua de los godos. La hizo Ulfilas sobre la base de la recensión de la LXX de Luciano, más o menos a mediados del s IV d.C. En la actualidad sólo existen algunos fragmentos del AT.
4. Armenia. Es una traducción de la LXX hecha alrededor del 400 d.C. para los cristianos de la región oriental del Asia Menor, después de la invención del alfabeto armenio. Manifiesta una definida influencia de la versión siria denominada Peshitta.
5. Georgiana. Una traducción de los ss V o VI d.C., quizás a partir del griego de la LXX, que manifiesta algunas afinidades con la versión siria. La Biblia entera se halla preservada en esta versión en un manuscrito de 2 tomos en el monasterio ibérico del monte Atos.
6. Eslavónica. Una versión del s IX d.C. que se atribuye a 2 hermanos: Cirilo y Metodio. Algunos de los libros fueron 1197 traducidos del griego, otros del hebreo y también de la Vulgata.
7. Arábiga. Pentateuco y el libro de Josué fueron traducidos por Saadia de Gaón (892-942 d.C.) sobre la base del hebreo. El resto de los libros del AT, al parecer, fue traducido de la Peshitta y la LXX.
1. Latina Antigua. Apareció en la última mitad del s II d.C., quizás en el Norte de Africa, donde existía una iglesia floreciente que tenía su centro en Cartago. Puesto que la separan sólo 2 ó 3 generaciones de los autores verdaderos de los libros del NT, es un testimonio muy importante de su texto primitivo y uno de los testigos descollantes del tipo de texto occidental.
En la actualidad todavía existen unos 50 fragmentos del NT en latín antiguo. Aunque no contienen todo el NT, esos manuscritos, junto con las citas en los escritos de los Padres de la Iglesia, abarcan casi todo el NT. Sobre la base de estas citas patrísticas los manuscritos se dividen en 3 tipos: el africano, usado por Cipriano; el europeo, que se encuentra en traducciones al latín (del s II) de las obras de Ireneo; y el italiano, que aparece en los escritos de Agustín. Sin embargo, muchos eruditos ponen en tela de juicio la existencia del italiano. Una cantidad de los manuscritos en latín antiguo se remontan a los ss IV y V, y son muy importantes.
2. Vulgata. El NT de la Vulgata es una revisión más o menos conservadora de la versión Latina Antigua, cotejada con algunos antiguos manuscritos griegos. Jerónimo completó la revisión de los Evangelios en el 384 d.C., y el resto en los años siguientes. Sin embargo, no existe seguridad de que haya hecho solo todo ese trabajo. La nueva versión no fue recibida con mucho entusiasmo, pero se la fue aceptando gradualmente; sólo en el s VII la Vulgata alcanzó pleno consenso. En el ínterin, la versión Latina Antigua y la Vulgata sufrieron una interpenetración que aumenta la complejidad de su historia literaria. Durante la Edad Media se hicieron varios intentos para preservar el verdadero texto de la Vulgata: por Casiodoro (6 c 583 d.C.); por Alcuino, durante el reinado de Carlomagno (s VIII); y por Teodolfo (s IX).
1. Diatessaron. La traducción del NT al sitio apareció como fusionando los 4 Evangelios en una narración continua de la vida y las enseñanzas de Jesús. Taciano, un oriental talentoso y de poderosa personalidad, produjo esta versión c 170 d.C.; había estudiado a los pies de Justino Mártir, en Roma. Con el tiempo, el Evangelio de los separados desplazó por completo su obra (véase más abajo), al punto que sobrevivió sólo en traducciones, como por ejemplo en 2 manuscritos árabes (uno de los cuales está en la Biblioteca del Vaticano), un comentario armenio acerca de él escrito por Efrem, y un fragmento de 14 líneas en griego descubierto en Dura Europos en 1933.
2. Antiguos Evangelios en siríaco. Aunque pudo haber habido versiones en sitio antiguo de todos o casi todos los libros del NT, sólo los Evangelios han sobrevivido. Esta versión, llamada el Evangelio de los separados (los 4 Evangelios separados), quizá se produjo c 200 d.C. Existe en la actualidad en 2 formas: a. La "Curetoniana", que consiste en unas 80 hojas de manuscritos del s V d.C., procedentes del monasterio de Santa María Deipara, del desierto Nitriano de Egipto, y revisadas por el Dr. William Cureton en 1842. b. La "Sinaítica", que es un palimpsesto medio siglo más antiguo que el curetoniano, descubierto en el monasterio de Santa Catalina (en el monte Sinaí) por la Sra. A. S. Lewis y su hermana, la Sra. A. D. Gibson, en 1892. Estos manuscritos son 2 testimonios muy importantes del texto primitivo de los Evangelios.
3. Peshitta. El NT de la Peshitta (la versión "simple" o "común") generalmente se le atribuye al obispo Babbula, de Edesa (411-435 d.C.), quien revisó las diferentes copias divergentes de la versión en sirio antiguo, de acuerdo con el texto griego bizantino corriente en sus días. Esta versión, que se usó en la iglesia siria a partir del s V, está representada por unos 250 manuscritos, algunos de los cuales proceden de los ss V y VI d.C. Les faltan 2 P., 2 y 3 Jn., Jud. y Ap.
4. Filoxeniana y Heracleana. Filoxenio, obispo de Mabug, revisó la Peshitta en el 508 d.C., y la suya, a su vez, fue vuelta a revisar por Tomás de Heraclea en el 616 sobre la base de manuscritos griegos procedentes de Alejandría. Mientras la versión flloxeniana es libre y con abundancia de expresiones idiomáticas, la heracleana es sumamente literal.
5. Siríaca palestinense. Existe una versión siria que se conoce sólo en forma fragmentaria, mayormente gracias a ciertos leccionarios, cuyo idioma está íntimamente relacionado con el arameo occidental o judío, el idioma que, según se cree, habló Jesús. Quizá se hizo en Antioquía en el s VI d.C., o tal vez antes.
De unas 5 versiones coptas que se conocen, las más importantes son la sahídica y la bohaírica.
1. Sahídica. Esta versión es la más antigua y se usaba en el Alto Egipto (en el sur). Antiguamente 1198 se la conocía como tebaica, en alusión a la ciudad de Tebas. Sólo existen fragmentos de ella, pero en suficiente cantidad como para reproducir la mayor parte del NT. Los manuscritos más antiguos de esta versión provienen del s IV d.C.
2. Bohaírica. Esta versión era común en el Bajo Egipto (en el norte), y con el tiempo reemplazó a los otros dialectos que se hablaban allí. Es el copto que se usa hasta el día de hoy en los servicios religiosos, y todo el NT existe en esta versión. Tanto la sahídica como la bohaírica del NT contienen principalmente un tipo de texto alejandrino, tal como el que se encuentra en el Códice Vaticano.
1. NT armenio. Esta versión, producida en la 1ª parte del s V d.C., es notable por su fidelidad al texto original y por su belleza literaria. Los eruditos todavía no se han puesto de acuerdo en si se hizo sobre la base del siríaco o del griego, y las antiguas tradiciones armenias también están divididas al respecto. Estudios recientes han convencido a algunos eruditos de que, en lo que concierne a los Evangelios a lo menos, hubo una traducción al armenio anterior a la conocida, y que esa versión se basó en los Evangelios en sirio antiguo. La armenia del NT se considera como un testimonio importante del tipo de texto de Cesarea. El manuscrito más antiguo proviene del 887 d.C. Algunos de los manuscritos mejor iluminados o ilustrados son los armenios.
2. NT georgiano. Esta versión está íntimamente relacionada con la armenia y, en efecto, se la ha considerado una traducción de ella. Si tal fuera el caso, sin embargo, la armenia de la cual procedería no existiría actualmente. La georgiana es otro importante ejemplo del tipo de texto de Cesarea.
3. NT etiópico. Esta quizá se produjo c 600 d.C. La versión corriente del texto se basó en el griego, pero algunos eruditos han descubierto vestigios de una traducción anterior, que se supone se basaba en el sirio antiguo.
Los manuscritos de esta versión son tardíos, y los más antiguos son del s XIII d.C.; la mayoría son de los ss XVI y XVIII. Los manuscritos más recientes han experimentado la influencia de alguna traducción árabe.
4. NT gótico. Esta versión se hizo directamente sobre la base del texto griego, del tipo bizantino. c 350 d.C. El traductor fue Ulfilas. Puesto que es casi literal, es valiosa para la recuperación del texto griego original. El más famoso de los manuscritos góticos de los Evangelios es el códice argentino (de plata), de los ss V o VI d.C., hecho en vitela púrpura de Bohemia; actualmente se encuentra en Upsala, Suecia.
1. Versiones medievales. La mayoría de los eruditos está de acuerdo en que existían versiones parciales de la Biblia, en español antiguo, antes del Rey Alfonso X, el Sabio. Se las llama "Biblias prealfonsinas", y la mayoría de sus códices se encuentran hoy en la Biblioteca de El Escorial, en España. Pero la llamada Biblia Alfonsina, incluida en la Historia general del mencionado rey, es la la versión de importancia, aunque recurre con demasiada frecuencia a la paráfrasis y no se atiene en todo al texto de la Vulgata, de la cual pretende ser una traducción. Posteriormente a la Biblia Alfonsina los judíos españoles tradujeron las Escrituras al español para uso de ellos. Entre otras, cabe mencionar la Biblia medieval romanceada judeo-cristiana, de la cual el sacerdote José Llamas publicó en 1950 una edición en Madrid.
a. Biblia de Alba. Fue traducida entre el 1422 y el 1433 por el rabino Moisés Arragel, por encargo del maestre de Calatrava, don Luis de Guzmán, que le pidió no solamente que tradujera el AT sino que además le añadiera un comentario bíblico. El libro que resultó tiene 515 páginas y 290 miniaturas en colores. Los comentarios se encuentran en los márgenes, en letra muy pequeña. Con el tiempo pasó a ser propiedad del duque de Alba, y por eso se la conoce con ese nombre. Los eruditos la tienen en alta estima y la consideran superior a todas las versiones anteriores. Nunca se imprimió; siempre fue manuscrita.
b. Biblia de Ferrara. La 1ª Biblia española que se imprimió. Su nombre se debe a que en esa ciudad de Italia 2 judíos portugueses, Duarte Pinel (Yom Tov Athías) y Jerónimo Vargas (Abrabam Usque), publicaron (en marzo de 1553) 2 versiones de esta Biblia. La 1a, llamada "De los judíos", fue dedicada a doña Gracia Mendes de Nas, una famosa banquera del s XVI; la 2ª; al duque de Ferrara para uso de los cristianos. Esta Biblia es un ejemplo de traducción literal. Conviene aclarar que su español es ladino (sefaradí o sefaradí); o sea, judeo-español.
3. Primera versión evangélica: La "Biblia del Oso". Lleva este nombre porque su 1a edición -hecha en Basilea, Suiza, en 1569- tenía en la tapa la ilustración de un oso erguido sobre sus patas traseras, apoyado en el tronco de un árbol, tratando de comer la miel de un panal que se hallaba en la parte superior 1199 del árbol; se supone que así se quería ilustrar la dulzura del mensaje de la Palabra de Dios. Tiene el mérito de ser la 1ª traducción íntegra de la Biblia al español que se haya impreso y haya circulado. Su traducción fue la obra monumental de un erudito y reformador español, Casiodoro de Reina, que para su trabajo se basó en los textos originales y consultó las versiones latinas, griegas, inglesas y alemanas.
Esta Biblia fue revisada en 1602 por un ilustre reformador español, Cipriano de Valera, quien publicó su trabajo en Amsterdam, Holanda, ese mismo año. Hay quienes creen que éste produjo una nueva versión de la Biblia, pero eso no se ajusta a la realidad; sólo se limitó a revisar y corregir la de su compatriota, y a ubicar los deuterocanónicos al final del AT. Tiene el gran mérito de estar escrita en un lenguaje excelente y de ser muy fiel a los idiomas originales. Es la Biblia del pueblo evangélico de los países de América Latina y de España.
a. De Scío de San Miguel. Es una traducción de la Vulgata Latina, y fue hecha más de 200 años después de la aparición de la Biblia del Oso. Se la imprimió entre 1791 y 1793. Es la obra del eminente prelado y humanista Felipe Scío de San Miguel, que la llevó a cabo por encargo del rey Carlos III de España. Es evidente que para cumplir su tarea no se limitó a consultar la Vulgata, sino que también recurrió a la traducción de Reina y muy especialmente la de Ferrara. Se la considera una versión de segunda mano, puesto que es la traducción de una traducción. Su 1ª edición llevaba el texto latino junto al español, y contenía numerosas notas explicativas que trasuntaban mucha erudición, y que son de gran interés, incluso para los estudiosos actuales. También contenía paráfrasis de los principales libros de la Biblia. Fue sumamente popular durante la 1a parte del s XIX; incluso, las sociedades bíblicas evangélicas la imprimieron, previa eliminación de las notas explicativas. Cayó en desuso durante la 2ª mitad del s XX, y no se la volvió a reimprimir.
b. De Petisco o Torres Amat. La versión de Torres Amat, o de Petisco, llegó a ser la más popular entre los católicos de lengua española, y entre muchos evangélicos, a partir de mediados del siglo pasado, cuando reemplazó a la de Scío de San Miguel. Es, al parecer, la obra del obispo y polígrafo don Félix de Torres Amat, que la habría hecho por encargo del rey Fernando VII de España. Pero algunos eruditos afirman que aquél se limitó a revisar la traducción inédita de un jesuita llamado José Miguel Petisco (1724 -1 800). Por eso, algunos editores la llaman versión de Petisco; otros, de Torres Amat; y un 3º grupo, de Petisco y Torres Amat.
Otros eruditos salen en defensa del obispo y sostienen que sólo consultó la Petisco, pero que no la revisó y, por tanto, su traducción se basaría en la Vulgata. Su versión es menos literal que la de Scío de San Miguel, y en ella abundan las paráfrasis, añadidas con la intención de que el lector entienda mejor el texto bíblico, adiciones que se pueden detectar fácilmente porque aparecen en cursiva. Por esa razón, ha sido muy criticada tanto por católicos como por protestantes. Como toda edición católica, la versión de Torres Amat cuenta con numerosas notas explicativas e interpretativas, cuya lectura le permite deducir al lector estudioso que el traductor tuvo ante sí los textos hebreo y griego y otras versiones modernas, aun cuando trata de mantenerse fiel al texto latino. En 1947 el sacerdote Juan Straubinger, un alemán que a la sazón era profesor de Sagrada Escritura del Seminario Mayor "San José" de La Plata, Buenos Aires, Argentina, revisó íntegramente esta versión, suprimiendo las paráfrasis y las explicaciones en cursiva, con lo que pasó a ser más fiel al texto original latino. Se la puede conseguir en las librerías especializadas, pero suele ser de alto costo. Ha perdido mucho de su popularidad anterior, porque han aparecido otras versiones católicas de primera mano, es decir, traducidas directamente de los textos hebreos, arameos y griegos originales; pero la edición de Straubinger no ha desaparecido de los estantes de las librerías, y todavía se la puede consultar.
a. De Galván Rivera.En fecha muy cercana a la publicación de la Biblia de Torres Amat en España, se publicó en México una versión española. Su traductor fue don Mariano Galván Rivera, y se imprimió en 25 tomos entre 1831 y 1833. Se hizo sobre la base de una traducción muy popular en Francia, llamada La Bible dzAvignon; también se la llamaba La Bible de lzAbbé de Vence, Contenía notas y comentarios, en especial las del teólogo francés Augustin Calmet. Esta versión virtualmente desapareció, aunque los que la conocieron dicen que tenía sus méritos innegables.
b. Versión Moderna de Pratt. En 1893 la Sociedad Bíblica Americana, evangélica, publicó y difundió por la vez la Versión Moderna del Dr. Henry B. Pratt, un norteamericano enamorado de las letras españolas y profundo creyente en la necesidad de difundir las Escrituras en los países que hablan este idioma. Basó su trabajo en los textos originales 1200 -hebreo, arameo y griego-, y cotejó cuidadosamente su traducción con las versiones de Reina, Scío de San Miguel y Torres Amat. Asimismo la comparó con la inglesa denominada King James o del rey Jacobo (KJV), conocida también como Versión Autorizada. Los entendidos no trepidan en señalar las virtudes de esta traducción, que por alguna razón no pudo desplazar el amor que evangélicos y protestantes de lengua española le profesan a la RVR. En 1929 se dejó de imprimir, y en la actualidad es muy difícil de encontrarla.
Hasta 1940 el panorama de las versiones españolas se encontraba dominado por 3 traducciones: 1. La Reina-Valera (RV 1909). 2. La de Torres Amat. 3. La Moderna de Pratt. A partir de 1943, cuando el papa Pío XII proclamó su encíclica Divino afflante Spiritu para animar a los especialistas católicos a que produjeran nuevas versiones católicas de la Biblia -no ya basadas en la Vulgata Latina, sino en las lenguas originales-, se produjo un revuelo inmediato, especialmente en España y la Argentina.
A partir de 1944 comenzaron a aparecer diversas versiones españolas, especialmente católicas. Las siguieron en número las evangélicas y judías, en 2º y 3er, lugar respectivamente, porque la RV de 1909 que a partir de 1960 fue la RVR--, sigue teniendo para los evangélicos y protestantes una autoridad y una preferencia incontestables, y porque las versiones judías están dirigidas a un público más bien reducido. Las nuevas versiones católicas se hicieron sobre la base de las lenguas originales, y aunque la Vulgata sigue siendo la versión oficial de la Iglesia Católica, sólo se la usó como referencia. Conviene destacar que estas nuevas traducciones católicas han tenido excelente aceptación, incluso entre los evangélicos.
a. Nácar Colunga. En 1944, la Biblioteca de Autores Cristianos, de la Editorial Católica de Madrid, publicó la 1ª versión católica directa de la Biblia. La traducción del AT estuvo a cargo del hebraísta de Salamanca, sacerdote Eloíno Nácar, y la del NT se le encomendó al profesor de Sagrada Escritura, también de Salamanca, sacerdote Alberto Colunga. Ha tenido un éxito notable. Hasta 1983 se habían hecho 43 ediciones, y los ejemplares vendidos en todos los países de habla española superaban el millón. Ha sido objeto de varias revisiones, la última de las cuales estuvo a cargo del sacerdote Maximiliano García Cordero. Como toda Biblia católica, está acompañada de numerosas notas explicativas. Los entendidos en general concuerdan en que se trata de una excelente traducción, y destacan su fidelidad a los idiomas originales.
b. Bover-Cantera. Gracias al éxito alcanzado por la versión Nácar-Colunga, la Editorial Católica se animó a imprimir una nueva traducción de la Biblia al español, esta vez a cargo del sacerdote jesuita José María Bover, y de don Francisco Cantera Burgos. Bover, ya fallecido, era un notable helenista y fue el responsable de fijar el texto griego del NT y de su traducción. Don Francisco Cantera Burgos, posiblemente uno de los hebraístas más notables del mundo de habla española, tuvo a su cargo la traducción del AT. Esta versión apareció por 1ª vez en Madrid en 1947. A diferencia de la traducción anterior, es una obra crítica, destinada a los estudiosos de las Escrituras, lo que explica las pocas ediciones que se hicieron de ella. Actualmente está agotada. Cantera contó con la colaboración de Félix Puzo y especialmente de Fernando del Valle. Este último tiene el gran mérito de haber puesto en verso una buena parte del AT, característica única de las versiones modernas en español. Según los críticos, esta versión sigue siendo insuperable.
c. Juan Straubinger. En un párrafo anterior se hizo referencia al sacerdote alemán radicado en Argentina, Juan Straubinger (1883-1959), como el autor de una magnífica revisión de la versión de Torres Amat. Pero en realidad la obra por la cual se lo recuerda es su notable traducción de la Biblia al español a partir de las lenguas originales, hecha entre 1948 y 1951. Además, fue doctor honoris causa de la Universidad de Münster, Alemania; profesor de Sagrada Escritura, como ya se dijo, del Seminario Mayor "San José" de La Plata, Buenos Aires, Argentina; y fundador de la Revista Bíblica. La 1ª edición de esta versión, realizada por la editorial.
Desclée de Brouwer, de Buenos Aires, apareció en torno de 1951 en 4 tomos, en rústica. Más tarde, la Catholic Press, de Chicago, lanzó una nueva edición; por eso se la conoce también como Biblia de Chicago. La Editorial Antabe, de Barcelona, publicó esta versión en 2 tomos, pero por razones desconocidas omitió el nombre del autor de la traducción y añadió equivocadamente que se trataba de una "versión directa de los textos primitivos y de la traducción de la Vulgata Latina al español". Como toda versión católica de las Escrituras, la Biblia de Straubinger también lleva notas. Las que corresponden a los libros proféticos de Dn. y Ap. son notables porque se acercan 1201 muchísimo a la interpretación historicista de esos libros. Ha salido de circulación y cuesta encontrarla.
d. Sagrada Escritura. La Biblioteca de Autores Cristianos de la Editorial Católica de Madrid publicó, entre 1960 y 1974, una versión en 9 tomos de toda la Biblia a cargo de escrituristas de la Compañía de Jesús. Seis tomos corresponden al AT, los otros 3 al NT. Esta es la única versión de la Biblia en español que cuenta con numerosos comentarios eruditos, y con una amplia y completa introducción para cada libro. Su lenguaje no es fácil de entender para el lector común, pero cabe destacar su fidelidad a las lenguas originales.
2. Versiones "pastorales". Son por lo menos 5 versiones producidas y distribuidas por la Iglesia Católica con el fin de difundir las Escrituras entre sus fieles.
a. De Nieto o de Ediciones Paulinas. Un equipo de 15 especialistas preparó en 1961 la traducción de la Biblia al español hecha por un grupo de eruditos. La dirección de este equipo la ejerció el Dr. Evaristo Martín Nieto, de la Casa de la Biblia de Madrid. Las Ediciones Paulinas se encargaron de su impresión y difusión; de allí el nombre de esta versión.
Es una traducción hecha sobre la base de las lenguas originales. El Dr. Nieto ha expresado el deseo de que esta versión de la Biblia se convierta con el tiempo en la nueva Vulgata de los países de habla hispana. Se han hecho ediciones adaptadas al español de Hispanoamérica. En 1988 un equipo de expertos, bajo la dirección de don Juan Antonio Carrera Páramo, la revisó cuidadosamente, con la intención de darle un lenguaje más religioso y menos erudito. Se la puede conseguir con facilidad en las librerías religiosas.
b. Biblia de Ausejo o de Editorial Herder. La Casa Editora Herder de Barcelona, España, publicó en 1976 una nueva traducción de la Biblia realizada por un grupo de especialistas bajo la dirección del monje franciscano Serafín de Ausejo. Un rasgo muy interesante de esta versión es que el equipo de traductores estuvo constituido por católicos y evangélicos, no obstante lo cual no es lo que se podría llamar una traducción ecuménica, porque los evangélicos sólo se comprometieron a título personal, y no trabajaron en nombre de las confesiones religiosas que representaban. Los originales hebreos, arameos y griegos a que recurrieron, a diferencia de lo que sucedió con otras versiones católicas, son los que han sido generalmente aceptados por los evangélicos. Esta Biblia sirvió de base para producir una nueva versión a otro idioma latino: el portugués, tal como se lo habla y se lo escribe en Brasil. Existe una versión abreviada del AT.
c. Biblia Regina. En 1966 la Editorial Regina de Barcelona, España, produjo una versión española de toda la Biblia como resultado de las labores de 4 escrituristas claretianos (Hijos del Corazón de María). Los directores del equipo fueron el sacerdote Pedro Franquesa para el AT, y el sacerdote José María Solé para el NT. Los traductores, al llevar a cabo su tarea, tuvieron presente los círculos de estudio de la Biblia y los cursos bíblicos. Por tanto, se trata de una versión eminentemente pastoral. Su fidelidad a los idiomas originales es sorprendente, en especial en lo que se refiere al AT. Tiene la particularidad de que los nombres propios hebreos aparecen transliterados.
d. Biblia de Jerusalén (BJ). Sin duda alguna, una de las versiones más famosas de la actualidad, no sólo en los círculos católicos, sino también en los evangélicos y protestantes ya que casi no existe librería que no la ofrezca. Es una traducción directa de las lenguas originales, hecha por un grupo de 10 escrituristas de la sección española de la Escuela Bíblica de Jerusalén, bajo la dirección de José Ángel Ubieta. La 1a edición de esta obra estuvo a cargo de la editora Desclée de Brouwer, de Bilbao, España, que la lanzó al público en 1976. Es evidente que los traductores siempre tuvieron muy cerca la igualmente famosa versión francesa conocida como la Bible de Jérusalem. Por eso hay quienes creen que es una versión, no de las lenguas originales, sino del francés. Sus editores se apresuran a negarlo, y afirman que la traducción se reduce a las notas, pero es innegable que el parecido y las afinidades son notables. Ha desplazado en gran medida a la versión Nácar-Colunga. Su español resulta un poco extraño para el lector hispanoamericano.
e. El Libro del Pueblo de Dios (LPD). La Biblia. Dos sacerdotes argentinos, Armando J. Levoratti y Alfredo Trusso, publicaron en 1981 esta versión mediante las Ediciones Paulinas de Buenos Aires. El propósito de este trabajo fue producir una traducción de las Escrituras en el español que hablamos hoy. Se comenzó a imprimir y a difundir parcialmente en la Argentina desde 1964. Sólo cuando la obra estuvo terminada apareció en un tomo. La introducción la define como "una nueva versión argentina de la Biblia". Es una traducción hecha a partir de las lenguas originales, pero los traductores consultaron en su tarea las versiones que se han publicado más recientemente, tanto en español como en otros 1202 idiomas. Como toda Biblia de edición católica, cuenta con notas, pero, a diferencia de otras, éstas son muy breves. El orden de los libros es el de las Biblias hebreas.
a. Biblia de Jerusalén (véase 2.d). b. Cantera-Iglesias. Esta versión, como su nombre lo indica, es de índole científica; es una Biblia para el estudio crítico. Ni sus traductores -Francisco Cantera Burgos para el AT, y Manuel Iglesias González para el NT- ni su impresora original -la Editorial Católica de Madrid- tuvieron la intención de que se difundiera entre el gran público de habla española. Según sus traductores, su texto fue revisado a fondo sobre la base de las Biblias hebreas publicadas recientemente, y se lo cotejó con sumo cuidado con las ediciones críticas más importantes. Colaboraron en la traducción otros escrituristas, como también en la redacción de las numerosas notas de carácter lingüístico que contiene. Hay abundancia de vocablos hebreos transliterados y convenientemente explicados. Cuenta, además, con un extenso prólogo explicativo, seguido de varios estudios de autores israelitas y europeos sobre literatura, arqueología, historia y teología. También ofrece una vasta bibliografía especializada, con cronologías, fuentes y una lista de los términos hebreos más usados. Es una versión indispensable para los estudiosos de las Escrituras.
4. Versiones "populares". Se da esta denominación a algunas versiones españolas de la Biblia, patrocinadas por la Iglesia Católica, escritas en un lenguaje al alcance del lector promedio; es decir, en un idioma que sea popular sin ser vulgar.
a. La Biblia. La Casa de la Biblia, de Madrid, publicó en 1966 una versión popular de la Biblia que se basó en la traducción efectuada por el equipo Hispanoamericano de dicha Casa, bajo la dirección de Evaristo M. Nieto.
La intención de los traductores fue emplear un lenguaje apropiado al gusto y a la cultura del hombre promedio, en un estilo popular, llano y sencillo.
Por ejemplo, el sistema de pesas y medidas que aparece en la Biblia fue transcripto al sistema métrico decimal actual. También se actualizó el sistema de cómputo de tiempo de la Biblia y se lo compatibilizó con el sistema moderno. La Casa Editora Readerzs Digest publicó una edición monumental de ella, por lo que tuvo una vasta difusión.
b. Biblia Latinoamericana. En 1972 Ramón Ricciardi y Bernardo Hurault, 2 sacerdotes chilenos, realizaron una traducción de la Biblia completa destinada a las comunidades cristianas de América Latina. La publicaron simultáneamente las editoriales Paulinas y Verbo Divino, ambas de España. La labor de publicar una versión de la Biblia en el idioma actual, de todos los días, ya lo habían emprendido previamente los evangélico-protestantes, con mucho éxito, con su versión Dios habla hoy (DHH). No obstante la nueva versión católica también logró vasta difusión.
La intención evidente de los traductores fue expresar en un español que pudiera comprender todo el mundo, hasta los giros más difíciles que se encuentran en los idiomas originales de las Escrituras. Esta versión está adaptada, además, al español de América Latina. Así, por ejemplo, el "vosotros sois" de los españoles, es el "ustedes son" de los hispanoamericanos. Evidentemente, es una versión pastoral.
a. Nueva Biblia Española (NBE). Los traductores de esta versión católica son el profesor y lingüista Luis Alonso Sch`kel, del Instituto Bíblico de Roma, y el profesor Juan Mateos, del Instituto Oriental de Roma, con ellos colaboraron varios más. La publicó por la vez en 1975 la Editorial Cristiandad, de Madrid. Sus traductores la llaman "nueva" porque en ella se aplicó por 1ª vez en una traducción de difusión bíblica, pero no estrictamente popular, el sistema dinámico de traducción: traducir imágenes, ideas y conceptos, y no meramente palabras o frases. El resultado fue una Biblia de contenido muy claro y de fácil lectura. Los editores han publicado también una edición destinada a América Latina, con las adaptaciones lingüísticas que esto exige. Una edición totalmente revisada fue editada en 1993 pero con otro nombre: Biblia del peregrino.
b. Versión del Pontificio Instituto Bíblico. Los traductores de esta versión fueron los sacerdotes Félix Puzo, E. Bosch, C. Brates y A. Giménez, sobre la base de la obra realizada por el escriturista Antonio Vaccari, en italiano, de acuerdo con las lenguas originales. La publicó por la vez entre 1962 y 1963 una editorial de Barcelona, España, con el título de Sagrada Biblia y con el patrocinio del Instituto Bíblico de Roma. Según algunos especialistas, no implica ningún progreso en el campo de las versiones españolas de la Biblia.
c. Cantera-Pabón. Los autores de esta traducción católica de la Biblia al español son el hebraísta Cantera Burgos para el AT, y el profesor de la Universidad de Madrid, José M. Pabón, para el NT; además contaron con la colaboración de otros 6 escrituristas. Fue publicada por 1ª vez en 1962 por la Editorial Planeta de Barcelona, España, y fue reeditada en 1988. Es una edición muy lujosa, en un solo 1203 tomo. La obra va precedida de un prólogo, y contiene varios estudios e índices.
a. Biblia de las Américas. En ninguna de las ediciones de esta la versión evangélica del s XX de la Biblia, hasta donde se sepa, se publicó la lista de los nombres de sus traductores.
Todo lo que dicen es que la edición "es el producto de la intensa labor y dedicación de un considerable número de eruditos de distintas denominaciones cristianas, en representación de varios países de Hispanoamérica, de España y de los Estados Unidos". Vio la luz en Los Angeles, California, Estados Unidos, en 1896. La publicó la Casa Editora Lockman, de la Fundación Bíblica. Algún erudito, aparentemente no muy amigo de esta versión, sostiene que no sería una traducción de los idiomas originales, sino de la Revised Standard Version (RSV). Es muy posible que ésta haya ejercido cierta influencia sobre los encargados de llevar adelante la tarea. Los textos hebreos utilizados fueron las Biblias hebreas de Kittel y Stuttgart, Alemania. Los traductores abandonaron el "Jehová" de la RV 1909, y lo reemplazaron por "Señor" y "Yahvé".
b. Versión popular Dios habla hoy (DHH). La 1ª edición de esta versión comprendía sólo el NT, y vio la luz en 1966, bajo el patrocinio de las Sociedades Bíblicas Unidas, con el nombre de Dios llega al hombre. Fue el producto de la dedicación y el esfuerzo de la Comisión de Traducciones de dichas sociedades, compuesta por eruditos, hebraístas y helenistas procedentes de diversas confesiones evangélicas y de muchos países de América Latina y España. En 1979 esta edición se amplió para abarcar también el AT, y se publicó con el nombre de Versión popular Dios habla hoy. Se hicieron 2 versiones: una para los evangélicos y otra para los católicos. Esta última contiene los libros deuterocanónicos, y vio la luz con el patrocinio del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano). Es la 1ª vez, por lo menos en los últimos tiempos, que las Sociedades Bíblicas Unidas publican los deuterocanónicos en una de sus ediciones. La versión, que procura ser fiel a los idiomas originales, aplica, sin embargo, el concepto de traducción dinámica. El español de esta versión sin duda no satisfará plenamente el gusto de un literato o de una persona de cierto nivel cultural, pero hace accesible el texto de la Escritura al hombre y a la mujer del común del pueblo de la América española; no es literario, pero tampoco es vulgar. Se ha procurado alcanzar al promedio de los lectores de habla española de América Latina.
c. Revisiones de la Reina-Valera (RV). Con la intención de eliminar arcaísmos, hebraísmos y helenismos, y para modernizar su lenguaje y hacerlo más accesible al lector común, esta traducción ha experimentado varias revisiones: fueron las de los años 1860, 1909 y 1960. Por las razones apuntadas anteriormente, se la llama Versión Reina-Valera Revisada y este Diccionario lo abrevia con la sigla RVR. A lo largo de los años diversas editoriales han intentado publicar otras revisiones de la clásica versión RV, principalmente las Sociedades Bíblicas Unidas (Nueva York), la Editorial CLIE (España; revisión 1977), la Casa Bautista de Publicaciones (Reina-Valera Actualizada [RVA], revisión 1989) y la Sociedad Bíblica Emanuel (Nueva Reina-Valera, revisión 1990). Algunos teólogos y eruditos han criticado estos intentos, y han adelantado la idea de que sería mejor producir una nueva versión, la cual conservara la fidelidad a los originales de la RVR y la RVA, pero que estuviese escrita en un español más actual.
7. Versiones judías contemporáneas. Como ya se dijo, las primeras traducciones del AT al español fueron fruto de la labor de sabios judíos, quienes produjeron la Biblia de Alba y la de Ferrara. Siendo que la versión de Ferrara era en ladino, y que con el correr del tiempo los judíos sefarditas dejaron de hablar el ladino para adoptar las lenguas oficiales de los países a los cuales se habían trasladado, estas versiones antiguas perdieron su vigencia. Por otra parte, la gran afluencia de judíos a la América hispana creó la necesidad de producir versiones del AT en beneficio de estas comunidades. Así surgieron 3 versiones judías modernas, ya no traducidas al ladino sino al español de hoy.
a. Primera traducción. Es una versión en 4 tomos -fruto de las labores de Abraham Rosenblum, Enrique Zadoff y Moisés Katznelson- que publicó en 1971 la Editorial Yehuda de Buenos Aires. Su título es sencillamente La Biblia. Los 2 primeros tomos contienen el Pentateuco (la Torá). Está en estilo hebreo, es decir, se lee de atrás hacia adelante; se comienza con lo que en un libro común sería la última página. Incluye la versión hebrea.
b. Segunda traducción. También se llama La Biblia. La publicó la Editorial Sigal de Buenos Aires, en un solo tomo, y es obra de León Dujovne y los hermanos Manasés y Moisés Konstantynowsky. Se ha reimpreso varias veces, la última en 1982. Contiene la transliteración fonética de los nombres hebreos, de modo que el lector puede tener una idea bastante aproximada de cómo se pronunciaban 1204 esos nombres.
c. Tercera traducción. Se debe a uno de los traductores mencionados más arriba, Moisés Katznelson. La publicó en Israel la Editorial El Árbol de Vida/Yehuda, de Tel Aviv. Salió a la luz en 1986. Es la versión judía más reciente del AT.
8. Versiones parafrásicas. Se llama así a las que no se limitan a traducir el texto de la Biblia sino que le incorporan diversas explicaciones e interpretaciones. Las paráfrasis más famosas de la Biblia son los llamados "targumim" o tárgumes: traducciones y explicaciones de la Biblia en arameo para uso de los judíos que, durante el exilio babilónico, se olvidaron del hebreo y adoptaron el arameo como lengua vernácula.
a. La paráfrasis de la Biblia en español fue la de don Alfonso X, el Sabio. También la versión de Scío de San Miguel contiene diversas paráfrasis, entre las que se destaca la de Salmos, que, a decir de los entendidos, es extraodinaria.
b. La Biblia al día. En 1975 la Editorial UNILIT de Miami, Estados Unidos, publicó una excelente paráfrasis española, de inspiración evangélica, con el título de "La Biblia al día". Contiene toda la Biblia en un solo tomo y su lectura es muy fácil y comprensible.
9. Versión del Nuevo Mundo. Este es el nombre que le han dado los Testigos de Jehová a su versión de la Biblia, originada por la razón de que, según ellos, todas las otras, en todos los idiomas, están viciadas por fallas de traducción cometidas consciente o inconcientemente; esta versión sería la única que expresaría correctamente el contenido de las Escrituras en las lenguas originales. Una frase que usan con frecuencia es: "La Biblia es la Palabra de Dios siempre y cuando esté bien traducida"; y la suya es la única, según su criterio. Sin embargo, esta versión no es una traducción directa de las lenguas originales, sino del inglés, aunque los editores afirman que se la cotejó cuidadosamente con los originales hebreo y griego. Esta versión ha levantado una considerable controversia entre los estudiosos de la Biblia, tanto católicos como evangélicos y protestantes, algunos de los cuales la consideran fraudulenta y hasta herética. Llama la atención su bajo costo, que se explica porque los miembros de la organización subvencionan su difusión. La 1ª edición es del año 1970, y la última, de 1985. La impresión y difusión ha estado a cargo de la Watchtower Bible and Tract Society (Sociedad de Publicaciones de la Torre del Vigía), de Nueva York, Estados Unidos. Su difusión corre por cuenta de los miembros de la organización, que despliegan gran celo en ello.
Bib.: Cambridge History of the Bible [Historia de la Biblia Cambridge], 3 ts (Cambridge, 1963, 1969, 1970); [Frederic Kenyon, Our Bible and the Ancient Manuscripts [Nuestra Biblia y los manuscritos antiguos] (Ed. rev. por Adams, Nueva York, 1958); Ralph W. Klein, Textual Criticism of the Old Testament [Crítica del texto del AT ] (Nueva York,1974); Bruce M. Metzger, The Text and the New Testament [El texto y el NT ] (Londres,19682); Bleddyn J. Roberts, The Old Testament Text and Versions [El texto del AT y sus versiones] (Cardiff, 1951); Ernst Würthwein, The Text of the Old Testament [El texto del AT] (Nueva York, 1975); H. Wheeler Robinson, ed., The Bible in the Ancient and English Versions [La Biblia en las versiones antiguas e inglesas] (Ed. rev., Londres, 1954); Otto Carrasquero Martínez, "Las versiones españolas de la Biblia", Revista Bíblica (Buenos Aires, Año 53 - Nueva época 41/42) 1991:1-2, pp 35-94.
Traducción del: 1. Heb. zûlám (1 Cr. 28:11, BJ; 2 Cr. 3:4, BJ; Ez. 8:16, BJ). La RVR lo traduce sistemáticamente por "pórtico", excepto en Ez. 44:3. El término describe las estructuras que formaban parte del templo y de un palacio de Salomón. Quizás eran recintos que tenían 3 lados cerrados, abiertos en el frente y con pilares que soportaban el techo. 2. Heb. misderônâh (Jue. 3:23). 3. Heb. zêlamôth (Ez. 40:16, 22, BJ). 4. Heb. zayil (Ez. 40:37, 38, BJ). Estos 3 últimos vocablos son de significado incierto.
Véase Vestimenta.
Conjunto de prendas de vestir de alguien. Es traducción del: 1. Heb. beged, "capa", "manto", "prenda de vestir", "vestimenta", "vestidura", "abrigo" (2 R. 22:14; 2 Cr. 34:22). 2. Heb. meltâjâh, "vestuario", "vestidura" (2 R. 10:22; Jer. 38: 11, BJ). 3. Gr. malakós (Mt. 11:8). 4. Gr. malakóis himatíois (Lc. 7:25). Los vocablos del NT hacen referencia a prendas de vestir llevadas por los remilgados y ricos, en contraste con las vestimentas ordinarias llevadas por los pobres. Para los estilos nacionales de vestimenta véanse las siguientes ilustraciones: amorita (cubierta interior en colores), árabe (figs 30, 31), asiria (figs 11, 41, 48, 126, 193, 241, 274, 522), babilo nica (fig 353), cananita (figs 108, 109), egipcia (figs 40, 65, 109, 151, 409, 518 y cubierta interior en colores), hitita (figs 69, 262), israelita (figs 49, 241, 269, 274, 320), de Media (fig 348), persa (figs 51, 348), filistea 1205 (fig 223), romana (fig 54) y siria (fig 475). Para el vestuario mencionado en la Biblia, véase Ropa.
Véase Serpiente.
Véase Sacrificios y Ofrendas.
Una planta, una cepa de vid; la planta productora de uvas. Su aspecto, tal como se la cultiva en Tierra Santa, se asemeja mucho a un arbolito, con un tronco de unos 50 cm de diámetro. Las ramas, que suelen llegar al suelo y que se unen unas con otras por medio de los pámpanos, llegan a dar racimos (heb. zeshkôl) que pesan hasta 5 y 6 kg. Algunas echaban sarmientos de hasta 3 m de largo, que los cultivadores sostenían sobre piedras y trenzándolos de cepa a cepa o apoyándolos en las higueras.
Cuando la vid era escogida se llamaba Ñôrêq tal vez por el lugar de origen (valle de Sorec) o por el color de su fruto (rojo o rosado). Aun cuando el texto bíblico habla de la vid silvestre (2 R. 4:39), no parece que fuera frecuente la existencia de tales plantas. Véanse Vino; Viña.
El término, que aparece en Dt. 32:32, posiblemente se refiera a una planta cucurbitácea que se llama coloquíntida y que pertenece a la familia de los melones y las sandías, y que de acuerdo con autores como Moldenke, que a su vez citan a Tristán, "tiene largas ramas nudosas como las de la vid, con un fruto de muy hermosa apariencia, pero extremadamente nauseabundo al gusto y que, cuando está bien maduro, dentro de ese fruto de tan atractivo aspecto sólo hay un poco de polvo que envuelve las semillas". Para muchos eruditos simplemente se trata de una vid común, pero con connotaciones simbólicas a causa de su ubicación (Sodoma) y el tipo de fruto que produce (veneno). Véase Calabaza silvestre.
Bib.: PB 78-80.
El fenómeno de la vida, en la Biblia, se presenta como un todo unitario, sin que haya distinción entre la vida física, intelectual o espiritual. Cabe destacar que, siempre dentro de este concepto, zÇe; se refiere a la vida en su aspecto biológico, y bíos a la vida en sentido moral o ético (género de vida). Pero aun así, la vida en el hombre se da como un todo y más bien se la describe gráficamente en vez de conceptualizarla con rigor teórico. Así se habla del aliento y de la sangre como manifestaciones de la vida (Gn. 2:7; Lv. 17:11); vida que se concreta con las imágenes del agua y de la luz (Gn. 2:5; Is. 58:8). Dios es el Viviente por excelencia, la fuente de la vida (Ez. 17:19; 33:11; Dt. 33:15). La distancia que existe entre Dios y la vida creada la cubre el Espíritu (heb. Rúaj; gr. Pnéuma); todo cuanto lleva vida en el cosmos la tiene en virtud del Rúaj de Dios (Sal. 104:30).
El concepto cristiano de vida sostiene que Cristo, el prototipo de la vida verdadera (1 Co. 15:23), es la fuente de la misma (1 Co. 15:45; Jn. 14:6). En Cristo es donde se opera para la humanidad el auténtico vivir ante Dios, la verdadera dirección religiosa de la vida. Esta vida cristiana es una penetración de vida en todas las esferas del ser humano: una nueva creación que da impulso de nuevo a toda otra clase de vida (2 Co. 5:17; Gá. 2:20). Sobre el futuro de la vida gravita la esperanza cristiana (Ti. 1:2; 3:7); vida eterna que vencerá a la muerte* gracias a que Cristo, Dios, es la vida y la resurrección (Jn. 11:25), la vida y la inmortalidad (He. 7:16; Ap. 20:14).
Véase Profeta.
Traducción del: 1. Heb. zêkûkîth (Job 28:17; "diamante", RVR; "vidrio", BJ, NBE; "cristal",* DHH). Este vocablo hebreo casi seguramente significa "vidrio", como lo indican los significados de palabras similares que encontramos en otros idiomas emparentados con el hebreo. En Egipto se conocía la fabricación de vidrio desde antes del Éxodo, pero los hebreos del AT lo usaron muy poco, como lo indican los descubrimientos arqueológicos. 2. Gr. húalos (Ap. 4:6; 15:2; 21:18, 21). En la época del Imperio Romano circulaban objetos de vidrio sumamente hermosos, y se los usaba muchísimo.
Expresión que usa Juan en el Apocalipsis para describir una superficie que contempló en una visión del trono celestial (Ap. 4:6). Ubicada "delante del trono", parecía de "cristal" (gr. krústallos, "un mineral transparente e incoloro", "cristal de roca"). En una visión posterior vio de pie "sobre el mar de vidrio" a quienes habían ganado la victoria sobre "la bestia", su "imagen" y el "número" de su nombre, mientras cantaban el himno de triunfo de Moisés y del Cordero (15:2, 3). Además, dice que el mar de vidrio aparecía "como mezclado con fuego". Este aspecto habría sido el resultado del reflejo de la gloria de Dios sobre su superficie cristalina.
Para los habitantes de las tierras bíblicas, "viento" significaba tanto la tortura del calor, de la sequía y las 1206 tormentas de arena (Gn. 41:6; Is. 21:1, "torbellino" RVR; Jer. 4:11; Os. 13:15; Lc. 12:55; etc.) como el alivio refrescante de las lluvias (Pr. 25:23; cf 1 R. 18:43-45). Dios usó un "recio viento oriental" para abrir el Mar Rojo (Ex. 14:21), y el comercio marítimo dependía de los vientos para navegar. Simbólicamente, los "cuatro vientos" representan los 4 puntos cardinales (Dn. 8:8; Mr. 13:27; Ap. 7:1); los vientos aparecen como símbolos de la destrucción producida por la guerra (Jer.8:17), de la incertidumbre de la vida (Job 7:7; Sal. 78:39, DHH; "soplo" RVR) y de los juicios inexorables que les sobrevienen a los impíos (Job 21:18; Pr. 10:25, "torbellino" RVR). Se emplea la palabra con sentido figurado respecto de las cosas vanas (Jer. 5:13). A veces se la usa con referencia a alguna forma de energía, cuyo significado preciso lo da el contexto (Jer. 49:36; Ez. 37:9-14; Dn. 7:2; 11:4). Ocasionalmente Dios resuelve darle fuerza a su mensaje por medio del torbellino (Ez. 1:4, "viento tempestuoso" RVR). El torbellino también representa la velocidad y la furia con que ataca un ejército (Jer. 4:13; Hab. 3:14, "tempestad" RVR), la destrucción que provoca (Pr. 1:27; Is. 40:24; etc.) y la intervención personal y visible de Dios en los asuntos humanos (ls. 66:15). La manifestación del Espíritu Santo en el día de Pentecostés se describe como "un viento recio" (Heh. 2:2). Jesús ilustró la naturaleza intangible del viento para ilustrar la obra del Espíritu Santo (Jn. 3:8). Véanse Aquilón; Euroclidón; Solano; Sur.
Véase Solano.
Véase Sur.
Trozo de madera grueso y cilíndrico del telar, en el cual se imbrica la urdimbre, llamado "rodillo de telar" (1 S. 17:7; 2 S. 21:19; etc.); un largo madero como los que se usan en la construcción de edificios (Cnt. 1:17; Hab. 2:11, "tabla del enmaderado" RVR; etc.); un palo largo como el que sirve de columna o sostén del techo de una vivienda (Cnt. 1:7; Hab. 2:11; etc.). En Mt. 7:2-5 y Lc. 6:41 y 42 Cristo usó la palabra (gr. dokós) en sentido figurado para referirse al defecto del criticón. En contraste, la falta de la persona criticada era tan insignificante como una paja.
Véase Centinela.
Véase Noche.
Instrumento que figura sólo una vez en la RVR (ls. 5:12). Dicha versión traduce el vocablo hebreo con diversos nombres de instrumentos musicales en todos los otros textos en que aparece. Sin embargo, nêbel era un arpa,* instrumento que las evidencias pictóricas lo muestran como de uso común en Egipto y Mesopotamia desde tiempos inmemoriales. El instrumento de cuerdas llamado vihuela en realidad apareció en Europa durante la Edad Media.
Vino agrio, vinagre de vino, o en general líquidos y salsas usadas como condimentos en los que el proceso de fermentación había producido ácido acético. El "vinagre de sidra" les estaba prohibido a los nazareos (Nm. 6:3). La declaración de Sal. 69:21, "y en mi sed me dieron a beber vinagre", se cumplió en los sufrimientos de Cristo en la cruz, tal como lo mencionan Mt. 27:49, Mr. 15:36, Lc. 23:36 y Jn. 19:28-30. La comparación de los textos de los diferentes manuscritos antiguos de Mt. 27:34 favorece la lectura de óinos, "vino", y no óxos, "vinagre"; las versiones BJ, DHH y NBE traducen "vino" y no vinagre. Se dice que los soldados romanos bebían un vino suave, medio ácido, que en latín se llamaba acetum, es decir, "ácido". En realidad, la palabra "vinagre" significa "vino agrio".
El jugo de las uvas. Yayin se usaba para referirse al vino añejo, fermentado, y por lo mismo capaz de embriagar (Gn. 14:18; Lv. 10:9; 23:13; etc.). Tîrôsh representa en muchos pasajes al jugo de uva fresco (mosto), o vino no añejado todavía, pero ya capaz de producir embriaguez (Gn. 27:37; Nm. 18:12, DHH; Dt. 12:17; Jos. 9:13; Pr. 3:10, DHH; Os. 4:11; cte.). Los 2 términos han sido traducidos por óinos en la LXX. Otros vocablos hebreos son shêkâr, toda clase de bebidas fermentadas (1 S. 1:15); {asîs, un producto ya en curso de fermentación, un "vino nuevo" (un sinónimo poético de tîrôsh; Cnt. 8:2); sôbêz, "vino" (Is. 1:22); mesek, una mezcla de vino y productos aromáticos (Sal. 75:9); y mishrâh, licor hecho de uvas machacadas (Nm. 6:3). En el NT hallamos óinos para todas las clases de vino (fermentados o sin fermentar), y gléukos, "mosto", para el vino dulce o el nuevo (Hch. 2:13-15). En el AT también se habla del "hollejo" (heb. zâg) del grano de uva (Nm. 6:4).
Aarón y a sus hijos, los sacerdotes, se les prohibió estrictamente beber vino, sidra o bebidas fuertes* antes de entrar en el tabernáculo para ministrar delante del Señor (Lv. 10:9). También a los nazareos, mientras estuvieran cumpliendo su voto (Nm. 6:3, 20; cf Jue. 13:4-7). Los recabitas dieron un notable ejemplo de abstinencia total de vino, en estricto cumplimiento de la orden de su antepasado 1207 Jonadab (Jer. 35:2, 5, 6, 8, 14). El libro de Proverbios está lleno de advertencias contra la complacencia en el consumo de vino y sidra (20:1; 21:17; 23:30, 31; 31:4; etc.). El vino se burla de los que lo beben (20:1), y los recompensa con dolores, pesares, contiendas y heridas sin motivo (23:29, 30). "Al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor" (v 32). El profeta Isaías declara: "¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebidas" (Is. 5:22).
Daniel y sus compatriotas dieron un digno ejemplo al rehusar consumir el vino del rey (Dn. 1:5, 8 10-16). Al ayunar en el curso de su vida, Daniel se abstuvo de "carne" y "vino" (10:3). En forma figurada Jeremías dice que el Señor daría a beber a las naciones paganas de "la copa del vino de este furor" (Jer. 25:15, 16). En el Apocalipsis, Babilonia la grande aparece dándole de "beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación" (14:8; cf v 10; 17:2; 18:3). En retribución, a Babilonia se la da a beber del vino de la ira de Dios (16:19), y se presenta a Cristo pisando el lagar* del vino de su furor (19:15).
A Jesús le gustaba comparar sus enseñanzas revolucionarias con el vino nuevo que reventaría los viejos odres de la tradición (Mt. 9:17). Pablo advirtió a los creyentes en contra de la embriaguez (Ef. 5:18), y estableció que los diáconos no deberían ser "dados a mucho vino" (1 Ti. 3:8). Para que se aliviara de una dolencia del aparato digestivo, le recomendó a Timoteo que bebiera "un poco de vino" (1 Ti. 5:23). Le aconsejó a Tito que velara porque las ancianas no sean "esclavas del vino" (Tit. 2:3). Véanse Embriaguez; Vid; Viña.
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