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miércoles, 16 de marzo de 2011

Piedras preciosas - Préstamo. DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA








DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA
 




juanito1948

Ícone de exibição de juanito1948.

Zaragoza y su comarca


Calatayud.(Zaragoza). Oratorio de la Iglesia de San Juan El Real.

14 fotosc


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Contenidos - Contents
EL DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA



Piedras preciosas - Préstamo

Piedras preciosas


(heb. 'eben yeqârâh; 'eben jefets, "piedra de deseo [deseable]"; 'eben jên, "piedra de gracia [graciosa, bella]"; gr. líthos tímios [ jr'stós, eklektós, poluteles]).


Por causa de su belleza y escasez, las piedras preciosas y semipreciosas fueron muy estimadas por los pueblos de los tiempos bíblicos. En la mayoría de los casos, las gemas mencionadas en las Escrituras son difíciles de identificar, excepto en los casos en que hay algún indicio contextual, o cuando la arqueología ha arrojado luz sobre el tema. Las listas más importantes de piedras preciosas se encuentran en Ex. 28:17-20, 39:10-13, Ez. 28:13 y Ap. 21:19, 20. Véanse los nombres específicos de las piedras preciosas y la tabla de la p 931.


Piel de carnero o cabra


(heb. plural {ôrôth 'êlîm).


Piel mencionada en Ex. 25:5; 26:14; 35:7, 23; etc. Véase Carnero.


Piel de tejón


(heb. plural {ôrôth te jâshîm).


Piel mencionada en Ex. 25:5; 26:14; Nm. 4:6-14; etc. La BJ emplea "pieles finas", indicando que la palabra tajash es dudosa. La piel pilosa de las cabras se usaba como artículo de vestir en casos de extrema pobreza (He. 11:37), y también para confeccionar recipientes de cuero. Véanse Odre; Tejón.


Pies, Lavamiento de los.



Costumbre relacionada con la hospitalidad en la antigua Palestina. Los pies de los huéspedes que llegaban eran lavados generalmente por un siervo o esclavo antes de ir a la mesa (Lc. 7:44). En otras ocasiones, pareciera que los mismos huéspedes lo hacían (Gn. 18:4). Al lavar los pies de sus discípulos, Jesús les dio un ejemplo de verdadera humildad y los exhortó a que lo siguieran haciendo (Jn. 13:14-17). Que el lavado de los pies se acostumbraba en la iglesia primitiva está documentado por Pablo (1 Ti. 5:10).


Pieza de plata


(gr. hargúrion).


Las 30 monedas entregadas a Judas (Mt. 26:15; 27:3-9). Posiblemente no se refieran a los gruesos siclos judíos ni tampoco a los denarios,* sino a los siclos de Tiro. La razón para esto es que se hizo con fondos del tesoro del templo, que preferentemente aceptaba monedas de Tiro. Lo mismo sería para la crecida cantidad de dinero entregada a los soldados que vigilaban la tumba (28:12). Hch. 19:19 se puede referir a los denarios romanos o a las dracmas* de Efeso o de Cesarea.


En el AT de la RVR se mencionan la "pieza [moneda] de plata [dinero]" (heb. qeshîtâh; Gn. 33:19, Jos. 24:32 y Job 42:11), la "pieza de plata" (heb. rats; Sal. 68:30) y la "moneda de plata" (heb. 'agôrath kesef; 1 S. 2:36), pero se desconocen su valor en dinero y su peso específico. Algunos eruditos creen que son variantes locales del siclo. *931


PIEDRAS PRECIOSAS


Pi-hahirot


(heb. Pî-hajîrôth y Hajîrôth, "el cañaveral").


Ultimo lugar donde se detuvieron los israelitas antes de cruzar el Mar Rojo (Ex. 14:2, 9; Nm. 33:7, 8); no identificado. El nombre parece ser la transliteración de un término egipcio Pr-2rt, "templo de Hrt". Por inscripciones egipcias y sirias se conoce a la diosa egipcia Jeret, pero no aparece ninguna ciudad con esa denominación en los registros egipcios que nos han llegado.


Bib.: BASOR 109 (1948):16.


Pila


(heb. rahat).


Recipiente donde se pone agua para que beban los animales (Gn. 24:20; 30:38, 41; Ex. 2:16).


Pilar


(heb. matstsêbâh).


Piedra o conjunto de piedras levantadas como un monumento* para recordar algo: la tumba de un ser querido (Gn. 35:20) o un pacto (Gn. 31:45-51; Ex. 24:4). Isaías predijo que se levantaría un monumento (pilar) en Egipto como señal y testimonio (Is. 19:19, 20).


Un pilar era también una piedra erigida para propósitos religioso-paganos. Los antiguos cananeos y algunas otras naciones erigían piedras como objetos de culto para la adoración en sus templos (fig 235) y sus lugares altos (fig 240). No se sabe con certeza si estas piedras (heb. matstsêbôth) representaban vigas de luz -y, por tanto, conectadas con la adoración al sol-, o si eran símbolos fálicos (y, por consiguiente, parte de un culto a la fertilidad). A los israelitas se le ordenó destruir estos pilares donde los encontraran (Ex. 23:24; Dt. 7:5); tenían estrictamente prohibido establecer pilares en conexión 932 con sus lugares de adoración (Dt. 16:22). Estas instrucciones divinas no siempre fueron obedecidas, y los profetas denunciaron a Israel y a Judá como adoradores de pilares (Os. 3:4; 10:1, 2; Mi. 5:13; fig 411). Véase Columna.


411. Dos pilares en pie relacionados con los lugares altos de Petra.




Pilato


(gr. Pilátos. "armado con un dardo [una jabalina]": lat. Pilatus).


Poncio (gr. Póntios) Pilato, procurador* romano de Judea (c 26-36 d.C.). Los escritores seculares no lo presentan muy favorablemente. Filón dice que era "de naturaleza inflexible y, debido a la obstinación, duro". Frecuentemente chocaba con los judíos, ofendiendo sus sentimientos religiosos por actos necios.


Una vez hizo que sus soldados marcharan a Jerusalén llevando estandartes con imágenes del emperador. En otra ocasión, colocó escudos dorados con el nombre del emperador grabado sobre ellos en el antiguo palacio de Herodes. En ambos casos fue forzado a quitar los objetos ofensivos por la obstinada resistencia de los judíos. En el 2º caso, una orden directa de Tiberio, en respuesta a una petición que la nobleza de Judea envió a Roma, lo obligó a obedecer. Los judíos se conmocionaron especialmente cuando utilizó dinero de la tesorería del templo para pagar un acueducto que se estaba construyendo y así traer agua a Jerusalén. La oposición ante su malversación de dinero sagrado fue enfrentada con despiadada crueldad. Más tarde, masacró a muchos samaritanos que seguían neciamente a un impostor que les había prometido unos vasos sagrados de oro, supuestamente escondidos por Moisés en la cumbre del monte Gerizim. Los samaritanos se quejaron por esta crueldad innecesaria a su superior, Vitelio, el legado de Siria, que ordenó a Pilato a ir a Roma para justificar su conducta ante el emperador. Al mismo tiempo, designó un nuevo procurador sobre Judea. Antes que llegara a Roma murió Tiberio, pero se dice que Pilato de todos modos fue exiliado a Vienne, sobre el Ródano, en el sur de Galia (ahora Francia), y que luego se suicidó.


412. Inscripción de dedicatoria a Poncio Pilato procedente de Cesarea.


Los Evangelios mencionan a Pilato principalmente en relación con el juicio de Jesús; en ese tiempo se encontraba a mitad de su administración.


Sabiendo que era sumamente impopular, estaba ansioso de agradar a los judíos en algo que no le costara nada, aunque se daba cuenta de que las acusaciones contra Jesús eran falsas. Otros eventos históricos mencionados en los Evangelios en relación con su nombre están en armonía con el carácter de Pilato, tal como lo describen los historiadores de su tiempo. La enemistad entre él y Herodes Antipas (Lc. 23:12) se puede explicar suponiendo que éste habría firmado el petitorio mencionado arriba, que fue enviado a Tiberio; o que Antipas estaba indignado, porque Pilato 933 había matado a súbditos galileos cuando ofrecían sacrificios, presumiblemente en Jerusalén (13:1, 2). La literatura cristiana apócrifa contiene varios Hechos de Pilato, pero todos son espurios y sin valor histórico. Esto también es cierto con respecto al supuesto informe de éste a Tiberio de la condenación de Jesús, que es claramente una falsificación.


Durante las excavaciones de un teatro romano en Cesarea, dirigidas por A.
Frova en 1961, se descubrió una inscripción latina fragmentaria que menciona a [Pon]tius Pilatus, [pref]ectus Iuda[ea]e, "Poncio Pilato, prefecto de Judea", como el que construyó una estructura pública llamada Tiberieum en honor del emperador Tiberio. Como esta es la primera mansión de Pilato como gobernador de Judá de fuentes no judías ni cristianas, el descubrimiento es de gran valor, porque la veracidad de los Evangelios con respecto a su información sobre Pilato había sido puesta en duda con frecuencia por los críticos (fig 412).


Bib.: Filón, EG, 38; J. Vardeman, JBL 81 (1962):70, 71.


Pildas


(heb. Pildâsh, "araña" o "llama" [de fuego]).


Hijo del hermano de Abrahán, Nacor, y de su esposa Milca (Gn. 22:20, 22). Probablemente fue el antepasado de una tribu aramea.


Pilha


(heb. Piljâ', "labio leporino" o "tajada [partido]").


Judío que puso su sello en el pacto de Nehemías (Neh. 10:1, 24).


Piloto.



Traducción del: 1. Heb. jôbêl, literalmente "el que tira la soga", y por extensión, "marinero", "timonel" (Ez. 27:8, 27-29). Jôbêl está relacionado con jebel, "cuerda" o "soga" (que se deriva del verbo jâbal, "atar"), que Ezequiel usa para describir a los marineros de la antigua Tiro. 2. Una forma del gr. euthúnÇ, "enderezar", "guiar en un curso recto", por lo que en el contexto indica a uno que guía un barco "en forma recta". Para ilustrar la influencia de largo alcance de la lengua, un pequeño miembro del cuerpo, Santiago llama la atención al hecho de que un piloto puede conducir una gran nave con un muy pequeño timón, aun en mar embravecido (Stg. 3:4, BJ). 3. Gr. kubernet's, "Timonel", "piloto", el que gobierna la embarcación (Hch. 27:11; Ap. 18:17).


Piltai


(heb. Piltay, "liberación").


Cabeza de la familia de sacerdotes de Moadías en los días del sumo sacerdote Joiacim (Neh. 12:12, 17).


Pim


(heb. pîm).


Peso que fluctuaba entre 7,26 y 7,60 g, como lo documentan pesas de piedra encontradas en excavaciones palestinas con la palabra pym grabada sobre ellas (fig 347). El término aparece en 1 S. 13:21, en la frase heb. happetsîrâh fîm. Aunque por mucho tiempo los traductores no entendieron su significado y lo tradujeron como "boca", a partir de los descubrimientos arqueológicos no caben dudas de que se debería traducir como en la RVR (1 pim = 2/3 de un siclo).


Pináculo


(heb. shemesh, literalmente "sol"; gr. pterúguion [diminutivo de ptérux, "ala"; figuradamente, "fin" o "borde" de algo]).


La palabra española "pináculo" viene del lat. pinnaculum, forma diminutivo de pinna,"ala". En Mt. 4:5 y Lc. 4:9, probablemente el techo terminado en punta, o tal vez su borde, aunque no sabemos precisamente qué parte de la estructura del templo designa ese nombre. Algunos sugieren que pudo haber sido una de las 2 proyecciones en forma de ala que sobresalían del templo de las que habla Josefo; otros, que era el muro almenado que da hacia el valle del Cedrón, en la esquina sudeste de la muralla de la ciudad, que cae abruptamente (figs 121, 122). En la LXX pterúguion se usa para las aletas de los peces (Lv. 11:9) y para el borde de una vestidura (Nm. 15:38). En Is. 54:12, "murallas" es traducción de shemesh, y en el contexto se podría referir a una parte de un edificio que refleja el sol.


Bib.: FJ-GJ v.5.4; FJ-AJ xv. 11.5.


Pino


(heb. te'ashshûr, tidhâr, berôthîm y {êts shemen).


Los términos hebreos, en general, se refieren a los árboles siempre verdes (de hojas, perennes) y son de difícil identificación. {Êts shemen, traducido por "pino" en Neh. 8:15 (BJ), podría ser el "olivo silvestre", Te'ashshûr, en Is. 41:19 y 60:13, podría ser el ciprés. Tidhâr podría ser el pino, como traduce la RVR, aunque no se sabe con certeza.


Berôthîm (Cnt. 1:17) fue traducido como "ciprés" aunque podría ser el abeto, pero algunos consideran que es el junípero fenicio.


Bib.: PB 159, 173-175.


Pinón


(heb. Pînôn, "oscuridad").


Descendiente de un jefe edoinita (Gn. 36:41, 43; 1 Cr. 1:51, 52).


Pintar.



Desde los tiempos más antiguos las mujeres orientales emplearon cosméticos para pintarse las cejas y las pestañas. Las pocas referencias del AT a esa costumbre parecen indicar que era considerada por los hebreos como algo no apropiado para las mujeres de conducta noble (2 R. 9:30: Jer. 4:30; Ez. 23:40). Aparentemente, se usaban diferentes colorantes con este propósito, entre los que estaban los "polvos minerales negros", compuestos de antimonio. Se creía que su uso añadía belleza y atracción seductora (Jer. 4:30). En Jer. 22:14 se habla de pintar una casa 934 con bermellón, probablemente un pigmento rojo empleado en la construcción por los asirios (cf Ez. 23:14) y los egipcios. Posiblemente era cinabrio o arcilla roja, u óxido de hierro.


Piojo


(heb. kên y kinnâm, de significado incierto).


El término hebreo designa alguna clase de bicho o sabandija, pero los comentadores están divididos acerca de si lo que atormentó a los egipcios en la 3ª plaga fueron "piojos", "jejenes" o "mosquitos" (Ex. 8:16-18; Sal. 105:31). Tampoco se sabe a qué especie pertenecían, pues hay centenares en el Cercano Oriente.


Bib.: ALP 273-285.


Piratón


(heb. Pir{âthôn, "altura" o "jefe [príncipe, caudillo]").


Pueblo en la zona montañosa de los amalecitas, en el territorio de Efraín.


Fue el hogar del juez Abdón (Jue. 12:15), y de Benaías, un capitán del ejército de David (2 S. 23:30; 1 Cr. 11:31). Generalmente se lo identifica con Far{ât~, a unos 9,5 km al oeste de Siquem, pero la identificación es insegura. Mapa VI, D-3.


Piratonitas


(heb. pir'âthônî).


Habitantes de Piratón* (Jue. 12:15).


Piream


(heb. Pir'âm, "onagro [asno silvestres]" o "salvaje").


Rey cananeo de Jarmut que fue derrotado y ejecutado por Josué (Jos. 10:3, 16-27).


Pirro


(gr. Púrros, "rojo"; nombre gr. frecuente en inscripciones y otros registros antiguos).


Hombre cuyo hijo, Sópater de Berea, fue uno de los compañeros de Pablo en su último viaje a Jerusalén (Hch. 20:4, BJ, DHH, NBE, LPD). El nombre no se encuentra en el Textus Receptus, y por ello falta en la RVR y otras versiones. Sin embargo, la evidencia textual favorece su inclusión.


Pisga


(heb. Pisgâh, "fragmento [parte, división]"; el término aparece con artículo definido, y sólo en frases traducidas como "cumbre del Pisga", "laderas del Pisga" [heb. 'Ashdôth ha-Pisgâh]).


Aparentemente, la parte norte del cordón de Abarim,* cerca del extremo noreste del Mar Muerto (Dt. 34:1; cf 3:17, 27; Jos. 12:3; 13:20). Este estaba al pie de sus laderas (3:17), y su cumbre dominaba el desierto (Nm. 21:20).


En algún lugar, cerca de ella, estaba el campo de Zofim, adonde Balac llevó a Balaam (23:14). Desde la cima del Pisga, llamada monte Nebo, Moisés pudo ver la tierra prometida, y allí murió (Dt. 3:27; 34:1-4). En tiempos de Eusebio, el lugar todavía se conocía como Fásgo, pero el nombre ya no se usa más. Véase Nebo 2.


Pisidia


(gr. Pisidía).


Región del sur de Asia Menor, limitada al norte por Frigia, al este por Licaonia, al sur por Panfilia y al oeste por Asia. Era un territorio montañoso, con un pueblo independiente y agresivo, emparentado con los licios y los carios. Sus habitantes pudieron retener su independencia hasta el 25 a.C., cuando fueron subyugados por los romanos e incorporados como parte de la provincia de Galacia. "Antioquía de Pisidia", que Pablo visitó 2 veces durante su 1º viaje misionero (Hch. 13:13,14; 14:21,24), realmente estaba en Frigia, pero sobre el límite con Pisidia, de allí que la llamaran "Antioquía pisidiana" o "Antioquía de Pisidia". Los pisidios parecen haber hablado una lengua indoeuropea, como lo indican 16 cortas inscripciones funerarias, los únicos testimonios de esa lengua.


Pisón


(heb. Pîshôn [1], tal vez "que rebosa [se derrama, fluye]" o "arroyo"; heb. {e [2]).



1.


Uno de los 4 ríos del Edén (Gn. 2:11). Los intentos de identificarlo son inútiles, porque la superficie de la tierra fue profundamente modificada por el diluvio. Se dice que el Pisón fluía alrededor de la tierra de Havila,* pero tampoco se sabe dónde estaba ese país antediluviano.



2.


Palo que se usaba para pulverizar o moler ciertos productos, como granos, en un mortero. El autor de los Proverbios afirma que aunque a un necio se lo castigue por su tontera tan severamente como se muele el grano en un mortero por medio de un pisón, seguirá siendo necio (Pr. 27:22).


Pispa


(heb. Pispâh y Pispâ', quizás "expansión").


Descendiente de Aser (1 Cr. 7:30, 38).


Pitón


(heb. Pithôm [1], transliteración del egip. Pr-'Itm, "casa [templo, morada, valle; boca] de [l dios] Aton"; heb. Pîthôn [2], tal vez "inocente [inocuo]").



1.


Ciudad para depósito de granos construida por los esclavos hebreos durante el período de la opresión por los egipcios (Ex. 1:11). Desde 1883, cuando Edouard Naville realizó excavaciones en el Tell el-Maskhûtah en el Wâd§ Tumilât, el sitio ha sido considerado popularmente como Pitón. Sin embargo, Gardiner y Albright lo identifican con Tell er-Retâbeh, a unos 13 km más al oeste en el mismo wadi. Además, Uphill por muy buenas razones lo relaciona con Heliópolis.* De allí que el sitio todavía se deba considerar incierto. En un informe de un oficial de frontera, escrito a fines de la dinastía 19ª (fin del s XIII a.C.), se menciona que se dio un permiso a una "tribu de beduinos de Edom" para pasar "la [fronteriza] fortaleza [de] Merne-Ptah" e ir a los "estanques de Per-Atum" (Pitón) para mantenerlos 935 con vida a ellos y a sus animales. Mapa V, B-3/4.


Bib.: Allen Gardiner y W. F. Albright, JNES 27 [1968] :292-299; E. P. Uphill, ANET 259.



2.


Descendiente del rey Saúl por medio de Jonatán (1 Cr. 8:33, 35; 9:39, 41).


Plaga


(heb. generalmente maggêfâh y makkâh; gr. mástix, "azotes", "tormento", "sufrimiento"; pl'gue', "golpe", "herida", "desgracia").


Generalmente, en las Escrituras, un juicio divino como castigo por el pecado, usualmente una enfermedad virulenta o una catástrofe producida por una acción inusitada de fuerzas naturales, como las 10 plagas que cayeron sobre Egipto (Ex. 9:14), la "plaga" que cayó sobre Israel por censurar a Moisés cuando Dios destruyó a Coré, Datán y Abiram (Nm. 16:48, 49), o la "plaga" que siguió a la apostasía en Sitim (25:8, 9). Se llama "plaga" (heb. nega{ ) a la muerte de los primogénitos (Ex. 11:1 ), así como a la lepra (varias veces en Lv. 13 y 14). En Ex. 9:3, "plaga" es traducción del heb. deber, "pestilencia", que parece indicar algún tipo de llaga ulcerosa, que podría ser similar al ántrax moderno; deber generalmente se traduce en la RVR como "pestilencia"* o "peste". El gr. mástix se usa para diversas enfermedades incurables en pasajes como Mr. 3:10 y Lc. 7:21.


Las primeras 9 de las 10 plagas con las que Dios consiguió que Faraón liberara a su pueblo de Egipto se manifestaron en el campo de la naturaleza: 1. El río Nilo se volvió sangre (Ex. 7:17). 2. Ranas (8:2, 3). 3. Piojos (v 16). 4. Moscas (v 21). 5. Peste en el ganado (9:3). 6. Ulceras en los hombres (v 9). 7. Granizo (v 18). 8. Langostas (10:4). 9. Oscuridad sobrenatural (v 21). La naturaleza milagrosa de los primeros 9 juicios consistieron principalmente en su intensidad sin precedentes y, en algunos casos por lo menos, en su oportunidad: vinieron en el momento exacto (8:29; 9:18; 10:4). La 10ª plaga ocasionó la muerte simultánea de los primogénitos de todas las familias en todo Egipto (11:5). Para un estudio enriquecedor, compárese esta lista con las que se mencionan en Sal. 78:43-51 y 105:26-36.


Durante toda su historia, el pueblo hebreo sufrió de varias plagas, siempre por algún acto de abierta desobediencia. La 1ª de ellas siguió a la adoración del becerro de oro (Ex. 32:35). Otra cayó cuando el pueblo murmuró porque quería carne (Nm. 11:33, 34), y otra más en Cades-barnea por la rebelión posterior al informe negativo de los 10 espías (14:37). Más de 14.000 personas murieron por la plaga que siguió a la insurrección de Coré, Datán y Abiram (16:46-50). En forma similar, 24.000 murieron por causa de la idolatría y la inmoralidad en Baal-peor (25:9). Siglos más tarde, 70.000 murieron de una plaga cuando David, por vanidad, hizo un censo en Israel (2 S. 24:13-15; cf v 21).


En Ap. 15 y 16 se predicen 7 grandes plagas que caerán sobre la tierra inmediatamente antes del regreso de Cristo. "En ellas -dice el reveladorse consumaba la ira de Dios" (15:1), pues son los "juicios" de un Dios justo sobre los pecadores perversamente impenitentes (v 4). En la visión se las muestra administradas por 7 ángeles a quienes Juan ve salir del templo de Dios en el cielo (15:5, 6; 16:1). La 1ª es de llagas virulentas e incurables (16:2), mientras que la 2ª y la 3ª convierten las aguas saladas y dulces, respectivamente, en inservibles (vs 3, 4). La 4ª y la 5ª producen intenso calor y oscuridad en rápida sucesión (vs 8-11). La 6ª consiste esencialmente en un engaño, que da como resultado la reunión de las naciones para la batalla del gran día de Dios (vs 12-16). Bajo la 7ª plaga, relámpagos, granizo y terremotos se descargan sobre la humanidad, y la Babilonia mística llega a juicio delante de Dios (vs 17-21).


Planear


(heb, jâshab, "planear", "tramar", "fraguar", "maquinar").


Término usado en Dn. 11:24 y 25 con el sentido de "maquinar de antemano", "urdir con anticipación". En otras partes jâshab se traduce "planear" (Ex. 31:4; 35:32), "imaginar" (Zac. 7:10; 8:17) y "proponerse" (Jer. 26:3; 49:20).


Planta.



Véase Flora.


Plantas hermosas


(heb. nit'ê na'amânîm).


Se cree que son los así llamados jardines de Adonis, o plantaciones de Adonis, de que hablan los escritores griegos, o jardines similares. Estos jardines consistían en ciertas semillas como el trigo o la cebada, de varias clases de verduras y flores, sembradas en canastos y macetas y atendidas de manera que germinaran rapidamente. La gente creía que simbolizaban el poder mágico de los dioses de la fertilidad. Isaías reprendió a los israelitas por olvidarse del Dios de su salvación y volverse a esas prácticas idolátricas (Is. 17:10).


Plata


(heb. kesef ; aram. kesaf gr. árguros y argúrios).


Elemento metálico blanco, conocido desde tiempos antiguos y usado para diversos propósitos ornamentales y utilitarios. Se menciona Tarsis* como una fuente de la plata (Jer. 10:9; Ez. 27:12). Los textos egipcios, mencionan Asiria, Siria, Mitani y la tierra de los hititas como países de los cuales ellos obtenían plata, y probablemente introducían a Palestina, 936 cuando no lo hacían de las propias naciones. Ocasionalmente se la halla en estado natural, casi puro, pero usualmente se la encuentra mezclada, a veces generosamente con oro. Después de ser extraída (Job 28:1, DHH), se la purificaba de escorias en un horno (Sal. 12:6; Pr. 17:3; 25:4; Ez. 22:22). Su 1ª mención en la Biblia se relaciona con la riqueza (Gn. 13:2), y junto con otros materiales preciosos sirvió a muchos propósitos del tabernáculo (Ex. 26:19; 27:10; 38:10; etc.) y en la construcción del templo de Salomón (2 Cr. 2:7, 14; 9:24; etc.). Como los judíos no usaron monedas hasta después del exilio, la plata sirvió como una medida de peso y un medio de intercambio desde los días de Abrahán (Gn. 20:16; 37:28; 45:22; Ex. 21:32; Zac. 11:12, 13). Con ella se hacían joyas (Gn. 24:53; Cnt. 1:11), objetos para la casa (Gn. 44:2), coronas (Zac. 6:11) e ídolos (Sal. 115:4; Hch. 19:24).


Plata, Moneda de.



Véanse Dinero; Pieza de plata.


Plata, Siclo de.



Una traducción del heb. kesef (Is. 7:23), que literalmente quiere decir "plata". Seguramente aquí se refiere a la moneda de ese metal, llamada siclo,* que en épocas romanas estaban acuñadas y con valor fijo. En la antigüedad no era una moneda propiamente dicha, sino plata en lingotes, anillos, placas, etc., contada y medida a peso.


Platero


(heb. tsâraf ; gr. argurokópos).


Artífice que hace objetos decorativos y utilitarios con plata, aunque a veces se incluye también el trabajo en oro. Los plateros ya cumplían su oficio en tiempos muy antiguos, pues el siervo de Abrahán entregó pendientes de oro a Rebeca (Gn. 24:22). Refinaban el oro y la plata (Job 28:1), hacían objetos fundiéndolos (Ex. 32:4), los batían para formar láminas (39:3) y aparentemente hacían hilos que se tejían con otros hilados (28:6). Los profetas denunciaron a los plateros y artífices* paganos que hacían imágenes (Is. 40:19, 20; Jer. 10:8, 9, 14). Demetrio fue un platero que ejercía su oficio en Efeso fabricando ídolos y templetes de Diana* (Hch.
19:24
).


Plato.



Utensilio para servir alimentos (Pr. 19:24; Mt. 26:23; etc.) o para usos ceremoniales (Ex. 25:29; 37:16; Nm. 7:13, 19, 25; etc.). En el AT, el utensilio exacto especificado por los diversos términos traducidos como "plato" es a menudo incierto. En la Biblia aparece como traducción del: 1. Heb. qa'arath, "plato" (Nm. 7:13, 19; etc.); en el contexto, platos o bandejas de plata que los príncipes israelitas dieron al tabernáculo en ocasión de su dedicación. 2. Heb. tsallajath (2 R. 21:13; Pr. 26:15). 3. Heb. tselôjîth, "plato", "escudilla", "cuenco" (2 R. 2:20). 4. Gr. paropsís (Mt. 23:25, 26; Lc. 11:39), "plato". 5. Gr. pínax (Mt. 14:8; Mr. 6:25; etc.), "plato"; en el contexto, el plato sobre el cual se presentó a Salomé la cabeza de Juan el Bautista.


Originalmente los pínax eran platos o bandejas grandes de madera. 6. Gr. trúblion (Mt. 26:23; Mr. 14:20), plato que se usó en la última cena, y que probablemente era un cuenco o plato hondo. Véanse las figs 48,133,413.


413. Escudilla de plata con una inscripción (fig. 238) que dice: "Gesem, rey de Cedar".




Plaza


(heb. rejôb; gr. agorá [de donde proviene el término español "ágora"], platéia).


Las ciudades antiguas, particularmente las de Palestina, no tenían plazas como las que conocemos en la actualidad. Cerca de las puertas de la ciudad había un poco más de espacio. En 1 R. 20:34 se traduce como "plaza" la palabra heb. jûtsôth, "bazar", que literalmente significa "cosas que están afuera". El contexto y los antecedentes históricos indican que jûtsôth se refiere a los mercados abiertos a lo largo de las calles, como los que todavía son comunes en el Cercano Oriente. Véanse Calle; Foro.


Pléyades


(heb. kîmâh, "agrupación").


Brillante grupo de estrellas en la constelación de Tauro mencionada en Job
9:9, 38:31
y Am. 5:8. Tradicionalmente se cuentan 7 estrellas en este conglomerado, pero sólo 6 son normalmente visibles a simple vista. Las personas con vista muy aguda pueden detectar otras estrellas, más débiles, especialmente si miran en una dirección ligeramente desviada del centro del 937 grupo. Mirar las Pléyades a través de prismáticos o de un telescopio de pocos aumentos es una vista que no se olvidará fácilmente.


En los pasajes mencionados se nombra a las Pléyades junto con el Orión, sin duda por su proximidad en el cielo. Se ha sugerido que los "lazos de las Pléyades" (Job 38:31) se refiere a la fuerza de gravedad que mantiene unidos a los miembros del grupo en su curso a través del espacio.


Algunos sugieren que los "lazos" son la nebulosidad en la cual están inmersas esas estrellas, la que se ilumina por el resplandor de ellas mismas como si fuera de luces de neón. Esta nebulosidad es claramente visible aun con un telescopio de pocos aumentos, y en las placas fotográficas hace de las Pléyades un objeto de belleza poco común. El poeta Tennyson las describe como "un enjambre de luciérnagas en una trenza de plata".


414. Las Pléyades, vistas a través de un telescopio.




Plomada


(heb. 'anâk, "estaño", "plomo").


Cuerda con un peso en un extremo que se usa para determinar la verticalidad de una estructura.


Amós habla de una plomada en la mano de Jehová para medir la rectitud de Israel (Am. 7:7, 8). También se ha traducido como "plomada" el heb. mishqâleth o mishqôleth en 2 R. 21:13 (en Is. 28:17 se la ha vertido como "nivel"), que algunos piensan que era un dispositivo para determinar la horizontalidad de una superficie o línea (cf el "nivel" de albañil); y también la palabra heb. 'eben, "piedra" , que en Is. 34:11 (BJ) podría referirse a la plomada, mientras que en Zac. 4:10 (BJ) quizás a un "nivel" , o bien, a una plomada.


Plomo


(heb. {ôfereth, 'anâk).


Elemento metálico pesado y dúctil (símbolo químico, Pb), que tiene un peso específico 11 veces mayor que el del agua (en Egipto se encontraba su mineral principal, la galena o sulfuro de plomo). Su extracción se descubrió desde muy temprano por ser un proceso fácil. Este metal era parte del despojo que tomaron los israelitas después de una batalla con los madianitas (Nm. 31:22), y se lo menciona como un producto de Tarsis (Ez. 27:12). Un uso interesante del plomo consistía en rellenar las inscripciones grabadas en la roca (Job 19:24) para retardar la erosión y aumentar la legibilidad, como en las de Darío I en la famosa roca de Behistún (fig 415). Los ejércitos egipcios que perseguían a los israelitas se "hundieron como plomo" en el Mar Rojo (Ex. 15:10), una figura de lenguaje apropiada, pues los antiguos usaban pesos de ese metal en sus redes como hacen los pescadores hasta hoy. En las Escrituras se mencionan tanto la extracción como la fundición del plomo (Jer. 6:29: Ez. 22:18, 20).


415. Cabeza de Darío I sobre la Roca de Beistúm. Los caracteres grabados en la inscripción sobre su cabeza originalmente fueron llenados con plomo.




Pluma.



Dos términos que se han traducido como "pluma" en la Biblia se refieren al instrumento de escribir: 1. Heb. 'êt, un punzón de madera o metal con el que se grababan los caracteres cuneiformes en las tabletas de arcilla (Sal. 45:1; Jer. 8:8); la misma palabra hebrea se usa en Jer. 17:1 y Job 19:24 para un cincel metálico con que se esculpían las letras en la piedra. 2. Gr. kálamos, una "pluma de junco" 938 que se empleaba para escribir con tinta sobre papiro (3 Jn. 13). El extremo del junco se golpeaba de modo que las fibras se separaran y se asemejaran a un pincel, luego se cortaba en diagonal de modo que produjera un rasgo fino y parejo (fig 196).


Pobre


(heb. dallâh, miskenûth, rêsh , rîsh; gr. pén's, penijrós, ptÇjéia, ptÇjós, hustér'ma, hustér'sis).


Las leyes dadas a los hebreos contenían varias disposiciones que se referían a los pobres. Dios advirtió a su pueblo que no oprimiera a los necesitados de ninguna manera (Ex. 22:22-27; cf Ez. 22:7); sin embargo, la simpatía no había de pervertir la justicia (Ex. 23:3; Lv. 19:15). Los que tenían hambre y los desafortunados tenían el privilegio de arrancar y comer en los campos o los viñedos ajenos (Dt. 23:24, 25), y espigar era su derecho aceptado (Lv. 19:9, 10; 23:22; Dt. 24:10-22). Además, lo que producían los campos y los viñedos durante el año sabático* debía ser para los necesitados y para los animales (Ex. 23:11; cf Lv. 25:1-7). En los casos en que los pobres vendieran sus servicios, no debían ser esclavos permanentes, sino sólo hasta el año del jubileo* (Lv. 25:39-42); otra ley proveía la liberación en el 7º año de servicio (Ex. 21:1-6). Los ricos debían hacer préstamos a los pobres aun cuando se acercara el 7º año, tiempo en que se cancelaban las deudas (Lv. 25:35-38; Dt. 15: 1-10).


La preocupación y el cuidado por los pobres fue una parte vital de las enseñanzas de Cristo (Mt. 19:21; Lc. 14:13; 18:22). La iglesia cristiana primitiva era conocida por su cuidado generoso y abnegado de los pobres (Hch. 2:45; 4:32, 11:17-30; 1 Co. 16:1-3; Gá. 2:10). Los "pobres en espíritu" (Mt. 5:3) son los que están conscientes de su pobreza espiritual.


Poeta


(gr. poi'tes).


Sólo Hch. 17:28 traduce la palabra griega como "poeta"; en los demás lugares dice "hacedor" (Ro. 2:13; Stg. 1:22; etc.). Pablo citó a poetas griegos en su discurso en el Areópago y en por lo menos 2 de sus epístolas.


En Hch. 17:28 y Tit. 1: 12 (en la 2ª referencia al poeta se lo llama "profeta") se citan porciones de un poema del cretense Epiménides, del s VI a.C., que trata acerca de la pretendida tumba de Zeus en Creta. La estrofa completa, conservada por el escritor cristiano siríaco nestoriano Isodad, del s IX d.C., aparentemente decía:


"Ellos idearon una tumba para ti, oh santo y alto.


"Los cretenses, ¡siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos!


"Pero tú no estás muerto; tú vives y permaneces para siempre.


"Porque en ti vivimos, y nos movemos y tenemos nuestro ser" (CBA 6:350, 351).


En Hch. 17:28 Pablo también cita parte de la 5ª línea del poema Fenómenos de Arato, un poeta de comienzos del s II a.C., amigo de Zenón, el fundador del estoicismo que venía de Cilicia, la misma provincia en que nació Pablo.


Las primeras 5 líneas de este poema dicen:


"De Zeus comenzamos; a él los mortales nunca lo dejamos de nombrar; llenas de Zeus, están todas las calles y todas las plazas de hombres; llenos están el mar y los cielos.


"Siempre tenemos necesidad de Zeus, porque linaje suyo somos"


(Fenómenos 1-5; CBA 6:351).


En 1 Co. 15:33 Pablo cita una línea de la comedia Thais de Menandro de Atenas, el poeta de la "Nueva comedia" (342-c 293 a.C.), que habría sido un proverbio popular en los días de Pablo: "La comunión con lo malo corrompe el buen carácter".


El uso que hacía el apóstol de citas de poetas y filósofos cuando predicaba a los paganos sienta un precedente para los escritores cristianos del s II d.C., conocidos como apologistas, quienes siguieron la misma estrategia:


cuando se dirigían a los judíos apoyaban su mensaje con el uso de citas del AT, cuando se dirigían a los gentiles lo hacían con autoridades paganas.


Polilla


(heb. {âsh; gr. ses).


Insecto, repetidamente mencionado en la Biblia, proverbial por su destrucción de la ropa (Job 13:28, Mt. 6:19; Stg. 5:2; la ropa era una posesión valiosa entre los antiguos). Evidentemente se refiere a la Tinea, que en su etapa de larva se alimenta de lana. El heb. sâs de Is. 51:8, traducido como "gusano" en la RVR, se refiere a esta polilla o tal vez a su larva. Cristo amonestó a sus oyentes acerca de no hacerse tesoros en la tierra, donde la polilla destruye, sino a depositarlos en el cielo (Mt. 6:19, 20; Lc. 12:33).


Pólux.



Véase Cástor y Pólux.


Pollino.



Vease Asno/a.


Pomito de olor.



Traducción del heb. bottê hanefesh (Is. 3:20), "recipientes para aromas".


Poncio Pilato.



Véase Pilato.


Poniente.



Véase Este.


Ponto


(gr. Póntos, "mar").


Región en la costa norte del Asia Menor, entre los ríos Halys y Colquis, probablemente llamado Ponto por causa del Pontus Euxinus, el Mar Negro (Euxino). 939 Su importancia comenzó con la fundación de un reino en el s IV a.C. Sus reyes eran de origen persa y la mayoría de ellos llevaba el nombre de Mitrídates. El 6º rey de ese nombre fue derrotado por Pompeyo en el 66 a.C. Algunas áreas de su reino fueron dadas luego a reyes nativos de los territorios vecinos, y la franja costera se anexó a Bitinia como provincia romana, que más tarde fue transformada en provincia senatorial administrada por un legado. El gobernador más famoso de ésta (llamada Bithynia et Pontus) fue Plinio el Joven, que asumió su cargo en el 111 d.C.


De su pluma salió la famosa carta al emperador Trajano (No 96), en la que explica sobre qué base persiguió a los cristianos. Ella es la descripción más antigua que tenemos de su culto de adoración. Algunos judíos que vivían en el Ponto asistieron a la fiesta de Pentecostés en Jerusalén el año de la muerte de Cristo, como lo señala Hch. 2:9. En esa región se organizaron iglesias cristianas muy temprano, como lo muestra la referencia de Pedro a ellas en su primera carta (1 P. 1:1). Ponto fue el lugar de nacimiento de Aquila (Hch. 18:2) Mapa XX, A-4/5.


Poqueret-hazebaim


(heb. Pôkereth hatstse bâyîm, "pozo [trampa, enredo] de las gacelas").


Cabeza ancestral de una familia de siervos de Salomón, algunos de cuyos miembros regresaron de Babilonia con Zorobabel (Esd. 2:55, 57; Neh. 7:57, 59).


Porata


(heb. Pôrâthâ', quizá "dado a la suerte").


Nombre persa para un hijo de Aman (Est. 9:8, 10).


Porcio Festo.



Véase Festo.


Pórfido


(heb. bahat).


Especie de mármol que usaba para pavimento o pisos (Est. 1:6). No tiene relación con el pórfido, que es una roca ígnea.


Portero


(heb. generalmente shô{êr; gr. thurÇrós [de thúra ("puerta") + óurus ("guardián")]).


Quien cuidaba la puerta o el portón. La organización que hizo David del servicio del tabernáculo proporcionó 4.000 levitas como "porteros" (1 Cr. 23:5) para servir por turnos (26:1-19). En las antiguas ciudades había porteros (2 R. 7:10, 11 ). La traducción "portera" de 2 S. 4:6 se basa en la LXX pero no en el texto hebreo. En Esd. 7:24 la palabra es traducción de la heb. târâ{. En tiempos del NT había porteros en algunas casas particulares (Mr. 13:34), y también los había en las puertas de los rediles (Jn. 10:3).


Pórtico.



Traducción del 1. Heb. 'êl y 'ûlâm (1 R. 7:6, 19; Ez. 40:48; etc.), a veces también vertido como "atrio" (1 R. 7:12; Ez. 8:16). 2. Gr. stoá (Jn. 5:2; 10:23; Hch. 3:11; 5:12), que designaba una columnata cubierta que servía como protección del sol y de la lluvia. Los griegos usaban estos pórticos para reuniones y mercado (fig 53). La parte sur del pórtico oriental del templo de Herodes, llamado de Salomón, era lugar de reuniones (fig 498). Los 5 pórticos del estanque de Betesda* servían como salas para los que deseaban sumergirse en el agua. Véase Templo (IV).


Postes


(heb. mezûzâh).


Las 2 jambas de piedra o madera que están a ambos lados de una puerta (Ex. 21:6: Dt. 11:20); el travesaño superior sobre ellas constituía el dintel (Ex. 12:7). En Ez. 41:16 el término heb. sippîm significa "umbrales".


Postreros días.



Expresión que indica: 1. El futuro remoto. 2. El fin de esta era, inmediatamente antes del establecimiento del reino mesiánico. Como el contexto lo aclara, "los días venideros" de Gn. 49:1 sencillamente indican un tiempo en el futuro remoto. La expresión "postreros días" a menudo indica también un futuro indefinido (Nm. 24:14; Dt. 4:30; 31:29; Jer. 23:20; 48:47), lo mismo que "en el fin de los días" (Jer. 30:24; Os. 3:5), que viene de la misma expresión hebrea. En un sentido escatológico, "los postreros días" se refieren al tiempo inmediatamente anterior al fin de esta era de la historia de la tierra y el comienzo del reino mesiánico o futuro (véase Is. 2:2: Mi. 4:1; Jn. 6:39-54; 11:24; 12:48; Hch. 2:17; Stg. 5:3; 2 P. 3:3). Los escritores del NT aplicaron predicciones del AT acerca de "los postreros días" a su propio tiempo (Hch. 2:17), o se refirieron a su tiempo como " postreros días" (He. 1:2), y usaron formas equivalente con un sentido similar (1 P. 1:5; 1 Jn. 2:18: Jud. 18). Para ellos, los "postreros días" señalaban su propio tiempo, ya que estaban viviendo en el período entre la 1ª y la 2ª venidas de Cristo, y consideraban todo ese tiempo como los "postreros [últimos] días [tiempos]".


Potaje


(heb. nâzîd [del verbo zîd, "hervir"], "lo que es hervido", "potaje").


Plato de verduras hervidas (2 R. 4:38-40). El plato por el cual Esaú vendió su primogenitura a Jacob contenía lentejas rojas (Gn. 25:29-34), y probablemente cebollas o ajos, lo que le habría dado mejor sabor.


Potifar


(heb. Pôtifâr, "que pertenece a Ra" [dios del Sol]; transliteración del egip. p3-di-p3-R{, "el que el [dios sol] Ra ha dado"), nombre que fue descubierto en 1935 en un monumento con jeroglíficos).


Oficial del rey de Egipto y capitán de su guardia personal. Compró a José como esclavo (Gn. 37:36; 39:1). Es conocido 940 el relato de cómo la mujer de Potifar trató sin éxito de seducirlo (39:1-20). Si el esposo era eunuco,* eso habría tenido algo que ver con la infidelidad de su esposa.


Potifera


(heb. Pôtî Fera{, "que pertenece a Ra" [dios del Sol]; transliteración, al igual que Pôtîfar, del egip. p3-di-p3R{, "el que el [dios sol] Ra ha dado").


Sumo sacerdote de On (Heliópolis) y suegro de José (Gn. 41:45, 50; 46:20).


Pozo.



En la actualidad un pozo es una excavación hecha en la tierra para alcanzar una napa de agua subterránea y acumularla. Por contraste, una cisterna,* aunque tiene un aspecto similar, en realidad sirve para acopiar la de lluvia o para almacenar agua de una vertiente subterránea, no de una napa. A veces, la Biblia usa como sinónimos las palabras "pozo" y "fuente",* porque algunos pozos en realidad eran vertientes subterráneas (Gn. 16:7; cf v 14); también se menciona "un pozo de aguas vivas" (cp 26:19), probablemente uno alimentado por una vertiente subterránea. La palabra hebrea correctamente vertida por "pozo" es be'êr. Otros términos originales son: 1. Heb. bôr, literalmente "cisterna"; aparece como "cisterna" y "pozo" en Dt. 6:11; 1 S. 19:22; 2 S. 3:26; etc. 2. Heb. ma{yan, "fuente" (Jos.18:15; 2 R. 3:19; etc.). 3. Heb. meqôr, "fuente", "manantial" (Pr. 10:11). 4. Heb. {ayin, "fuente" (Gn. 24:13, 16, 29; Neh. 2:13). 5. Heb. teâlâh, "zanja" (1 R. 18:32, 35, 38), refiriéndose a la que hizo cavar Elías en torno del altar en el monte Carmelo. 6. Gr. p'ge y fré-ar, que son sinónimos en Jn. 4:6, 11 y 12 del "pozo" de Jacob cerca de Sicar. En Ez. 47:11 se utiliza el vocablo heb. gebe' ("cisterna", "foso", "hoyo"; ac. gubbu) para "pantanos".


Los pozos son importantes proveedores de agua en un país bastante seco como es Palestina, y especialmente en sus regiones más áridas, como el Neguev o desierto de Judea. Las contiendas por la posesión de pozos, descritas en Gn. 21:25 y 26:18-22, se deben de haber producido con frecuencia. Muchas antiguas localidades derivaban su nombre de algún pozo, como el de Beer-elim, Beerot, Beer-seba y otras. Algunos eran muy hondos, como el de Jacob* en Sicar (Jn. 14:11), de unos 23 m de profundidad en nuestros días, y posiblemente más profundo en la antigüedad. La boca del pozo no tenía brocal, y estaba cubierta generalmente por una piedra plana (Gn. 29:2, 3) para evitar que cayeran en él seres humanos o animales. Si era hondo se sacaba el agua por medio de un recipiente atado a una cuerda. En sentido figurado un "pozo" o una "fuente" simbolizan a una mujer amada (Cnt. 4:15) y a una esposa (Pr. 5:15), mientras que a una de mala vida se la compara con un "abismo profundo" (cp 23:27).


Pozo de Jacob.



Véase Jacob (4).


Pozo del Viviente-que-me-ve


(heb. Be'êr Lajay Rô'î, comúnmente "pozo del Viviente que me ve", aunque existen dudas de que éste sea su significado exacto).


Pozo en el desierto que está entre Cades y Bered, en camino a Shur, donde Agar se encontró con el ángel del Señor (Gn. 16:7, 14). Isaac vivió allí por algún tiempo luego de la muerte de Abrahán (24:62; 25:11). El lugar no ha sido identificado.


Precepto


(heb. generalmente mishpath, "juicio"; mitswâh, "orden", "mandamiento"; piqqûdîm [siempre en plural], "mandamientos"; gr. dogmatízÇ, "someterse a un precepto"; entole, "mandamiento", "prescripción" u "ordenanza").


Enunciado o mandato específico que pone a quien lo recibe en la obligación de cumplir; generalmente, una orden divina que demanda la obediencia del hombre (Gn. 26:5; 1 Cr. 28:8; 2 Cr. 33:8; Neh. 1:7; Sal. 119; Jer. 35:18, BJ; Ez. 20:19; Mr. 10:5, BJ; Ro. 2:26; etc.). En un par de pasajes aparece el heb. dâbâr, "palabra", traducido como "precepto" (Sal. 103:20; Pr. 13:13). Los traductores de la RVR habrían intercambiado frecuentemente "precepto" por "decreto" y "mandamiento" para traducir las palabras hebreas aquí mencionadas. Véase Ley.


Precursor


(gr. pródromos, "uno que corre delante").


En las Escrituras se menciona a 3 personajes que actuaron como precursores (emisarios que preparaban la visita del rey cuando estaba por llegar a una ciudad o lugar): Elías, Juan el Bautista y Jesús. El pasaje del NT lo aplica a Jesús, quien entró a la presencia del Padre; sus seguidores llegarán más tarde (He. 6:20; cf Jn. 14:1-3).


Predestinación.



Término que no aparece en la Biblia, pero su forma verbal, "predestinar" (gr. proorízÇ, "determinar de antemano"), se emplea en Ro. 8:29, 30; 1 Co. 2:7 y Ef. 1:5, 11. De acuerdo con Ro. 8:28, 29, Dios predestinó a todos los que él sabía que aceptarían la salvación "para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo". A los tales llamó, justificó y glorificó (v 30). Según Ef. 1:4, Dios hizo provisión para que los pecadores fueran "santos y sin mancha delante de él" por medio de la fe en Cristo antes de la fundación de este mundo y de la entrada del pecado, habiéndolos "predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad" (v 5). La predestinación opera dentro de la órbita 941 del propósito de Dios de "reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra" (Ef. 1:10, 11; cf Jn. 1:12). En 1 Co 2:6 y 7 se habla de que el conocimiento del plan de salvación estuvo determinado de antemano para que todo ser humano lo conozca.


A partir de estos pasajes, algunos han supuesto erróneamente que Dios arbitrariamente predestinó, o "señaló de antemano", a personas individuales para salvarse y a otras para perderse, sin tomar en cuenta la elección que pudieran hacer ellas mismas, imponiendo así arbitrariamente los beneficios de la salvación sobre algunos y negándolos a otros. El contexto y la analogía de las Escrituras demuestra en forma concluyente la falacia de este razonamiento. Estas enseñan explícitamente que Dios "quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Ti. 2:4), y que no quiere "que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 P. 3:9). Los escritores inspirados no afirman en parte alguna que Dios desea que alguien perezca. La idea de que designó arbitrariamente a algunos hombres para la salvación y a otros para la reprobación es una ficción de invención humana. Que ninguno está excluido de los beneficios de la salvación se hace evidente en Is. 55:1 y Ap. 22:17. Todos los que tengan sed son invitados a tomar "del agua de la vida gratuitamente". Dios no se goza con "la muerte del impío", sino de "que se vuelva el impío de su camino, y que viva" (Ez. 33:11). La naturaleza de la predestinación bíblica está presentada claramente en Jn. 3:16-21, donde se afirma que "amó Dios al mundo" y dio a su Hijo como su Salvador; no que amó a ciertas personas y aborreció a otras. El v 17 afirma específicamente que "no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él". De acuerdo con Jn. 1:12 y 3:16, el factor decisivo en cada caso individual es la disposición de aceptar al único Hijo de Dios como su Salvador personal y creer en él.


"Todo aquel que en él cree" puede tener la vida eterna (3:16). Dios no rehúsa el beneficio de la salvación a ninguno que sinceramente escoge el camino de la vida y está dispuesto a cumplir con los requisitos que la hacen posible. La forma en que una persona es condenada o reprobada está claramente expresada en los vs 18-21, donde se afirma que el factor determinante es la respuesta individual a "la luz"; es decir, a Jesucristo como "la luz de los hombres" (1:4-9). Mientras éstos estén en tinieblas no hay condenación (véase Sal. 87:4, 6; Ez. 3:18-21; 18:2-32; 33:12-20; Lc. 23:34; Jn. 15:22; Ro. 7:7, 9; 1 Ti. 1:13). Sólo los que deliberadamente rechazan la verdad, claramente presentada ante ellos, "no tienen excusa por su pecado" (Jn. 15:22). De acuerdo con Jn. 3:18, una persona que rehúsa la salvación en Cristo automáticamente incurre en condenación, no por algún imaginario acto arbitrario de Dios, sino sencillamente "porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios". Este pensamiento es enfatizado en el v 19, donde se afirma que "los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas". Todos los que eligen aferrarse a sus malos caminos lo hacen por causa de su odio a la luz, y la evitan para que "sus obras no sean reprendidas" (v 20). Por el contrario, los que buscan un mejor camino para su vida reciben el beneficio de la luz del amor divino que ablanda sus duros corazones.


La enseñanza que distorsiona la predestinación bíblica al punto de hacer aparecer a Dios como predeterminando que ciertas personas se salven y otras se pierdan es una consecuencia de la ignorancia de la verdad básica de la Biblia: cada persona tiene el poder de elegir su propio destino. Dios nunca traba el libre ejercicio de la facultad humana de decidir (Ez. 18:31, 32; 33:11; 2 P 3:9). Antes de la fundación del mundo (1 P. 1:20) él hizo provisión para que los pecadores fueran restaurados al favor divino, y predeterminó -preordenó o predestinó (Ef. 1:4)- que los que aceptaran esta provisión encontrasen la salvación en Jesucristo y fueran restaurados a su condición de hijos. Esta es ofrecida libremente a todos, pero no todos aceptan la invitación. No es impuesta al hombre en contra de su voluntad, ni le es negada en contra de su deseo. El preconocimiento divino y la predestinación no eliminan la libertad de elección ni la hacen ineficiente, sino otorga a los hombres el privilegio de escoger el camino de la vida eterna. Los que creen en Jesucristo son justificados por su fe en él, mientras que los que rehusan creer automáticamente se excluyen a sí mismos. Dios ha predeterminado que los que creen sean salvos, y los que no creen se pierdan, pero ha dejado que cada persona elija su destino.


Una lectura superficial de Ro. 9:9-16 y 1 Co. 3:12-15 ha conducido a algunos a la conclusión errónea de que Pablo aquí enseña la predestinación individual sin tomar en cuenta su elección personal. Que en ninguno de los 2 casos es así resulta evidente de una lectura cuidadosa del contexto. En Ro. 9:9-16, Pablo trata del rechazo divino de Esaú como heredero 942 de la primogenitura y la elección de Jacob para este sagrado oficio. El contexto pone en evidencia que el apóstol no está aquí tratando un asunto de salvación personal, sino exclusivamente la elección de los instrumentos humanos como sus agentes para realizar su voluntad en la tierra. El rechazo divino de Esaú como heredero de la primogenitura no le niega las bendiciones de la salvación más que la posterior negación de la primogenitura a Rubén, el hijo mayor de Jacob, que no lo excluyó de tener parte en la herencia de la Canaán terrenal y la celestial (cf Gn. 49:3, 4). En su contexto, el pasaje: "No depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia" (Ro. 9:16), no se refiere a las misericordias de la salvación, sino a la herencia de la primogenitura. En forma similar, el pasaje: "De quien quiere tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece" (v 18), habla acerca de Faraón como un instrumento de la voluntad divina, y no trata acerca de su salvación o reprobación personal.


En la ilustración del alfarero que tiene "potestad... sobre el barro" para hacer un vaso para honra y otro para deshonra (Ro. 9:21-23), Pablo no se ocupa del carácter intrínseco de los respectivos vasos, sino del uso que se les dará, donde algunas funciones son más honrosas que otras. Ningún alfarero hace un vaso con la intención específica de destruirlo, sino diferentes para servir a propósitos distintos. Uno que es útil para un fin humilde puede ser tan valioso y bueno como otro que se emplea para un objeto más elevado. En Ro. 9 Pablo trata con la nación judía como los representantes elegidos por Dios y su rechazo final, y su preferencia por los gentiles (vs 24-26). En forma similar, en 1 Co. 3:12-15 la recompensa de la que se habla es por el servicio en el ministerio evangélico, no por la vida personal como cristiano.


Prefecto


(heb. pâqîd, "inspector"; aram. segan, "prefecto", "gobernador", "superintendente"; gr. stratopedárj's, "prefecto militar").


Esta palabra se encuentra en la RVR sólo en Neh. 11:9, aunque también se usa el término hebreo en otros pasajes, traducido como "jefe" o "director" (Neh. 11:14, 22; 12:42). El vocablo arameo aparece en Dn. 2:48; 3:2, 3, 27; 6:7 (BJ). En el NT ocurre en Hch. 28:16, aun cuando la autoridad textual del pasaje es dudoso, por lo que la BJ lo ha omitido. Pero bajo prefecto también se alinean términos como "capataz", "inspector", "superintendente", etc., que son traducción de diversos términos hebreos y griegos, los que se refieren a varias clases de oficiales sindicados por su naturaleza de supervisores (2 Cr. 2:18; 31:13; Neh. 11:9; etc.).


Pregonero.



Mensajero, anunciador público. En Dn. 3:4 el término así traducido (kârôz, un extranjerismo arameo del antiguo persa xrausa), designa a un "heraldo" o "anunciador público". En 2 P. 2:5 viene del gr. kerux, "anunciador público", "predicador".


Prenda


(heb. jabôl, jabôlâh, {êrâbôn).


Cualquier artículo dado como garantía por un préstamo (Dt. 24:10-13) o por el cumplimiento de una promesa (Gn. 38:17-20). La ley de Moisés exigía que la ropa de un pobre, cuando había sido tomada como prenda, fuera devuelta antes de la puesta del sol (Ex. 22:25-27); la de una viuda nunca podía ser aceptada bajo ese concepto (Dt. 24:17). El acreedor de un israelita pobre no podía entrar en la casa del deudor y tomar por la fuerza algún artículo de ella, sino que debía permanecer afuera hasta que se le llevara el objeto (vs 10-13). Véase Arras.


Preparación


(gr. paraskeue, "preparación").


1. Sexto día de la semana, el día antes del sábado (Mt. 27:62; Mr. 15:42, gr. prosábbaton; Lc. 23:54; Jn. 19:31, 42), ahora llamado viernes. Paraskeue es el nombre con el que se designa al viernes en griego moderno. 2. El día de preparación para la Pascua, según la frase paraskeue tóu pásja (Jn. 19:14). Esta expresión, quizás equivalente a la heb. {ereb happesaj ("víspera de la Pascua"), es corriente en la literatura rabínica para designar el 14 de Nisán. Parece que Juan usa la expresión con este significado para el día del juicio de Jesús ante Pilato. Para un estudio acerca del problema del día de la crucifixión en relación con el día de Nisán, véase CBA 5:520, nota 1.


Bib.: FJ-AJ xvi.6.2.


Prepucio.



Véase Circuncisión.


Presbiterio


(gr. presbutérion, "una asamblea de ancianos", "ancianía").


Grupo o asamblea de ancianos (1 Ti. 4:14). Presbutérion se usa también en Lc. 22:66 ("los ancianos del pueblo") y Hch. 22:5 ("todos los ancianos") con referencia al Sanedrín, un grupo de "ancianos" (Mt. 27:1; 28:12; etc.).


Los "ancianos" mencionados en Lc. 7:3 eran probablemente los supervisores de la sinagoga judía local. La iglesia cristiana adoptó un plan de administración local similar al de la sinagoga judía (1 Ti. 5:17, BJ; etc.). Véase Concilio.


Presciencia


(gr. prógnÇsis, "conocimiento previo", "preconocimiento").


Aspecto de la omnisapiencia de Dios por el que los acontecimientos futuros son conocidos por él de antemano y sin mediar ninguna indicación objetiva de que están por ocurrir. El término sólo aparece en 1 P. 1:2, pero en el texto griego 943 también está en Hch. 2:23 ("anticipado conocimiento"). En Ro. 8:29; 11:2; etc., se usa la forma verbal proginoskÇ, "conocer de antemano". Las Escrituras no circunscriben de ningún modo el preconocimiento de Dios; en realidad, señalan su capacidad de discernir el futuro como una evidencia primaria de que él es Dios (Is. 42:9; 45:21; 46:10; 48:3-8).


Es importante distinguir entre preconocimiento y predestinación.* "Conocer" no significa "determinar", y no se debe forzar "preconocer" para que signifique "predeterminar". En Hch. 2:23 el conocimiento previo de Dios con respecto a la muerte vicaria de Cristo está relacionado con su "plan" o propósito infinito de que Cristo muriera por los pecadores. Dios previó, también, que algunos aceptarían la salvación provista, y a los tales quiso darles el privilegio de llegar a ser hijos de Dios (Jn. 1:12). Ordenó de antemano, o predestinó, a todos los que voluntariamente aceptaran el don de la salvación a "que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo" (Ro. 8:29). De este modo, en el caso de los seres humanos como agentes morales libres, la predestinación está relacionada con el preconocimiento.


De acuerdo con el v 30, de los que están así predestinados a conformarse a la imagen de Cristo se dice que son "llamados", "justificados" y "glorificados". En forma similar, en 1 P. 1:2, la elección divina se debe considerar como basada en el "preconocimiento de Dios" con respecto a los que aceptarán su don de la salvación.


Presente.



Véase Don.


Préstamo.



Lo que se entrega a una persona para su uso temporario en caso de necesidad, y que debe ser devuelto a su dueño (ya sea el artículo o su equivalente). Prestar a un hermano en tiempo de necesidad era un deber y un honor entre los antiguos israelitas (Dt. 15:7-11; 24:10, 11). A diferencia de la práctica moderna, el pueblo de Dios tenía prohibido cobrar intereses (heb. neshek y tarbîth o marbîth) sobre un préstamo a un israelita pobre (Ex. 22:25), pero esto siempre fue respetado (Jer. 15:10; Ez. 18:13). El cobro de intereses estaba permitido cuando el préstamo se hacía a un extranjero (Dt. 23:20). Dios vio que era necesario poner ciertas salvaguardias en favor de la persona desafortunada que tuviera que pedir un préstamo; por ejemplo, quien prestaba no podía retener como prenda un elemento de ropa, cuya privación pudiera causar dificultades a su dueño (Ex. 22:26, 27; Dt. 24:17), ni tampoco una piedra de molino, cuya falta dificultaría o imposibilitaría la preparación de los alimentos (Dt. 24:6).


Algunas veces, los deudores que no podían afrontar sus obligaciones se vendían como esclavos ellos mismos o a sus hijos (2 R. 4:1). Sin embargo, en tales casos debían servir sólo hasta el 7º año, o año de liberación (Lv. 25:39-42; Dt. 15:1, 2). En tiempos de Nehemías el hambre obligó a muchos judíos muy pobres de Judá a pedir dinero prestado sobre sus propiedades y vender a sus hijos como esclavos para comprar alimentos y pagar sus impuestos, de modo que quedaron irremediablemente en deuda con sus compatriotas más ricos. Esta situación provocó la ira de Nehemías, y lo impulsó a dar pasos para corregir ese mal (Neh. 5:1-12). Hay una posible alusión a la ley romana en la parábola de Cristo del siervo sin misericordia (Mt. 18:25), en que siendo acreedor ordenó que su deudor insolvente fuera vendido con su familia y propiedades para ayudar a liquidar su deuda. Cristo hizo referencia al cobrar intereses en los negocios comunes sin condenarlo (Mt. 25:27; Lc. 19:23).



















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