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sábado, 16 de abril de 2011

Templecillo - Timoteo - DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA





DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA






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EL DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA


Templecillo - Timoteo


Templecillo


(gr. naós).


Edificio pequeño dentro del cual se conservaba la imagen o el símbolo de un dios o una diosa. En algunos países católicos suele encontrarse edificios muy parecidos a los templecillos de la antigüedad, tanto a la vera de los caminos como en la cercanía de las ciudades y los pueblos, adonde va la gente para venerar a la Virgen María o a algún santo. La palabra "templecillos" se encuentra en la RVR sólo en Hch. 19:24, con respecto a un pequeño objeto de plata, probablemente una réplica del templo de Diana de los efesios, que se vendía a los peregrinos que iban a rendirle culto a la diosa. En el AT hay 2 frases hebreas que también se podrían traducir por "templecillos": 1. Bêth .elôhîm, "la casa de los dioses" (Jue. 17:5). Se refiere al lugar erigido por Micaía para la adoración de imágenes. 2. Bêth habbâmôth, literalmente, "las casas de los altos lugares" (2 R. 17:29, 32; 13:19).


Templo.



Traducción del: 1. Heb. y aram. hêkal (un término derivado del sum.-ac. ekallu, derivado a su vez del sum. E-GAL, "palacio", "templo" o, literalmente, "casa grande"), que se aplicó también al tabernáculo en Silo (1 S. 1:9; 3:3) y a la morada de Dios en el cielo (2 S. 22:7). 2. Heb. bayith, "casa", "templo", aplicada al templo de Dios (2 Cr. 35:20) y también a algún templo pagano (1 Cr. 10:10). En muchos pasajes donde bayith ha sido traducida por "casa" se refiere a un templo, ya sea de una divinidad pagana (Jue. 9:46; 2 R. 10:21; etc..) o al templo de Dios en Jerusalén (1 R. 6:2-10; etc.). Se consideraba que el templo era fundamentalmente la morada de la divinidad, y sólo en segunda instancia un lugar de culto. 3. Gr. hierón (Mt. 4:5; 12:5, 6; etc.). 4. Gr. naós (Mt. 23:16; etc.). En términos estrictos, hierón se aplica a todo el templo, con sus edificios auxiliares y sus atrios o patios; mientras que naós designa el santuario sagrado del edificio del templo, que estaba formado por el "lugar santo" y el "lugar santísimo".


Todas las naciones de la antigüedad construyeron templos para sus dioses. Algunos de ellos eran estructuras complicadas, que abarcaban muchas hectáreas, y estaban constituidas por magníficos edificios y patios.


Una de las ruinas mayores y mejor preservadas es la 1137del gran templo de Amón* en Tebas, en el Alto Egipto (figs 179, 180; en cuanto a los restos de otros templos, véanse las figs 37, 52, 53, 59, 61, 119, 136, 178, 192, 235, 295, 428, 524). En Palestina no han subsistido sobre la superficie ruinas de templos de la época prerromana, pero algunos de épocas anteriores se han podido desenterrar. Ponen de manifiesto que la mayoría de los templos anteriores a la invasión israelita estaban constituidos por 3 habitaciones principales: A. Una antesala por donde tenía que pasar el adorador o el sacerdote antes de entrar. B. El santuario donde se presentaban los sacrificios, se oraba o llevaban a cabo otros deberes religiosos. C. Y más adentro, generalmente en un sitio más elevado, el lugar santísimo con un pedestal sobre el cual estaba la imagen del dios.


El templo a Dagón, en Asdod, adonde los filisteos llevaron el arca de Dios (1 S. 5:2-4), probablemente tenía una estructura semejante a las que se han desenterrado en Bet-seán (para los planos véase la fig 490). El templo del dios Berit en Siquem (Jue 9:46), que ha sido excavado, era similar en diseño al que acabamos de describir, y el templo de Baal, en Samaria (2 R. 10:21), no debe de haber sido diferente de los que se han podido excavar en diversos lugares de Palestina y Siria.


Aunque el AT dice muy poco acerca de los templos paganos de Canaán, nos da una descripción detallada del templo de Salomón y del templo ideal de la visión de Ezequiel, y también alguna información en cuanto al de Zorobabel. El de Herodes, escenario del ministerio de Cristo, aparece descripto en forma detallada en los escritos de Josefo y en la Mishná.


490. Maquetas modelos de los fundamentos de 2 templos de bet-seán construidos en los ss XIII y XII a.C.





I. Templo de Salomón.


Originalmente, David había hecho planes para construir el templo de Jerusalén (2 S. 7:1-3), pero cuando no se le permitió edificarlo (vs 5, 6), acumuló durante el resto de su vida una enorme cantidad de materiales de construcción y metales preciosos (1 Cr. 22:2, 16) que, junto con una planificación detallada (28:11, 12), entregó a su hijo Salomón, encargándole llevar adelante el proyecto. David ya había comprado el lugar donde se construiría el templo: la era de Ornán (1 Cr. 21:25 - 22:1; fue el lugar antes llamado "monte Moriah",* la escena de la ofrenda de Isaac por parte de Abrahán).


Aunque el AT nos da una detallada descripción del edificio y de su mobiliario, algunos de sus términos son oscuros y, por consiguiente, es incorrecto mucho de lo que se ha intentado reconstruir, basado en conjeturas anteriores a las evidencias arqueológicas con respecto a los métodos de edificación, las técnicas practicadas y los detalles arquitectónicos de los días de Salomón. Se sabe mucho más ahora, es cierto, pero sigue habiendo incertidumbre con respecto a algunos detalles, como lo demostrará la explicación que sigue.


La colina nororiental de Jerusalén, sobre la cual Salomón construyó el templo y muy probablemente las estructuras del palacio real, era de forma irregular, y sin duda invirtió una gran cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo para lograr primeramente una plataforma lo suficientemente plana y amplia como para levantar sobre ella varios edificios (fig 278). Esto explica el largo tiempo que se necesitó - 20 años (1 R. 9:10) - para construir el templo y los palacios. Ejemplos de esas plataformas artificiales abundan en el Cercano Oriente; las más famosas son las de Persépolis y Pasargada en Persia, y la del gran templo del Sol en Baalbek, en el Líbano. En efecto, la actual plataforma del área del templo en Jerusalén, que hoy es un sagrado recinto musulmán (fig 279), da una buena idea de cómo habrá sido la construida por el rey Salomón, aunque la estructura actual está formada por materiales de construcción de los tiempos de Herodes y aún posteriores. Actualmente, algunas de las bóvedas subterráneas de la plataforma de Jerusalén se usan como cisternas, y 1138


491. El templo de Salomón (de acuerdo con L.-Hugues Vincent y A.-M. Steve). Arriba: Plano horizontal del edificio del templo.


Centro izquierda: Sección este-oeste. Centro derecha: Sección transversal a través del santuario. Abajo: Elevaciones de frente y de costado.


1139 es muy probable que la de Salomón contuviera depósitos similares para acumular agua de lluvia, porque en esa ciudad el agua siempre fue escasa.


492. Roca sobre la cual se cree fue erigido el altar del sacrificio del templo construido por Salomón, en Jerusalén.


En 7 años se construyó el templo y sus edificios auxiliares (1 R. 6:37, 38). Además de la estructura del santuario, el recinto (fig 491) abarcaba 2 patios o atrios (2 R. 23:12): A. Un "gran atrio" (2 Cr. 4:9) al cual todos podían acceder. B. "El atrio interior" (1 R. 6:36), llamado también "el atrio de los sacerdotes" (2 Cr. 4:9) o "el atrio de arriba" (Jer. 36:10), que era mayormente el dominio de los sacerdotes y levitas. Nada se sabe de sus tamaños y formas. La Biblia menciona una cantidad de puertas que aparentemente daban acceso al área del templo, pero no especifica cuál de ellas conducía al atrio exterior y cuál de éste al interior; ni indica tampoco cuáles eran exactamente sus ubicaciones respectivas. Las puertas que se mencionan por nombre son: 1. "La puerta del rey" (1 Cr. 9:18), al este. 2. "La puerta nueva" (Jer. 26:10; 36:10), ubicada posiblemente al sur. 3. "La puerta superior de Benjamín" (20:2), quizás al norte. 4. "La puerta más alta", construida por Jotam (2 R. 15:35), tal vez ubicada en el muro del norte y quizá la misma llamada "la puerta superior de Benjamín" (Jer. 20:2). 5. Otra "puerta mayor" (2 Cr. 23:20) que conectaba al templo con el recinto del palacio, por lo que podría haber estado en el costado sur. 6. "La puerta de Salequet" (1 Cr. 26:16), en el oeste. Nada se sabe acerca del muro del atrio exterior; parece que a su vez era el muro exterior de la ciudad, a lo menos en los costados que daban hacia el norte y el este. El muro del atrio interior había sido construido con materiales más livianos, y estaba formado por 3 hileras de piedras labradas revestidas con madera de cedro (1 R. 6:36), un método de construcción inusual, confirmado por ruinas heteas exhumadas en el norte de Siria y por estructuras de Meguido construidas en los días de Salomón.


493. Maqueta de Howland-Garber del templo de Salomón.


El templo tenía 60 codos de largo, 20 de ancho y 30 de alto. Es muy probable que estas medidas se hayan aplicado al interior del edificio. No se sabe si los constructores emplearon el codo común o el codo real, que era más largo. El edificio, que daba hacia el este, estaba formado por: A. Un vestíbulo o entrada, de 20 codos de ancho por 10 de profundidad. 1140 B. El "lugar santo", de 20 codos de ancho por 40 de largo. C. El "lugar santísimo", que medía 20 codos por lado (1 R. 6:20) - y por lo tanto era un cubo perfecto (1 R. 6:2, 3, 16, 17) -, lo que indicaría que el piso del santísimo estaba 10 codos más elevado que el del lugar santo o su techo era 10 codos más bajo (fig 494).


494. Sitio aproximado del lugar santísimo (en primer plano) en el templo construido en Jerusalén.


Los muros eran de piedras labradas en las mismas canteras (1 R. 6:7) y el cielo raso estaba recubierto con tablas de cedro (v 9), lo mismo que aquéllos. El piso era de madera de ciprés (v 15). Toda la parte interior estaba tallada con figuras de querubines, palmas y flores, y revestida de oro (1 R. 6:28, 20-22, 29, 30, 32, 35; 2 Cr. 3:7). Debajo del techo había una serie de ventanas anchas por dentro y estrechas por fuera (1 R.6:4), posiblemente provistas de persianas para permitir la entrada de la luz solar.


La división entre los lugares santo y santísimo era de madera de cedro revestida de oro, con una puerta de 2 hojas de madera de olivo revestida de oro también, y decorada con querubines, palmas y flores (1 R. 6:31, 32).


Una cadena de oro colgaba frente a esa división, evidentemente para sostener una cortina confeccionada de acuerdo con la que existía en el tabernáculo (1 R. 6:21; 2 Cr. 3:14). No se sabe si el lugar santísimo se encontraba en el mismo nivel del lugar santo, o más elevado, al que se podía llegar por medio de una escalera. Algunos eruditos creen que la altura menor dada para la estancia más pequeña, 20 codos contra 30 del lugar santo, indica que su piso era 10 codos más alto, con el techo en el mismo nivel para ambas estancias (fig 493), con lo que el templo de Salomón habría seguido el mismo modelo de los templos excavados en otros lugares, en los que con frecuencia el lugar que se encontraba más adentro estaba en un nivel superior al de los otros recintos. Otros eruditos, en cambio, creen que los pisos de todas las estancias del templo estaban al mismo nivel, y que el techo del lugar santísimo tenía una altura de sólo 20 codos, porque debió haber habido habitaciones construidas entre su techo y el resto del techo del edificio. Creen encontrar apoyo para su teoría en 1 Cr. 28:11 y 2 Cr. 3:9 (fig 491).


En los muros exteriores del santuario, en los costados que daban al norte, al oeste y al sur, había 3 pisos constituidos por pequeñas habitaciones que probablemente se usaban como oficinas administrativas y depósitos (1 R. 6:5-10). Muchos eruditos creen que en el frente del templo había 2 torres monumentales, o una entrada formada por torres cuadradas. La teoría de las torres monumentales encuentra algún asidero en 2 Cr. 3:4, que se refiere a la altura del vestíbulo y nos dice que era de 120 codos. Si esta cifra es correcta, sólo se puede tratar de altas torres. En el frente del templo se levantaban 2 columnas de bronce, con capiteles ricamente decorados, cada una de las cuales tenía 18 codos de alto (1 R. 7:15-22; 2 Cr. 3:15-17). Sus nombres, Boaz* y Jaquín,* habrían sido las palabras iniciales de las inscripciones que se encontraban en las columnas. La evidencia proporcionada por los arqueólogos nos revela que esas columnas, separadas del resto de la estructura, eran una 1141 característica común de los templos fenicios.


En el lugar santísimo estaba el arca con su cubierta de oro (llamado "propiciatorio"). Era el arca original hecha en el monte Sinaí bajo la dirección de Moisés. La cubrían 2 grandes querubines revestidos de oro, producidos por los artesanos de Salomón (1 R. 6:23-28). En el lugar santo, aunque en realidad pertenecía al lugar santísimo, se encontraba el altar de oro destinado al incienso (1 R. 6:20, 22; cf 7:48); 10 candeleros en lugar del único que había en el tabernáculo (7:49); y "mesas" para los panes de la proposición (1 Cr. 28:16; 2 Cr. 4:18, 19; 13:11). En el atrio interior estaba el gran altar de bronce de los sacrificios (1 R. 8:64; 2 R. 16:14), 4 veces más largo y más ancho que el del tabernáculo (2 Cr. 4:1; cf Ex. 27:1); también la gran fuente de bronce que descansaba sobre los lomos de 12 bueyes del mismo metal, y 10 fuentes transportables (1 R. 7:23-39). Véanse los nombres de estos objetos.


Varias veces se hicieron reparaciones en el templo de Salomón (2 R. 12:5-14; 22:5-7), que en total duró unos 400 años. El ejército de Nabucodonosor lo destruyó en el 586 a.C.: quebraron las columnas y la fuente, y se llevaron el bronce a Babilonia junto con los vasos de metal (25:9-17).


Bib.: H. C. Thomson, PEQ 92 (1960):57-63.



II. Templo de Ezequiel.


El descripto en Ez. 40:1-43:27. El profeta lo vio en visión, y no resulta claro si Zorobabel construyó su templo de acuerdo con sus planos y especificaciones, o en qué medida lo hizo, o si sencillamente representaba el plano de un templo que podría haberle servido a un pueblo restaurado y obediente, y que nunca se construyó porque dicho pueblo no satisfizo las expectativas ni los requerimientos del Señor. Véanse Profeta; Pueblo elegido.


Se ha reconocido desde hace mucho tiempo que, en sus aspectos esenciales, el templo de Ezequiel se asemeja a la planta del templo de Salomón, y las evidencias arqueológicas descubiertas recientemente indican que las puertas de Ezequiel, descriptas con lujo de detalles, concuerdan casi exactamente con las puertas construidas en Meguido, Hazor y Gezer por los arquitectos de Salomón (figs 495, 496). Howie fue el primero en reconocer que el trazado y las medidas dadas por Ezequiel para la puerta oriental de su templo concordaban en todos los aspectos esenciales con la puerta de la ciudad de Meguido, excavada en el nivel salomónico de esa ciudad. En 1957 Yadin descubrió una puerta idéntica durante las excavaciones practicadas en Hazor, en el nivel correspondiente a Salomón, lo que indica que fue planeada por el mismo arquitecto que había sido responsable de la puerta de Meguido. En 1958, Yadin demostró que una puerta salomónica de más o menos las mismas dimensiones había sido descubierta durante ciertas excavaciones practicadas muchos años antes en Gezer, pero no se habían reconocido sus verdaderas características por causa de los métodos arqueológicos imperfectos que se aplicaban en ese entonces. Esta puerta, completamente excavada por la expedición norteamericana de Gezer desde 1966 hasta 1969, resultó ser idéntica a las puertas de Salomón descubiertas en Meguido y Hazor. Estos hallazgos nos revelan que las descripciones, ya sea del templo de Salomón o del edificio ideal de Ezequiel, se pueden usar para aclarar los detalles estructurales y arquitectónicos de cada uno de ellos.


495. Una puerta del templo de Salomón en Hazor (bien abajo a la izquierda), muy similares a las puertas del templo descriptas por Ezequiel y probablemente a las del templo de Salomón.


496. Reconstrucción artística de la puerta salomónica en Meguido.


La parte interior (parte superior, centro) se corresponde en trazado y medidas con las puertas del templo descriptas por Ezequiel, y probablemente con las del templo de Salomón.


Puesto que el templo de Ezequiel nunca existió realmente, a continuación sólo daremos un breve resumen de sus aspectos esenciales (fig 497). Su principal característica es la perfecta simetría que se nota en todos sus aspectos. El edificio completo, un cuadrado de 500 codos, se abre hacia el este. Consiste en un atrio exterior rodeado por un muro en el cual se encuentran 3 puertas idénticas: una en el lado norte, otra en el este y otra en el sur. Una cantidad de estructuras sirven de división entre los atrios exterior e interior, y 3 puertas idénticas a las ya mencionadas están ubicadas en posiciones opuestas a las puertas exteriores, y permiten el acceso al atrio interior. En este atrio se levanta el gran altar de los sacrificios, del cual se dan las medidas exactas, y el edificio del templo propiamente dicho, construido sobre una plataforma más elevada y al que se llega por medio de peldaños que se encuentran al frente del vestíbulo.


El templo está conformado por un vestíbulo (presumiblemente con torres), más el lugar santo y el lugar santísimo (cuyas medidas son aproximadamente las del templo de Salomón), rodeadas de cámaras laterales ubicadas en 3 pisos y distribuidas en los costados norte, oeste y sur del edificio. Frente al templo se yerguen 2 columnas separadas de la estructura. Para más detalles véase la fig 497; las descripciones de los intentos de reconstrucción de los planos del templo de Ezequiel, y las diferentes interpretaciones de ellas, aparecen en los comentarios bíblicos y, especialmente, en CBA 4:741-755.


Bib.: C. G. Howie, BASOR 117 (1950):13-19; 1142


97. Plano del templo de Ezequiel.


1143 Y. Yadin, IEJ 8 (1958):80-86; G. E. Wright, BA 21(1958),103,104; W. G. Dever, EAEHL II:436,437,441.



III. Templo de Zorobabel.


El que estaba en Jerusalén, reconstruido después del exilio gracias a un decreto del rey Ciro. De acuerdo con ese permiso real, debía tener 60 codos de ancho y 60 codos de alto, pero en dicho documento no figura la longitud (Esd. 6:3). La construcción comenzó en el 2º año después del regreso de los exiliados de Babilonia, pero los constructores encontraron tanta oposición por parte de sus enemigos en su patria, que la obra pronto llegó a una virtual interrupción, y permaneció en esa situación hasta el reinado de Darío I. En el 2º año de su reinado los profetas Hageo y Zacarías animaron a Zorobabel, el gobernador, y a Josué, el sumo sacerdote, para que hicieran otro esfuerzo con el fin de reconstruir el templo. Respondieron favorablemente, y con el apoyo entusiasta de toda la nación y la buena voluntad de los funcionarios y del rey persa, el nuevo templo, generalmente llamado Segundo Templo, se terminó junto con las estructuras auxiliares en un período de unos 4 1/2 años, desde el 520 hasta el 515 a.C. (Esd. 3:8-4:5; 4:24-6:15). Mapa XVII, I.


No se conocen sus medidas, aunque es razonable suponer que se siguieron los lineamientos generales del templo de Salomón. La decoración de los edificios no era tan suntuosa, y los que habían conocido el primero lloraron al ver la sencillez de su diseño cuando apenas se colocaron las piedras de los fundamentos (Esd. 3:12; cf Hag. 2:3). El hecho de que los judíos hayan empleado 2 años menos en construir el nuevo templo, se debió no sólo a que era una edificación más pequeña, sino también a que ya existía la antigua plataforma de los días de Salomón (véase más arriba), gran parte de la cual sin duda se pudo utilizar después de hacerle algunas reparaciones. Puesto que la preparación de esa plataforma debió de haber consumido mucho tiempo, esfuerzo y dinero, la reconstrucción de las estructuras superiores en el mismo lugar ciertamente tuvo que haber sido ventajoso ya que se podían aprovechar los fundamentos del antiguo templo.


La madera de cedro que se utilizó en el templo se trajo de los montes Líbano (Esd. 3:7), y los metales preciosos para las decoraciones provinieron de las ofrendas voluntarias del pueblo y de los dirigentes (1:6; 2:68, 69). Muchos de los vasos del antiguo templo, que el ejército de Nabucodonosor llevó a Babilonia (7:1-11), fueron devueltos por Ciro a los funcionarios judíos, quienes los trajeron de regreso a Jerusalén. El edificio del templo estaba dividido, como antes, en lugar santo y lugar santísimo, y como antes también esa división era una pared, aunque había una cortina (1 Mac. 1:22). Las paredes interiores estaban recubiertas de oro.


El lugar santísimo estaba vacío, porque el arca de Dios y los querubines desaparecieron cuando Nabucodonosor tomó Jerusalén en el 586 a.C.


Los judíos han conservado una tradición según la cual Jeremías y algunos de sus seguidores la habrían escondido en una caverna. Después del regreso del exilio todos los esfuerzos desplegados para recuperar el arca sagrada han sido infructuosos, y hasta hoy no han tenido éxito. En el lugar santo estaba el altar de oro del incienso, un candelabro y una mesa para los panes de la proposición (1 Mac. 1:21, 22). Varios pasajes indican que había oficinas y depósitos adosados al templo, o en los edificios que rodeaban los atrios (Esd. 10:6; Neh. 10:37-39; 12:44; 13:4; 1 Mac. 4:38), y se mencionan diversos atrios (Neh. 8:16; 13:7). En el interior se encontraba, como antes, un altar para los sacrificios (Esd. 7:17), esta vez hecho de piedra y no de bronce, como en el templo de Salomón (1 Mac. 4:44-47). En él había también una "fuente", probablemente de bronce (Eclo. 50:3). Varias puertas daban acceso al templo (Neh. 6:10; 1 Mac. 4:38); no sabemos cuántas eran ni dónde estaban ubicadas.


Aparentemente, los ritos religiosos de la ley mosaica se celebraron ininterrumpidamente durante el período persa y los primeros 150 años de la dominación helenística de Palestina. Se dice que Alejandro Magno habría visitado el templo, como lo habrían hecho también a lo menos 2 de los Tolomeos (Tolomeo III y Tolomeo IV; 3 Mac. 1:9, 10). Antíoco IV Epífanes lo profanó en el 168 a.C. al levantar en el atrio un altar dedicado a Júpiter Olímpico y al sacrificar cerdos en él. Se llevó asimismo el mobiliario sagrado del lugar santo, y todos los tesoros del templo, (1 Mac. 1:21-23). No obstante todo eso, fue reparado, se lo volvió a amueblar y se lo rededicó en el 165 a.C. después que las fuerzas de los macabeos tomaron Jerusalén (1 Mac. 4:43-59); la fiesta de la Dedicación (Jn. 10:22) se originó en ese tiempo. Cuando Pompeyo tomó Jerusalén en el 63 a.C., el templo no sufrió ningún daño, pero más tarde fue objeto de pillaje por parte de las tropas de Craso. Posiblemente haya sufrido daños adicionales en la toma de Jerusalén por Herodes en el 37 a.C. En ese tiempo, el templo, que ya tenía 500 años, necesitaba 1144 una reparación profunda, o una reconstrucción total. Herodes decidió, en cambio, levantar un nuevo templo que superara en esplendor y hermosura a cualquier otro edificio del país (Mt. 24:1; cf Lc. 21:5).


Bib.: T-H v.9; C-PF 28; FJ-AJ xiv.16.2; xi.8.5; FJ-AA ii.48; FJ-AJ xii.5.4; xiv.4.4; 7.1; 16.2, 3; CBA 4:515-517.



IV. Templo de Herodes.


Cuando Herodes anunció su deseo de construir un nuevo templo, los judíos temieron que lo derribara y no hiciera nada. Por esa razón, ideó un método de reconstrucción que consistía en demoler sólo lo necesario para el avance de la nueva construcción. Al progresar sus diferentes etapas, parecía que el monarca se limitaba a reparar lo que ya existía, cuando en realidad levantaba una estructura completamente nueva, sin que por ello se interrumpieran los servicios religiosos. Primero reconstruyó el santuario propiamente dicho. Esta obra comenzó en el 20/19 a.C. y duró 18 meses. Los materiales que se usaron en el templo ya estaban terminados cuando llegaban a la obra, y sólo se empleó sacerdotes para trabajar en sus estructuras interiores. Una vez terminado, se continuó con los edificios exteriores. La mayor parte, incluso los pórticos, se terminó en los siguientes 8 años, pero las obras de decoración y embellecimiento prosiguieron hasta la procuraduría de Albino (c 62-64 d.C.), inmediatamente antes que estallara la guerra judía. Puesto que las actividades relacionadas con la construcción del templo proseguían durante el ministerio de Cristo, es comprensible que los judíos hayan dicho que se había estado construyendo durante 46 años (Jn. 2:20). En él Jesús fue dedicado cuando niño; en su recinto se encontró con los doctores de la ley cuando tenía 12 años; de su atrio exterior expulsó a los cambistas; sus aposentos lo oyeron enseñar y predicar a él y a sus discípulos; y en una de sus puertas, hermosamente decorada, Pedro y Juan curaron a un paralítico. El conjunto del templo, con todos sus edificios, se incendió durante la toma de Jerusalén por las fuerzas de Tito en el 70 d.C. Aunque se habían dado órdenes estrictas para que se lo preservara, un soldado arrojó una antorcha y el santuario se incendió. Así fue destruido uno de los más hermosos edificios de su tiempo.


Aunque el templo construido por Herodes el Grande era realmente una nueva estructura, los judíos siempre se refirieron a él como el Segundo Templo, considerándolo sólo una remodelación o reparación del anterior.


Como consecuencia del odio que sentían por el monarca, tanto los escritos judíos ortodoxos como la Mishná - que lo describe detalladamente-, nunca mencionan por nombre a su constructor. Gracias a las descripciones de Josefo, de la Mishná (Middoth) y de las evidencias arqueológicas descubiertas actualmente en el lugar, podemos tener una idea bastante aproximada del templo de Herodes. La siguiente descripción se basa en esas fuentes (figs 498 [las letras y números entre paréntesis remiten al plano], 499).


La superficie cubierta del antiguo templo se amplió hasta abarcar el doble de su tamaño anterior, incluyendo también los terrenos donde se encontraba el palacio en los días de Salomón. Las investigaciones arqueológicas demuestran que el edificio musulmán actual, el Haram esh-Sherîf, cubre casi exactamente la extensión del templo destruido, y que una buena parte de los muros de esa estructura moderna descansan sobre los fundamentos o las porciones de paredes de los tiempos de Herodes (Mapa XVII; fig 498). El muro exterior contenía al atrio de los gentiles, al que todos podían acceder. Galerías encolumnadas, generalmente llamadas pórticos, se extendían alrededor de la superficie interior de ese muro. Se los construyó de acuerdo con las stoas griegas: galerías de columnas que se encontraban en el ágora o plaza de mercado de toda ciudad helena (fig 53). El pórtico del sur, llamado Real, tenía 162 columnas altas, ordenadas en 4 filas, que formaban 3 corredores: el del medio era más alto y más ancho que los de los costados. Todas las demás galerías que rodeaban el atrio exterior tenían 3 hileras de columnas. La parte meridional de la galería oriental se llamaba Pórtico de Salomón (Jn. 10:23; Hch. 3:11; 5:12).


1145


498. Plano del templo de Herodes y su emplazamiento, con la Torre Antonia en la esquina superior izquierda (de acuerdo con L.-Hugues Vincent y A.-M. Steve).*(3)


1146 Ocho puertas permitían la entrada a este atrio exterior. Una, la Puerta de Susa, se hallaba al este, en el lugar de la actual Puerta Dorada (P); otra estaba al norte (O). Las 2 puertas del sur, llamadas Puerta de Hulda I y II, daban acceso al atrio del templo desde la parte más baja de la ciudad por medio de escaleras que terminaban dentro del atrio. Estas 2 entradas, todavía visibles en la parte del muro que se ha preservado, demuestran que una tenía 2 puertas y la otra 3 (I2 y I3). En el muro oriental había 4 puertas principales y una entrada pequeña, de las cuales, la más meridional (J), era una puerta a la que se llegaba por medio de una escalera en forma de L y un puente (el Arco de Robinson), que cruzaba la calle que corría al fondo del muro occidental en el valle de Tiropeón, que franqueaba dicho muro. Esta puerta, con su escalera y su puente -que ha sido totalmente desenterrada gracias a las excavaciones de B. Mazar llevadas a cabo entre 1968 y 1977-, no es mencionada en los registros de la antigüedad. Otra puerta (L) se podía alcanzar gracias a un puente que se extendía sobre el valle. La mayor parte del puente, conocido ahora como Arco de Wilson, todavía se conserva, a pesar de que el valle, en gran medida, ha sido rellenado con escombros. Entre las puertas J y M había otra entrada pequeña al nivel de la calle, en el valle de Tiropeón. Una escalera que partía de esa entrada conducía al interior del atrio (K). No se sabe mucho más en cuanto a las otras 2 puertas del este (M y N). En la esquina noroccidental (H1) había una escalera que conducía a la fortaleza* (o cuartel) de Antonia, que estaba ubicada en una plataforma de roca a mayor altura que el atrio del templo. La construyó Juan Hircano en el lugar de la antigua ciudadela, llamada bîrâh (o "palacio de la casa") por Nehemías (2:8). Herodes la había ampliado y la había convertido en un palacio fortificado.


En el centro de la estructura se encontraba el santuario, a mayor altura que el atrio exterior. Se podía acceder a él desde el norte, el este y el sur por medio de escaleras de 14 peldaños cada una. Fuera de esta terraza había un muro de 3 codos de alto, coronado por columnas, con entradas al recinto sagrado en 9 lugares ubicados exactamente en frente de las 9 puertas del muro interior. Había tablillas que contenían una advertencia, escritas en griego y latín, que decía: "Ningún extranjero [= no judío] puede pasar más allá de la balaustrada y del muro que rodea al templo.


Quienquiera sea sorprendido dentro será responsable de su muerte, que le sobrevendrá sin dilación". Una de esas tablillas (fig 500), con su inscripción completa en griego, fue descubierta por Charles Clermont-Ganneau en 1871; hoy se encuentra en el Museo de Estambul.


Parte de una 2ª tablilla, descubierta mientras se trabajaba en la reparación de una calle de Jerusalén en 1935, se encuentra ahora en el Museo Arqueológico de Jerusalén. Cuando el apóstol Pablo fue arrestado en el templo, se lo acusó de haber introducido a un gentil dentro de ese muro (con lo que habría traspasado esa orden; Hch. 21:28, 29).


Sobre esa terraza se levantaba el muro interior, de 25 codos de alto (separaba el atrio interior del exterior y del mundo), y el santuario propiamente dicho. Al atrio interior se accedía a través de 9 puertas: una estaba al oriente, 4 al norte y 4 al sur (1-9). En el lado interior de este muro había habitaciones o cámaras que servían de depósitos y oficinas que se abrían hacia pórticos. La parte oriental, alrededor de 1/3 de todo el recinto sagrado, estaba separada del resto por un muro. Era el atrio de las mujeres (F), que tenía ese nombre porque las mujeres judías y los niños podían entrar en él. El "lugar de las ofrendas", mencionado como escenario de algunas de las enseñanzas de Jesús en el templo (Jn. 8:20), se encontraba en el atrio de las mujeres. Ese nombre se aplicaba ya sea al pórtico que rodeaba al atrio, en el cual se hallaban ubicadas las cajas que servían para recibir las ofrendas -llamadas "trompetas" a causa de su forma-, o a las habitaciones en las que se depositaban los donativos y las ofrendas. Una gran puerta se encontraba entre el atrio de las mujeres y el siguiente, que estaba en un nivel superior. Una escalera semicircular de 15 peldaños conducía a esa gran puerta, que tenía 40 codos de ancho y 50 de alto (E). No existe seguridad de si esta puerta (E), o la que conducía al atrio de las mujeres desde el exterior (G), era la Puerta La Hermosa* donde Pedro curó al mendigo paralítico (Hch. 3:2).


La parte occidental del recinto sagrado contenía el atrio de los sacerdotes (C), junto al edificio del templo. A su alrededor, por sus 3 lados, estaba el atrio de Israel, llamado también de los hombres (D), al que tenían acceso todos los judíos de sexo masculino. Estos 2 atrios estaban separados por un muro de alrededor de 1 codo de altura. Dentro del atrio de Israel había una serie de cámaras destinadas a depósitos, y también la sala en que sesionaba el Sanedrín o tribunal supremo (Hch. 5:21).


En el atrio de los sacerdotes (C) se encontraba el altar de los sacrificios y la "fuente" de bronce (B). Sólo los sacerdotes podían entrar 1147 allí, excepto cuando se les permitía la entrada a los judíos para que pudieran presentarse delante del altar con sus ofrendas. Según la Mishná, el altar, de piedras rústicas, tenía 15 codos de alto y 32 por lado en la base. Era posible llegar hasta él por una rampa. Esas medidas difícilmente puedan ser las correctas. Se cree generalmente que el altar de los sacrificios estaba en el lugar abarcado ahora por la Mezquita Musulmana de la Roca, a la que por error se llama Mezquita de Omar (figs 278, 279, 281, 368, 492). Debajo de esa roca hay una cueva a la que se puede llegar por una escalera. Tenía un agujero a través del cual los sacerdotes podían echar a la cueva las porciones desechables de las víctimas sacrificadas, como asimismo las cenizas y los huesos, que retiraban durante la noche, para que los adoradores en el templo no sintieran el mal olor de esos materiales de desecho (fig 492).


Desde el atrio de los sacerdotes hasta el vestíbulo del templo se llegaba por una escalera de 12 peldaños. Este vestíbulo tenía 100 codos de alto, 100 de ancho y 20 de profundidad, con escaleras en espiral en sus 2 alas.


El portal monumental era de 70 codos de alto y 25 de ancho. No tenía hojas, de manera que la gran puerta del santuario se podía ver desde afuera. Estaba formada por 2 hojas de oro, de 55 codos de alto y 16 de ancho, que se abrían hacia el lugar santo (A), el cual tenía el mismo tamaño (40 codos por 20) que el del templo de Salomón, con la excepción de que eran de 60 codos de alto (en lugar de 30). El mobiliario era el usual: un altar de oro para el incienso, una mesa para los panes de la proposición y un candelabro. El lugar santísimo, que se encontraba vacío, estaba separado del aposento mayor (según la Mishná, Yoma 5.1) por 2 cortinas paralelas. Que estas cortinas se rasgaran en ocasión de la muerte de Cristo (Mt. 27:51; He. 6:19; 10:20) era evidencia de que habían llegado a su fin los servicios simbólicos del sistema de sacrificios.


Adosadas a los costados del norte, del oeste y del sur del templo, había 3 pisos con habitaciones similares a las del templo de Salomón.


Bib.: ARI 142-155; M. Ben-Dov, "Temple of Herod" [El templo de Herodes], IDBS 870-872; T. A. Busink, Der Tempel von Jerusalem [El templo de Jerusalén] (Leiden, 1970); P. L. Garber, "Reconstructing Solomonzs Temple" [La reconstrucción del templo de Salomón], BA 14 (1951):2-24; J. Quellette, "Temple of Solomon" [El templo de Salomón], IDBS 872-874; A. Parrot, The Temple of Jerusalem [El templo de Jerusalén] (Londres, 1957); W. F. Stinespring, "Jerusalem Temple" [El templo de Jerusalén], IDB IV:534-560; L.-H. Vincent y F.-M. Abel, Jérusalem Nouvelle [La nueva Jerusalén] (París, 1914-1926); Vincent y A.-M. Steve, Jérusalem de lz Ancien Testament [La Jerusalén del AT] (París, 1954, 1956); G. E. Wright, "Solomonzs Temple Resurrected" [El templo de Salomón resucitado], BA 4 (1941):17-31; "The Temple of Solomon" [El templo de Salomón], ibíd., 7 (1944):73-77; FJ-AJ xv.11; FJ-GJ v.5; vi.4; FJ-AJ xv.11; FJ-GJ v.5; QDAP 6 (1936):1-3.


499. Maqueta de Schick del templo de Herodes, en Jerusalén, que muestra la Fortaleza Antonia (esquina superior izquierda).




Templo, Guardiana del


(gr. neÇkóros).


El pasaje (Hch. 19:35) identifica a Efeso como la guardiana del templo de la diosa Diana* o Artemisa. 1148 Esta expresión aparece en una inscripción griega descubierta en Priene con un sentido similar al del NT al decir que cierto "Megabyzos" era el "neÇkóros del templo de Artemisa que está en Efeso".


500. Inscripción griega, de la balaustrada del templo de Herodes, prohibiendo a los gentiles entrar al área sagrada del templo.




Templo, Impuesto del.



El antecedente del impuesto del templo lo encontramos en Ex. 30:13-15, donde se nos dice que cada israelita de sexo masculino, de 20 años o más, debía pagar a los sacerdotes en ocasión del censo un impuesto de 1/2 siclo de plata como "ofrenda a Jehová". En el decreto de Artajerjes, además de las dádivas del rey, se hizo provisión para que los judíos pagaran un impuesto para la reconstrucción y conservación del templo.


Los levitas y sacerdotes estaban exentos del pago de este impuesto (Esd. 7:24), y los judíos interpretaron que esta exención alcanzaba también a los profetas. En los días de Nehemías los israelitas aceptaron pagar voluntariamente un impuesto anual equivalente a 1/3 de siclo para el sostén de los servicios del templo. De acuerdo con Josefo, este impuesto aumentó después a 1/2 siclo, que es lo que se menciona en Mt. 17:24-27.


En tiempos del NT, las autoridades judías habían elegido con este fin la tetradracma tiria, porque generalmente era una moneda de buena calidad, de peso uniforme y bien homogénea (fig 170). Los recaudadores de este impuesto convencieron a Pedro para que comprometiera a Jesús en su pago. En cierto sentido, esto habría equivalido a que Jesús admitiera que no era el Hijo de Dios. Pero para no producir más dificultades innecesarias, el Señor hizo un milagro (tanto para sí mismo como para Pedro) para pagarlo. Véase Dinero.


Bib.: FJ-AJ xviii.9.1.


Templo, Sirvientes del


(heb. nethînîm, "los que fueron dados"; aram. nethînîn).


Término que aparece con frecuencia en la literatura posterior al exilio, y que se aplicaba a una clase de hombres dedicados al templo y a su servicio.


De las referencias a ellos que encontramos en el NT deducimos que se trataba de algo así como esclavos dedicados al servicio del templo, para hacer las tareas más humildes relacionadas con sus ceremonias, y quienes además eran sirvientes de los sacerdotes y levitas. Eran descendientes de cananeos, o prisioneros de guerra dedicados al templo, de acuerdo con una antigua costumbre israelita. La 1ª mención de ella la encontramos en Nm. 31:30 y 47, donde se nos dice que Moisés le dio a los levitas como siervos una cierta cantidad de prisioneros madianitas. Más tarde, los gabaonitas también llegaron a ser esclavos del templo; su tarea especial consistía en traer agua y leña (Jos. 9:23). David y sus príncipes aumentaron su número (Esd. 8:20); con la salvedad de que los extranjeros que Salomón dedicó al servicio del templo conservaron su título de "siervos de Salomón" (2:55). Varios de los nombres de los antepasados de los servidores del templo, como Rezín y Sísara, eran de origen extranjero (vs 43-54; etc.).


Muchas de estas personas regresaron de Babilonia con Zorobabel después del exilio, aunque no se sabe con exactitud cuántos eran, puesto que se los menciona en conjunto como los "siervos de Salomón" (Esd. 2:58; Neh. 7:60). Unos 220 sirvientes del templo regresaron con Esdras a Jerusalén unos 80 años más tarde (Esd. 8:20). Esto revela que no solamente habían llegado a formar parte de la organización de la nación judía, sino que se consideraban miembros de ella, y la religión de los judíos, a lo menos después del exilio, había llegado a ser su propia religión. Esto resulta evidente también por el hecho de que suscribieron el pacto de Nehemías, establecido entre el pueblo y Dios (Neh. 10:28, 29).


Tal como otros eclesiásticos, los sirvientes del templo estaban exentos de pagar impuestos bajo la administración persa, y vivían en ciudades especiales (Esd. 7:24; 2:70). Dentro de la ciudad de Jerusalén ocupaban un sector de Ofel, al sur de la zona del templo, frente a la Puerta de las Aguas (Neh. 3:26).


Tentación


(heb. massâh, "prueba", "dificultad"; gr. peirasmós, "prueba", "dificultad", "tentación", "incitación").



1.


Los términos que han sido traducidos de esta manera describen generalmente cualquier situación que tenga que enfrentar una persona y que implique una prueba de su carácter. En Dt. 4:34, 7:19 y 29:3 se tradujo massâh por "pruebas" en la RVR, y se usa para referirse a una circunstancia que puede fortalecer el carácter. En Lc. 4:13 el diablo tentó a Cristo, o 1149 lo probó, con la intención de quebrantar su decisión de obedecer a Dios. En las demás referencias que encontramos en el NT, "tentación" tiene que ver, en general, con cualesquiera situaciones que podrían debilitar la comunión de la persona con Dios, pero que si se las resiste pacientemente podrían fortalecer la fe y el carácter. Por eso los cristianos podían "tener por gozo" cuando caían en "diversas pruebas [tentaciones]" (Stg. 1:2; cf v 12), esto es, cuando encontraban dificultades que ponían a prueba la realidad de su experiencia cristiana. En Sal. 95:8 la palabra massâh es Masah,* un nombre propio.



2.


Lugar de la tentación de Jesús en el desierto (Mt. 4:1; Lc. 4:1) y el de la montaña a cuya cima lo llevó el diablo (Mt. 4:8); todavía sin identificación.


La fig 501 muestra uno de los sitios en que se cree que ocurrió el hecho.


501. El así llamado "Monte de la tentación" en el desierto de Judá, cerca de Jericó.




Teñido.



Rara vez se menciona el arte del teñido en la Biblia (Ex. 25:5; 26:14; Ez. 23:15; Jue. 5:30; Job 38:14), aunque la evidencia arqueológica muestra que era ampliamente conocido en la antigua Palestina. En Tell Beit Mirsim se desenterraron 6 piletas de teñido (fig 502). Varias bateas y otros utensilios muestran que se los usaban para teñir buenos tejidos. En Gezer se descubrió una instalación proveniente del período helenístico.


Bib.: W. F. Albright, The Archacology of Palestine and the Bible [La arqueología de Palestina y la Biblia] (Nueva York, 19353), pp 119, 120.


502. Bateas de una planta de teñido encontradas en Tell Beid Mirsim.




Teófilo


(gr. Theófilos, "amado por [de] Dios" o "amigo de Dios"; nombre bien conocido que usaban gentiles y judíos por igual).


Noble, posiblemente un funcionario importante, a quien Lucas le dedicó su Evangelio y el libro de Hechos (Lc. 1:1-4; Hch. 1:1). No se sabe si ya era cristiano en ese tiempo, o si solamente estaba interesado en el cristianismo. De acuerdo con una tradición cristiana muy antigua, era de Antioquía de Siria.


Terafínes


(heb. terâfîm, literalmente "los perecederos [decadentes]").


Alusión despectiva a los ídolos o las imágenes de divinidades paganas.


La palabra hebrea es un sustantivo colectivo, de manera que se puede referir a un solo objeto o a varios. En la RVR la palabra se traduce por "ídolos" en 1 S. 15: 23, Gn. 31: 19, 34, 35 y Ez. 21: 21; por "estatua" en 1 S. 19: 13 y 16. En cambio, aparece transliterada como "terafines" en Jue. 17: 5; 18: 14, 17, 18, 20; 2 R. 23: 24; Os. 3: 4 y Zac. 10: 2. El contexto de estos pasajes pone de manifiesto que la palabra se usaba generalmente para referirse a imágenes de diversos tamaños que representaban divinidades paganas. Los "ídolos" que Raquel hurtó a su padre y ocultó en la montura ("albarda", RVR) de su camello, evidentemente eran pequeñas figuras como las que han aparecido en gran cantidad en las excavaciones de prácticamente cada lugar del Cercano Oriente. Las más numerosas han sido de diosas desnudas (fig 503), en muchas de las cuales los órganos sexuales están exageradamente ampliados. Por lo general se cree que se las tenía para promover la fertilidad; muchas mujeres paganas las habrían usado junto a sus cuerpos como amuletos o encantamientos con ese propósito. Algunos terafines era de mayor tamaño que las pequeñas figuras a que hacemos referencia, lo que resulta evidente por el hecho de que Mical, la primera esposa de David, tenía uno lo suficientemente grande como para representar a su marido (1 S. 19:13); no se han descubierto aún terafines de ese tamaño en las excavaciones de Palestina. De acuerdo con Ez. 21:21, se consultaban los terafines o ídolos para saber qué conducta se debía seguir, aunque Zac. 10:2 1150 afirma que su consejo era vano. Algunos documentos descubiertos en Nuzi, en Mesopotamía, indican que en la era patriarcal la posesión de esos terafines, tal como en el caso de Labán, por ejemplo, era una garantía de que su poseedor tenía derecho al título de dueño de las propiedades heredadas de su padre.


Probablemente haya sido ésta la principal razón por la cual Labán estaba tan ansioso de recuperarlos después que se perdieran (Gn. 31:30, 33-35).


Las leyes mesopotámicas requerían la pena de muerte como castigo por el robo de objetos sagrados (Código de Hamurabi, sección 6), y Jacob reconoció la vigencia de esa ley cuando dijo que debía morir quien tuviera los dioses de Labán (31:32). Aparentemente, se enteró más tarde de que esos dioses y otros más estaban en poder de sus esposas, y por eso exigió su entrega y después los enterró (Jue. 17:4, 5). Estos objetos de culto, llevados más tarde a Dan, probablemente constituyeron el embrión del culto idolátrico que existió allí por siglos (18:14, 30, 31). Samuel declaró que la obstinación, el pecado de Saúl, se podía equiparar a la idolatría (heb. terâfîm; 1 S. 15:23). Oseas denunció el culto a los terafines en Israel, el reino del norte (Os. 3:4). Josías destruyó todos los que encontró durante su obra de reforma (2 R. 23:24), pero Zac. 10:2 sugiere que todavía era posible encontrar algunos de ellos después del exilio.


Bib.: ANET 219,220,166.


503. Diosa del hogar (diosa madre) procedente de Meguido.




Tercio


(gr. Tértios; del lat. tertius, "tercio", "tercero").


Escriba que redactó la carta de Pablo a los romanos, y quien incluyó en ella su propio saludo a la iglesia de Roma (Ro. 16:22).


Terebinto


(heb. zêlâh).


Término que no aparece en nuestra RVR ("roble") pero sí en la LPD Is. 6:13; Os. 4:13). Es un árbol grande, bastante alto, pero no se sabe a ciencia cierta a qué especie se refiere la Biblia. En la antigüedad el terebinto era venerado por sus líneas y proporciones majestuosas. Véase Encina.


Bib.: PB 178,179.


Teres


(heb. Teresh, quizá "severo").


Nombre persa para uno de los 2 eunucos cuyo plan de asesinar al rey Asuero fue frustrado por 1151 Mardoqueo. Teres y su cómplice fueron ejecutados por este complot contra la vida del rey (Est. 2:21-23; 16:2).


Ternero/a.



Véanse Becerro/a; Ganado.


Terremoto


(heb. ra{ash; gr. seismós).


Temblor de tierra provocado por erupciones volcánicas o fallas de la corteza terrestre; es uno de los desastres naturales más terroríficos. Un memorable terremoto registrado en el AT ocurrió durante el reinado de Uzías (Am 1:1; Zac. 14:5). En tiempos del NT un terremoto señaló la muerte y otro la resurrección de Cristo (Mt. 27:54; 28:2), como asimismo la intervención divina en favor de Pablo y Silas en la prisión romana de Filipos (Hch. 16:26). Los terremotos aparecen entre las señales del fin (Mt. 24:7; Mr. 13:8; Lc. 21:11; Ap. 6:12). Una descripción sublime de un terremoto y otros fenómenos naturales aparece en Sal. 18.


504. Tanque de agua en Qumrán con una quebradura en sus peldaños que muestran los efectos del terremoto del 31 a.C.




Bib.: D. H. K. Amiran, "A Revised Earthquake Catalogue of Palestine" [Un catálogo revisado de los terremotos de Palestina], IEJ 1 (1950-1951):223-246; 2 (1952):48-65.


Tértulo


(gr. Tértullos, "tercero"; del lat. Tertullus, diminutivo de Tertius; aparece con frecuencia en inscripciones gr. y lat.).


Abogado profesional contratado por las autoridades judías de Jerusalén para defender su causa contra Pablo ante el tribunal del procurador Félix, en Cesarea (Hch. 24:1-8). Puesto que este nombre era muy común, resulta imposible determinar la nacionalidad de Tértulo. La forma de su discurso pone en evidencia que era profesional.


Tesalónica


(gr. Thessaloník', "victoria contra Tesalia").


Ciudad del este de Macedonia. Se la sigue llamando Tesalónica, pero aún más comúnmente Salónica. Su nombre original era Thermae (Termas), "fuentes de agua caliente", pero cuando Casandro, uno de los sucesores de Alejandro Magno, hizo de ella su capital en el 315 a.C., le cambió el nombre y le puso Tesalónica en honor de su esposa, hermana de Alejandro. Experimentó su mayor expansión durante la dominación romana, en cuyas manos cayó después de la batalla de Pidna (168 a.C.).


Cuando se organizó la provincia de Macedonia (146 a.C.), Tesalónica se convirtió en su capital, como también en capital del 20 distrito de los 4 en que se la dividió. Después de la batalla de Filipos (42 a.C.), Tesalónica llegó a ser una ciudad libre, administrada por magistrados a quienes se daba el título de politárj's, "gobernantes de la ciudad", palabra traducida por "autoridades de la ciudad" en Hch. 17:8, RVR. Esta expresión aparece apoyada también por inscripciones en griego del Arco de Tesalónica (fig 506). Era un importante centro comercial y bastión militar ubicado en la Vía Ignacia, la que cruzaba toda Macedonia de oeste a este. Pablo la visitó viajando de Filipos en su 2ª gira misionera. Comenzó a predicar en la sinagoga, pero tuvo poco éxito entre la comunidad judía; sin embargo, logró fundar una iglesia antes que la persecución se desatara contra él en la ciudad (Hch. 17:1-9). A pesar de esto, la iglesia, que parece haber estado compuesta mayormente por cristianos de 1152 origen gentil (1 Ts. 1:9), llegó a ser una fuerte comunidad cristiana (vs 4-8). Pablo les hizo una 2ª visita, y posiblemente una 3ª durante su 3º viaje misionero (Hch. 20:1-6).


Dos de sus cartas que subsisten estaban dirigidas a esta iglesia, y 2 de sus compañeros de viaje, Aristarco y Segundo, eran oriundos de ella (20:4; 27:2). La ciudad nunca perdió su importancia, hasta hoy. Mapa XX, A-3.


Bib.: G. Emest Wright, Arqueología bíblica (Madrid, Cristiandad, 1975), p 376.


505. Muros de la Tesalónica antigua.




506. El Arco de Galerio en la Tesalónica antigua.




Tesalonicenses


(gr. thessalonikéus).


Habitantes de la antigua ciudad de Tesalónica, donde el apóstol Pablo fundó una importante iglesia cristiana, durante su 2° viaje misionero, y a la cual dedicó 2 de sus epístolas (1 Ts. 1:1; 2 Ts. 1:1).


Tesalonicenses, Epístolas a los.



Dos cartas dirigidas a los creyentes cristianos de Tesalónica, en Macedonia. En los manuscritos griegos más antiguos estas 2 epístolas llevan los títulos de Prós Thessalonikéis A ("A los Tesalonicenses A") y Prós Thessalonikéis B ("A los Tesalonicenses B").



I. Autor.


No ha surgido alguna oposición seria con respecto a la autoría paulina. El Canon Muratoriano (c 170 d.C.) incluye 1 y 2 Ts. entre las cartas de Pablo (que quizá fueran de las primeras epístolas de Pablo en ser preservadas).


Los primitivos autores cristianos que vieron el asunto -Ireneo, Clemente de Alejandría y Tertuliano; todos ellos de fines del s II y comienzos del III d.C.-, las atribuyeron a Pablo. El estilo de ambas cartas concuerda plenamente con lo que se sabe acerca del apóstol a partir de sus otras epístolas y del relato de Hechos; y los eruditos modernos están de acuerdo, en general, en que él es su autor. Alrededor del 150 d.C., Policarpo y Justino Mártir se refirieron a pasajes que se encuentran en sus cartas.



II. Ambientación.


Pablo proclamó el evangelio por la vez en Tesalónica durante su 2° viaje misionero, tal vez en la última parte del 50 d.C. o en la primera del año siguiente. Durante 3 sábados sucesivos predicó en la sinagoga, basándose en las Escrituras del AT, para demostrar que Jesucristo era el Mesías esperado por el pueblo judío (Hch. 17:2, 3). Algunos judíos y una buena cantidad de prosélitos de origen griego aceptaron el mensaje (v 4), y con estos creyentes el apóstol organizó una 1153 iglesia compuesta en su mayoría por gentiles (1 Ts. 1:9; cf 4:5). Evidentemente furiosos a causa de su éxito, en especial por convertir a los gentiles (1 Ts. 2:16), los judíos incrédulos generaron un tumulto en contra de él acusándolo de sedición, obligándolo a salir de la ciudad (Hch. 17:5-10). Cuando se fue a Berea, los judíos incrédulos de Tesalónica lo persiguieron hasta allí (vs 10, 13); se tuvo que ir también de esa ciudad, pero dejó a Silas y a Timoteo (v 14).


Viajó a Atenas, pero tan pronto llegó pidió que Silas y Timoteo se unieran con él (v 15; según 1 Ts. 3:1 y 2 parecería que envió a Timoteo de Atenas a Tesalónica para dar instrucción adicional a los creyentes de ese lugar); cuando Silas y Timoteo llegaron (Silas y Timoteo viajaron al regresar éste de Tesalónica), Pablo ya se había ido a Corinto (Hch. 18:1, 5; cf 1 Ts. 3:1-6).


Desde aquí escribió la 1ª de las 2 epístolas (1 Ts. 1:1; 2: 17; 3:6-10; deseaba ardientemente regresar a Tesalónica, pero Satanás se lo impidió, 2:17, 18). Cuando el portador de la 1ª carta regresó de Tesalónica y Pablo se enteró de que ciertas declaraciones suyas relativas a la inminencia de la 2ª venida de Cristo habían sido mal entendidas y aplicadas, les dirigió su 2ª carta para aclarar éstos y otros puntos doctrinales.


Posiblemente la 2ª epístola se escribió pocos meses después de la 1a, mientras Pablo se encontraba todavía muy ocupado en la consolidación de la iglesia de Corinto. Véase Cronología (IX, 7).



III. Primera epístola.


El fervor y el celo con que los creyentes de Tesalónica adoptaron la fe cristiana se echa de ver en las amables palabras de encomio que les dirige Pablo en 1 Ts. 1:1-4. Él atesoraba el recuerdo de la fortaleza de su fe y del fervor de su obra de amor, que daban testimonio de la paciente esperanza en Cristo que profesaban. Después de un breve saludo (1:1), Pablo repasa su ministerio y su relación con ellos en lo pasado (1:2-3:13).


Aprecia muchísimo su comunión en el evangelio (1:2-10), vuelve a recordar su ministerio entre ellos (2:1-16) y se lamenta de no poder volver a visitarlos (vs 17-20). Con amor profundo el apóstol trata a los nuevos conversos como lo hace la nodriza con los niños pequeños que están a su cuidado: "Fuimos tiernos entre vosotros" (2:7, 8). En verdad, les había entregado su propia vida y había trabajado por ellos "de noche y de día" (vs 9). El afecto que lo une a los tesalonicenses es profundo y duradero; a menudo menciona las persecuciones que tuvieron que soportar, en especial a manos de los judíos (1 Ts. 1:6; 2:14-16; cf Hch. 17:5, 6).


Además, les explica por qué envió a Timoteo en su lugar y el propósito y los resultados de esa visita (3:1-13).


Sin embargo, ciertas tendencias entre los creyentes merecían reprensión y requerían una instrucción más amplia: ciertos puntos doctrinales y aspectos de la vida cristiana práctica. Es por esto que el resto de la epístola (4:1-5:28) consiste en instrucciones y exhortaciones acerca de la santificación y del amor fraternal (4:1-10; consciente, tal vez, del origen pagano de los creyentes, les aconseja que no bajen las normas morales que han adoptado ni se relajen en las transacciones comerciales), la diligencia y el autosostén (vs 10-12; a algunos que descuidaban su trabajo diario y dependían de los demás para su sostén -tal vez fanatizados por la espera de la 2ª venida de Cristo-, les ordena que se ganen la vida trabajando con sus propias manos), la resurrección (vs 13-18; cf 1 Co. 15; algunos se lamentaban por los seres amados que habían fallecido después de la partida de Pablo, porque esperaban que estuvieran vivos en ocasión de la pronta venida de Jesús) y el momento de la 2ª venida de Cristo (5:1-11). Es evidente que la repentina salida del apóstol había interrumpido todas estas instrucciones. La carta termina con una serie de recomendaciones acerca de la fidelidad y la vida piadosa (vs 12-22), una oración por su bienestar espiritual y con diversos saludos (vs 23-28; véase CBA 7: 231-234).



IV. Segunda epístola.


Pablo felicita a los tesalonicenses por su crecimiento en la fe y el amor fraternal, y por soportar pacientemente las persecuciones (2 Ts. 1:1-4).


Luego continúa su instrucción acerca del día del juicio (aparta sus pensamientos de las tribulaciones para dirigirlos al regreso del Señor y a la glorificación de Cristo en sus santos; vs 5-12). Parece que sobre la base de algo que les ha dicho mientras estaba en Tesalónica, o en su 1ª carta, o de declaraciones provenientes de algunas de las falsas epístolas que circulaban, los creyentes habían llegado a la conclusión de que el día de Cristo estaba muy cercano (2: 1, 2). Con el fin de disipar ese malentendido, Pablo explica, más o menos extensamente, lo referente a la gran apostasía que ha de preceder el regreso de Cristo: son instrucciones relativas al anticristo, el "hombre de pecado" (cuya manifestación y rebelión debe preceder a la 2ª venida; vs 3-12) y advertencias contra el fanatismo con respecto al momento del regreso del Señor (en vista de lo cual los exhorta a permanecer firmes en la fe; vs 13-17). En el cp 3 solicita sus oraciones, expresa confianza en ellos y los insta a vivir vidas ejemplares 1154 (vs 1-15). Repite su consejo anterior a los que están viviendo en la ociosidad (vs 6-12); la testarudez de algunos miembros aparece reflejada en el v 14. Les dice que si persisten en su conducta equivocada, el resto de los creyentes no tendrá nada que ver con ellos. Sin embargo, recomienda que no se los trate como a enemigos, sino que se los amoneste como a hermanos (v 15). La epístola termina con una oración, sus saludos personales y una bendición (vs 16-18; véase CBA 7: 269-271).


Testamento


(gr. diathek', "última voluntad y testamento", "pacto", "contrato").


En He. 9:16 y 17 diathek' claramente significa "testamento", pero en todos los demás casos en que aparece esta palabra en el NT equivale a "convenio", en el sentido de un acuerdo entre 2 partes; o, para ser más exactos todavía, a un "pacto"* entre un superior (Dios) y un inferior (el hombre), en el cual el 1° establece las condiciones y el 2° se compromete a cumplirlas. Las expresiones "antiguo testamento" y "nuevo testamento" significan realmente "antiguo pacto" y "nuevo pacto"; es decir, la provisión divina para la salvación del hombre en los tiempos del AT y del NT (He. 8:6-10, 13). Para el uso de estas expresiones aplicadas a las 2 porciones de la Biblia, véanse Antiguo Testamento; Nuevo Testamento.


Testigo


(heb. generalmente {êd; gr. mártus o márturos y marturia, de las cuales deriva la palabra española "mártir").


Alguien que puede dar testimonio con respecto a un suceso, porque lo ha observado directamente; también la confirmación del hecho o los hechos implícitos. Algunas veces, ciertos objetos inanimados (túmulos, altares y columnas) se erigían como testigos de un acuerdo o para recordar algún acontecimiento u obligación (Gn. 31:44-48; Jos. 22:26, 27; 24:26, 27; Is. 19:19, 20). La ley mosaica requería la presencia de 2 ó 3 testigos en los casos que implicaban la pena capital (Nm. 35:30; Dt. 17:6; He. 10:28; etc.), como salvaguardia contra el falso testimonio. Cuando se condenaba a una persona, el testigo era el primero que actuaba en la administración del castigo (Dt. 13:9; cf Hch. 7:58). El falso testimonio estaba estrictamente prohibido por el 9° mandamiento (Ex. 20:16; cf Lc. 18:20), y la persona culpable de ello debía recibir el castigo que estaba tratando de lograr para el acusado (Dt. 19:16-19). Se convocaba a testigos para confirmar diversas transacciones legales (Rt. 4:9, 10; Is. 8:2; Jer. 32:8-11). Los apóstoles eran testigos de la resurrección y del evangelio, y daban su testimonio con seguridad (Hch. 1:8; 2:32; 3:15; 10:39; 1 R 5:1; cf Lc. 24:48; etc.). Se llamó y se preparó especialmente a Pablo para que fuera testigo de Cristo (Hch. 22:14, 15; 26:12-16). De Jesús se dice que es "el testigo fiel y verdadero" (Ap. 3:14; cf 1:5). En ciertas circunstancias el gr. mártus llegó a tener el significado de "mártir",* y ése es el sentido que tiene la palabra "testigo" en Hch. 22:20 y Ap. 2:13 en la RVR. En Ap. 17:6 ha sido traducida por "mártir".


Tetrarca


(gr. tetrarj's o tetraárj's, "gobernador de una cuarta parte").


Originalmente, el administrador de la 4a parte de cierto territorio. Filipo de Macedonia introdujo el uso de este término en Tesalia, en el s IV a.C. Más tarde, pasó a ser el título de un príncipe, de menor cuantía, que administraba una región pequeña. Los romanos lo usaron con este significado para dárselo a los príncipes nativos del Asia Menor y de Siria, cuyos territorios no eran lo suficientemente grandes como para recibir el nombre de reinos. El NT menciona a 3 dirigentes que ostentaban este título: Herodes (Antipas; Mt. 14:1; Lc. 3:1, 19; Hch. 13:1), Felipe y Lisanias (Lc. 3:1).


Teudas


(gr. Theudás, tal vez "reconocimiento"; nombre confirmado por inscripciones gr.).


Cabecilla rebelde mencionado por Gamaliel en su discurso ante el Sanedrín. Pretendía "ser alguien" y consiguió 400 seguidores, pero pereció y su movimiento fracasó. Gamaliel también mencionó una 2ª rebelión conducida por Judas, un galileo, "en los días del censo" (Hch. 5:36, 37).


Esto ocurrió durante la procuraduría de Coponio (6 d.C-c- 9/1 0 d.C.), tal como lo registra Josefo. La rebelión de Teudas tuvo que haber sido anterior, porque la de Judas ocurrió "después" (Hch. 5:37).


Pero aquí surge una dificultad, porque Josefo se refiere a un tal Teudas que, en los días del procurador Fado (44 d.C-c 46? d.C.), pretendía ser profeta y condujo a una multitud hacia el río Jordán, al que prometió dividir en 2 partes. Los soldados que Fado envió contra él dispersaron a sus seguidores y mataron a Teudas. Pero ocurre que Gamaliel pronunció el discurso registrado por Lucas antes del 40 d.C. Los comentaristas están divididos en su intento de solucionar esta dificultad; algunos aseguran que Lucas formuló una declaración errónea, y otros que Josefo cometió la equivocación. Pero se sabe que Josefo se equivocó algunas veces en sus registros históricos. En cambio, la exactitud de Lucas como historiador ha sido confirmada por los recientes descubrimientos arqueológicos. Por supuesto que existe la posibilidad de que haya habido 2 rebeldes con el mismo nombre en Judea, porque Josefo nos dice que hubo varios alzamientos 1155 durante los últimos años de Herodes el Grande y en épocas posteriores, sin dar los nombres de los cabecillas en cada caso.


Bib.: FJ-AJ xviii.1.1; FJ-GJ ii.8.1; FJ-AJ xx.5.1; xvii.10.4, 8.


Tiara.



Véanse Sacerdote (II); Turbante.


Tiatira


(gr. Thuátira o Thuáteira, "ciudad de la hija").


Ciudad de Lidia, en el camino entre Pérgamo y Sardis, junto al río Lico, un tributario del Hermo. Seleuco I la volvió a fundar entre el 301 y el 281 a.C. como una colonia militar macedónica, pero se desarrolló después como un importante centro comercial e industrial. Se hizo famosa por sus gremios de tejedores y tintoreras que teñían lana y lino; también por sus productos de cuero y por ser un centro productor de objetos de metal. La 1ª conversa de Pablo en Filipos fue Lidia, una vendedora de prendas teñidas de púrpura (un rojo brillante obtenido de las raíces de ciertas plantas) procedente de Tiatira (Hch. 16:14), y quizá miembro del gremio de los tintoreras de esa ciudad. Que existiera una iglesia cristiana en ella antes de la terminación del s I d.C. se comprueba por la carta que le escribiera Juan en el Apocalipsis desde la isla de Patmos (2:18-29). La moderna ciudad de Akhisar ha sido construida en el lugar de Tiatira.


Pocos restos quedan visibles de sus antiguos edificios u otros recuerdos de su historia (fig 507). Mapa XX, B-4.


507. Sarcófago de piedra en Akhisar, la Tiatira antigua. La inscripción griega menciona Tiatira.




Tiberias


(gr. Tiberías, "ciudad de Tiberio").



1.


Mar de Tiberias; otro nombre para el Mar de Galilea* (Jn. 6:1; 21:1).



2.


Ciudad ubicada en la margen occidental del Mar de Galilea y fundada por Herodes Antipas entre los años 17 y 22 d.C. Recibió ese nombre como homenaje al emperador Tiberio (fig 508). Después de su fundación se trasladó la capital de Galilea, de Seforis a Tiberias. Puesto que había sido construida en el lugar de un antiguo cementerio, los judíos de clase elevada la consideraban ceremonialmente impura y evitaban vivir allí. En consecuencia, la mayor parte de sus habitantes eran extranjeros o galileos obligados a morar en ese lugar. En el NT se menciona Tiberias una sola vez (Jn. 6:23), aunque 2 veces al Mar de Galilea se le da el nombre de Mar de Tiberias (6:1; 21:1). En el 61 d.C. Nerón le dio Tiberias a Herodes Agripa II en calidad de obsequio. Durante las Guerras Judías, Josefo, el comandante de Galilea, la fortificó. Después de la 2ª guerra judía (132-135 d.C.), cuando los romanos destruyeron Jerusalén y no permitieron que los judíos regresaran a su antigua capital, el Sanedrín levantó de Tiberias la prohibición que le había aplicado hasta entonces, e hizo de ella su sede.


Se ha sugerido que las agradables primaveras de la ciudad podrían haber ejercido influencia sobre esa decisión. Desde entonces se convirtió, por muchos siglos, en el más importante centro de erudición judía. Allí se puso por escrito la tradición oral, la Mishná (c 200 d.C.), más tarde casi todo el Talmud, y finalmente se desarrolló el sistema de vocales representadas por diversos puntos, que con el tiempo adoptaron todos los judíos, llevando así a la perfección su sistema de escritura carente de ellas. Hoy Tiberias se llama Tabariyeh. Mapa XVI, C-4.


Bib.: FJ-AJ xviii.2.3; FJ-GJ ii.9.1; FJ-L 8; FJ-GJ ii.20.6.


508. La antigua ciudad de Tiberias.




Tiberio César


(gr. Tibérios Káisar, "hijo del Tiber, Emperador"; transliteración del lat. Tiberius Caesar).


Emperador romano entre los años 14 y 37 d.C. Nació en el 42 a.C. y Augusto lo adoptó en el 4 d.C., y más tarde le confirió la misma autoridad que la de él en las provincias. Accedió al trono después de la muerte de su padre adoptivo en el 14 d.C., y gracias a su habilidad militar y administrativa prolongó la era de prosperidad iniciada por Augusto. Pero era desconfiado y rudo, y como consecuencia de su melancólico retiro a la isla de Capri surgieron los rumores acerca de su conducta supuestamente desordenada, aunque en realidad era un hombre austero. Juan el Bautista y Jesucristo comenzaron y terminaron su ministerio durante el reinado de 1156 Tiberio (Lc. 3:1; cf Mt. 22:17, 21; Mr. 12:14, 16, 17; Lc. 20:22, 24, 25).


Las referencias a "César"* que encontramos en los Evangelios (Mt. 22:17; Lc. 23:2; Jn. 19:12, 15) se refieren a Tiberio sin nombrarlo. Parecería que Pilato le tenía miedo (Jn. 19:12, 13), ya que los últimos años del emperador estuvieron jalonados de ejecuciones. Cuando Herodes Antipas fundó una nueva ciudad en la margen occidental del Mar de Galilea, le puso Tiberias en honor al emperador.


Tibhat


(heb. Tibjath, "matanza").


Ciudad de Hadad-ezer, de Soba (1 Cr. 18:8), probablemente la que se llama Beta* en 2 S. 8:8. Las Cartas de Amarna* mencionan un lugar llamado Tubihi, y las listas topográficas de Tutmosis III mencionan un sitio llamado Dbh, en Siria, que podría ser una referencia a la Tibhat de la Biblia.


El lugar no ha podido ser identificado.


Tibni


(heb. Tibnî, [hombre] "de paja", "inteligente" o "edificio de Dios").


Hijo de Ginat; por varios años (c 885-c 880 a.C.) fue reconocido por una parte del pueblo como rey de Israel, mientras el resto seguía a Omri. Pero murió no se sabe cómo, y Omri se convirtió en el único dirigente de Israel (1 R. 16:21, 22).


Ticva


(heb. Tiqwáh, "esperanza").



1.


Suegro de Hulda, la profetisa (2 R. 22:14; 2 Cr. 34:22, heb. Tôqhath). En esta segunda referencia la BJ dice "Toqhat", y la NBE "Ticuá".



2.


Hombre cuyo hijo Jahazías se oponía al método empleado por Esdras para reformar los matrimonios mixtos que se habían producido entre los judíos (Esd. 10:15).


Tidal


(heb. Tid{âl, "reverencia [temor]" o "renombre").


Rey de Goim, es decir, de naciones, quien junto con Quedorlaomer invadió Transjordania en los días de Abrahán (Gn. 14:1, 9). Por mucho tiempo el nombre de este rey se equiparó con el de Tudhaliyas, un nombre que ostentaron varios reyes heteos, el 1° de los cuales gobernó desde su capital Kussar (c 1700 a.C.). Aunque resulta imposible identificar el Tidal de Gn. 14 con algún rey heteo, es posible que un primitivo heteo* o protoheteo llevara ese nombre. Su título de "rey de naciones" no nos permite identificar el país sobre el cual gobernaba. Pero hay semejanzas con este título en los textos de Mari, en los cuales la palabra gâ{um significa "grupo de" o "banda". Esto podría sugerir la posibilidad de que Tidal fuera rey, no sobre un reino organizado, sino sobre una tribu nómada sin residencia fija. Siendo que los heteos invadieron Anatolia y la Media Luna Fértil en los días de Abrahán, Tidal, si fue heteo, podría haber sido designado correctamente como rey de un grupo de gente".


Bib.: F. M. Th. de Liagre Böhl, Opera Minora [Obras menores] (Oroninga, 1953), p 47- R. de Vaux, RB 55 (1948):333, 334.


Tiempo


(heb. {êth, {attâh, mô{êd, me{at, {ôlâm, etc.; aram. Zemân; gr. kairós, jrónos).


Las declaraciones bíblicas en que aparece esta palabra contienen distintos términos con diferentes significados. 1. Como período: "Andando el tiempo" (Gn. 4:3; Jue. 11:4); "El número de los días [tiempo] que David habitó en la tierra" (1 S. 27:7). 2. Como medida cronológica, véanse Año; Día; Hora; Mes; Noche; Semana; Tarde. Para disponer de información acerca de los antiguos métodos de medir el tiempo, véanse Cronología I; Edad; Era. 3. Como momento definido: "A la hora de la tarde" (Gn. 24:11); "Faraón... dejó pasar el tiempo señalado" (Jer. 46:17). 4. Como momento indefinido: "Instar" (gr. epíkeimai, "ser urgente", "urgir"; Lc. 23:23); "Constante" (gr. proskarteréÇ, "persistir en"; Ro. 12:12); "Insistir" (gr. efíst'mi, "ser diligente [rápido] ", "estar disponible [dispuesto]"; 2 Ti. 4:2). 5. Como período o época: "Llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino" (Dn. 7:22); "En el tiempo de la prueba se apartan" (Lc. 8:13); "En tiempo aceptable" (2 Co. 6:2). Para los períodos históricos, véase Cronología. 6. Tiempo profético. Los tiempos proféticos a veces son literales (como los 70 años de la cautividad predichos por Jeremías) y a veces son figurados (como en las profecías simbólicas). En éstas, en las que bestias, cuernos, etc., representan algo diferente, podemos esperar también que los períodos de tiempo no sean literales. De Nm. 14:34 y Ez. 4:6 se desprende el principio de que 1 día simbólico representa 1 año literal. Así, en los períodos proféticos se entiende que los días equivalen a años literales (por ejemplo: 1.260 días = 1.260 años).


En las profecías encontramos otras palabras además de "día"; por ejemplo, una profecía menciona "la hora, día, mes y año" (Ap. 9:15). Una hora es ciertamente la 24ª parte de 1 día. La clave con respecto a la cantidad de días que hay que asignarle a un mes o un año proféticos se encuentra en el uso de la palabra "tiempo" en otras profecías relacionadas con ésta (Dn. 7:25; 11:13; 12:7; Ap. 12:14; etc.). Un "tiempo" en la profecía equivale a 1 "año" ("tiempos" son 2 años; "medio tiempo" son 6 meses o 1/2 año). Esto se descubre al comparar los períodos de tiempo en el Apocalipsis, donde 3 1/2 años equivalen a 1.260 días 1157 (12:6, 14) y 42 meses también equivalen a 1.260 días (11:2, 3). Por tanto, 3 1/2 "tiempos" equivalen a los 42 meses (que son 3 1/2 años de 12 meses). Además, del total de 1.260 días de este período se puede deducir que 1 "tiempo", o año, tiene 360 días, y que los 42 meses tienen 30 días cada uno.


Ahora bien, 1 año de 12 meses de 30 días no corresponde a ningún calendario conocido de los tiempos bíblicos. Por eso surge la pregunta :¿Por qué se utiliza en la profecía un sistema tan poco usual? Quizá porque en los calendarios lunares usados por judíos, babilonios y otros pueblos, nadie podía predecir con exactitud la cantidad de días de cualquier serie de meses o años del futuro, sin saber no sólo a qué clase de calendario correspondían sino también qué meses o años definidos estaban implícitos en el cálculo. El año podía ser uno lunar común, de 354 días (sin variaciones de días que dependieran de la Luna), o uno "bisiesto", de 384 días más o menos, cuando se le añadía 1 mes extra para compensar la diferencia entre los 12 meses lunares y el año solar. Incluso un egipcio, cuyo año de 365 días (12 meses de 30 días cada uno, más 5 días extras al fin de cada año), no podía decir con exactitud cuántos días abarcaban 3 1/2 años, a menos que supiera que ese período comprendía 3 ó 4 períodos de 5 días extras. Por eso, 3 1/2 años, o 42 meses, no podían representar un período definido de tiempo para un lector judío, a menos que supiera a qué clase de calendario se estaba refiriendo la declaración correspondiente.


El año, entonces, en la profecía simbólica, es un período de 360 días simbólicos. Un día simbólico en la profecía, como ya lo hemos visto, es 1 año real cuando lo trasladamos a tiempo literal. (Algunos expositores de la profecía se han confundido en esto, porque se olvidaron de que el mes de 30 días y el año de 360 días no corresponden a calendarios reales, y han tratado de calcular los 1.260 días simbólicos, por ejemplo, multiplicando 1.260 por 360 días literales en lugar de considerarlos 1.260 años reales.)


Ahora bien, ¿qué es un año real, literal? Obviamente es un verdadero año solar; incluso el variable calendario lunar, tal como el que usaban Daniel y Juan, o los judíos hasta el día de hoy, se calcula tomando en cuenta años "bisiestos" para ponerlo al día con el año solar, de manera que 1.260 días judíos son 1.260 años reales. El año (o tiempo) profético, simbólico, calculado sobre la base de 1 mes de 30 días y 1 año de 360 días, no es 1 año real, sino teórico; pero el día simbólico representa 1 año real, y el año real no es 1 año de 360 días, sino el verdadero año solar de aproximadamente 365 1/4 días. De manera que los 3 1/2 años de la profecía simbólica son 1.260 días simbólicos, que a su vez representan 1.260 años literales; un "tiempo" o año, en la profecía simbólica, representa 360 días simbólicos, que a su vez representan 360 años solares verdaderos.


Tienda


(heb. zôhel; ugar. {hl; gr. sk'ne).


Los patriarcas usaron tiendas durante su permanencia en Palestina (Gn. 12:8). También los israelitas mientras peregrinaban por el desierto y en los comienzos de su historia en Canaán (Ex. 16:16; Jos. 7:21-24). Sus tiendas podían ser redondeadas, con un poste central, o planas y oblongas, con varios postes. Sus cubiertas (heb. yerî{h) eran generalmente de tela hecha con pelos negros (Cnt. 1:5, BJ) muy probablemente de cabra, como las que usan hasta el día de hoy los beduinos en Palestina; pero es posible que las hayan hecho también de cueros de otros animales, como la cubierta del tabernáculo (Ex. 26:14).


Tenían anillos de madera cosidos a ellas, a las que se ataban las cuerdas (heb. mêthrêhem). Estas a su vez se ligaban firmemente a estacas (heb. yithdtôth) clavadas en el suelo (35:18; Is. 54:2; figs 31, 509).


509. Tienda de beduino confeccionada con paños de pieles de cabra, en Palestina.




Tienda de reunión.



Véase Tabernáculo.


Tienda del testimonio.



Véase Tabernáculo.


Tiendas, Fabricante de


(gr. sk'nopoiós).


Persona que confeccionaba refugios con telas de pelos de cabras (Hch. 18:3). La fabricación de tiendas* es una artesanía que se practica desde tiempos remotos (cf Gn. 4:20; 12:8; 25:27; etc.). Aquila, Priscila y Pablo eran de ese oficio (Hch. 18:1-3). Tanto la ciudad de Tarso, de donde era Pablo, como la provincia del 1158 Ponto, el lugar de origen de Aquila, eran famosas por la buena calidad de las telas de pelo de cabra que producían, las que tenían una gran demanda para confeccionar tiendas y velas de barcos.


Tierra.



Traducción de varias palabras hebreas y griegas. La hebrea más común es zerets, que aparece unas 2.400 veces en el AT. Se la usa para referirse al planeta Tierra con el fin de diferenciarlo del cielo atmosférico, y tal vez del estelar también (Gn. 1:1; etc.); a una porción de tierra (23:15); al territorio ocupado por cierto pueblo o nación (Gn. 47:13); a la tierra seca para distinguirla del mar (1:10); al mundo habitado (18:18); o, en sentido figurado, para referirse a los habitantes del mundo (Jer. 22:29). El heb. zadâmâh (proviene del verbo zâdam, "ser rojo"), también traducido con frecuencia por "tierra" (Gn. 1:25; 4:11, 14; etc.), se refiere a la tierra rojiza, arable. Se la usa comúnmente para referirse al suelo desde un punto de vista agrícola, como origen de la vida de las plantas, los animales y el hombre (2:6, 9; Dt. 7:13). En el NT, "tierra" es traducción del gr. gue, que incluye el significado de las 2 palabras hebreas comentadas (Mt. 5:5; 13:5; Hch. 1:8-1 etc.). El gr. oikoumén' se refiere a la tierra habitada (Lc. 21:26).


Como consecuencia de los diversos significados que tienen las palabras traducidas por "tierra", a veces no hay seguridad si se refieren a toda la tierra o sólo a una porción de ella.


Tierra Nueva


(heb. zârets jadâshâh; gr. guen kainen).


Término que aparece 2 veces en el AT (ls. 65:17; 66:22) en contextos que describen las bendiciones que habrían sido la suerte tanto de la tierra como del pueblo si Israel hubiera obedecido los mensajes de Dios enviados por sus profetas. Sin embargo, Israel falló y, en consecuencia, el cumplimiento literal de estas promesas de acuerdo con su intención y detalles originales se volvió imposible. A pesar de eso, en principio, estas profecías se cumplirán en la tierra nueva que será heredada por los santos después del milenio* (Ap. 20-22; véase CBA 4:27-40, 369-372).


La expresión aparece 2 veces en el NT (2 R 3:13; Ap. 21:1), y en ellas se usan 2 palabras para nuevo/a: 1. Néos, que expresa la idea de novedad con respecto al tiempo, y puede ser traducido "nuevo/a", "reciente", "joven".


Es lo opuesto de arjáios, "antiguo/a", "viejo/a", "original o primitivo". 2. Kainós, que connota la idea de novedad con respecto a la forma o la cualidad, y puede ser traducido "nuevo/a", "fresco", "diferente en cuanto a lo natural". Se opone a palaiós, "antiguo/a", "gastado/a", "estropeado/a", "dañado/a". Kainós es el término que el NT usa para describir la "tierra nueva". Pero el vocablo kainós de Pedro y Juan no es una tierra creada ex nihilo, sino la antigua Tierra recreada, renovada y limpiada de su contaminación por medio del fuego (2 P. 3:10-13; Ap. 21:1). Las descripciones de la "tierra nueva" son pocas y breves; sin embargo, presentan una escena del todo deseable: una tierra de paz y seguridad, perfección y felicidad, en la cual no existirán jamás el pecado, la muerte y el dolor (Ap. 21; 22). Su capital será la Nueva Jerusalén (Ap. 21:2).


Tierra Oriental


(heb. zerets mebôz hashshamesh).


Área del este de Palestina (Zac. 8:7), particularmente los desiertos de Siria y Arabia (Gn. 25:1-7).


Tiesto


(heb. jereÑ).


Trozo de alfarería. Puesto que las vasijas de barro cocido se rompen fácilmente, y sus fragmentos (tiestos), mayormente inútiles, no se desintegran, éstos se encuentran diseminados en grandes cantidades en los lugares donde se hacen excavaciones arqueológicas en el Cercano Oriente. Proporcionan evidencias importantes a los arqueólogos para fechar sus descubrimientos, porque el estilo de la alfarería cambiaba continuamente. Esos trozos de alfarería -llamados óstracas- se empleaban en la antigüedad como el material de escritura más barato.


Como ilustración de estos fragmentos de alfarería escritos veanse las figs 309 y 440. Job se rascaba con un tiesto (Job 2:8), y a veces, por lo que dice el profeta, un tiesto podía servir para sacar fuego del hogar o agua del pozo (ls. 30:14, BJ).


Tifsa


(heb. Tifsaj, "vado [paso]").



1.


Ciudad ubicada en el extremo nororiental del reino de Salomón (1 R. 4:24), generalmente identificada con Tapsaco (Tapsacus), que se encuentra sobre la confluencia del Balij, en la margen derecha del Eufrates medio, que protegía un cruce importante de ese río hacia el norte de Siria. Ciro el Joven y Alejandro usaron ese vado para trasladar sus ejércitos al otro lado del río. Mapa XI, C-6.



2.


Lugar cerca de Tirsa destruido por Manahem después de dar muerte a Salum de Israel y de haber asumido el trono (2 R. 15:14, 16). Este lugar no ha sido identificado. Muchos eruditos que aceptan la versión griega de Luciano le dan a Tifsa el nombre de Tapúa. Véanse Tapúa 1; Tirsa 2.


Tigiat-pileser


(heb. Tiglath Pilzeser y Tillegath-pilnezeser, "señor del Tigris"; as. Tukulti-apil-Esharra, "mi confianza está puesta en el hijo de Esharra" [es decir, en el dios Ninib]; aram. 1159 Tgltplysr y Tkltplsr).


Nombre de 3 reyes asirios, de los cuales sólo el último desempeñó un papel en la historia bíblica. Por eso nos limitaremos a comentar aquí lo referente a Tiglat-pileser III (745-727 a.C.). En la Biblia se lo llama Pul* 2 veces (1 Cr. 5:26; cf 2 R. 15:19), tal vez su nombre original. Que Flul y Tiglat-pileser III son el mismo rey es fácil de demostrar: Donde el Canon de Ptolomeo menciona a Poros como rey de Babilonia, la lista de los reyes de Babilonia tiene a Pulu, y las Crónicas de Babilonia llaman Tiglat-pileser al rey de ese tiempo.


Tiglat-pileser III (fig 418) fue un usurpador que, al parecer, cuando ascendió al trono, tomó un nombre que ya había sido hecho famoso por grandes reyes del pasado. Era ambicioso y sus logros prueban que fue digno del famoso nombre que llevaba, porque llegó a ser uno de los grandes reyes del período imperial. Fue un gran monarca y un hábil restaurador del imperio, y procuró remediar todos los males de su país y restablecer el poder asirio sobre los países vecinos. Babilonia había sido conquistada muchas veces y puesta bajo la soberanía asiria como reino vasallo, pero siempre se liberó de su yugo. Para evitar que esto sucediera una vez más, Tiglat-pileser la unió firmemente con Asiria,* coronándose como rey de Babilonia con el nombre de Pul; fue la 1ª vez que un rey asirio realizaba tal plan. Además de extender su poder en todas direcciones, estableció un control firme sobre el área de Siria y partes de Palestina, destruyó muchas ciudades-estados y reorganizó las regiones conquistadas como provincias asirias. Fue el 1º rey que introdujo el método de trasladar naciones enteras a otros lugares con el fin de desarraigarlas, destruir sus sentimientos nacionalistas, sus antiguas lealtades, y facilitar su dominio sobre las naciones conquistadas (fig 49); las poblaciones eran transportadas a otras áreas del imperio, y su territorio era repoblado con gente de otros países subyugados. Tiglat-pileser tuvo éxito cuando quebró en forma definitiva el poder del estado norteño de Urartu, que había molestado mucho a Asiria en lo pasado.


El rey Manahem de Israel le pagó tributo (2 R. 15:19) para que le ayudara a consolidar su reino. Se menciona este pago en las inscripciones descubiertas en el palacio de Tiglat-pileser en Cala, como asimismo uno de "Azriau de Judá", que se cree era el rey Azarías de Judá (pero este pago no se menciona en la Biblia). Durante el reinado de Peka de Israel, Tiglat-pileser recibió un pedido del rey Acaz de Judá -quien voluntariamente se inclinó ante el rey de Asiria y fue su vasallo- para que le ayudara contra Peka y Rezín de Damasco. Esta solicitud fue acompañada de un ingente tributo (16:7, 8), que aparece mencionado en las inscripciones murales de Tiglat-pileser. El rey asirio aceptó la solicitud de Acaz e invadió Israel, tomando todos sus territorios septentrionales y sus posesiones en Transjordania (15:29), los que incorporó al Imperio Asirio. Las partes norte, oeste y transjordana del derrotado reino de Israel fueron transformadas en 3 provincias asirias: área occidental, provincia de Duzru (Dor); área norte, provincia de Magidû (Meguido); y área al este del Jordán, provincia de Galzaza (Galaad). Mientras que los cautivos fueron deportados, los que quedaron -con Samaria como capital- pudieron sobrevivir como un pequeño estado vasallo. También tomó y destruyó Damasco, y dio muerte a su rey, Rezín (16:9). Cuando el rey Peka de Israel fue asesinado por Oseas (15:30), Tiglat-pileser estaba enfrascado en una campaña en el sudoeste de Palestina, y probablemente aprobó el asesinato, puesto que pretende haber instalado a Oseas en el trono.


Bib.: ANET 282-284.


Tigris.



Véase Hidekel 2.


Tilde.



Véase Jota.


Tilón


(heb. Tîlôn, tal vez "dádiva").


Miembro de la tribu de Judá (1 Cr. 4:20).


Timeo


(gr. Timáios, quizás "inmundo [profanado]" o "altamente estimado"; tal vez una abreviatura de Timoteo).


El padre del mendigo ciego de Jericó (Mr. 10:46). Véase Bartimeo.


Timna


(heb. Timna{ [1, 2 5], tal vez "refrenamiento"; Timenâh [3, 4], "porción asignada").



1.


Hija de Seir y hermana de Lotán (Gn. 36:12, 20, 22; 1 Cr. 1:38, 39). Fue la concubina de Elifaz, el hijo mayor de Esaú, y madre de Amalec (Gn. 36:12).



2.


Jefe de Edom (Gn. 36:40; 1 Cr. 1:51). Como Timna{ es la capital de Catabán, en el sur de Arabia, dicho vocablo se podría vincular con el de una tribu, el que a su vez se remontaría a un nombre de los tiempos bíblicos.



3.


Ciudad del límite occidental de Judá, cerca de Bet-semes (Jos. 15:10), pero otorgada a la tribu de Dan (19:43). En los días de Sansón, aparentemente estaba en manos de los filisteos (Jue. 14:1, 2, 5). Parece que volvió a ser posesión israelita, probablemente en los días de David, porque 2 Cr. 28:18 declara que fue capturada nuevamente por los filisteos durante el reinado de Acaz de Judá. Timna fue identificada anteriormente con Khirbet Tibnah, 1160 a 4 km al sudoeste de Bet-semes, pero es más probable que su verdadera ubicación corresponda a Tell el-Batâshi, a 5 km al noroeste de Khirbet Tibnah. Mapa VI, E-2.


Bib.: Y. Aharoni, PEQ 90 (1985): 27-31.



4.


Ciudad ubicada en las colinas de Judá, cerca de cierta Gabaa (Jos. 15:57). Probablemente sea la Timnat, cerca de Adulam y Enaim, donde Judá fue a trasquilar ovejas (Gn. 38:12-14). Se la ha identificado con Tibnah, a 14,5 km al oeste sudoeste de Belén.



5.


Hijo de Elifaz (1 Cr. 1:36).


Timnat


(heb. Timnâthâh, "porción [herencia] asignada").


Otro nombre para 2 ciudades de Judá llamadas Timna (Jos. 19:43; Gn. 38:12; etc.). Véase Timna 3, 4.


Tinmateo/a


(heb. timnî).


Habitante de Timna* 3 (Jue. 15:6).


Timnat-sera


(heb. Timnath-seraj, "una porción extra", "una porción abundante", "una porción que sobresale" [de un risco] o "una porción [un lote] de sol [abundancia]").


Lugar, de la región de las colinas de Efraín, que se le asignó a Josué y que fue el lugar donde lo sepultaron (Jos. 19:50; 24:30). En Jue. 2:9 este nombre aparece en hebreo como Timnath-jeres, "porción del sol". La palabra seraj posiblemente la escribieron al revés por accidente. Este lugar ha sido identificado con Khirbet Tibneh, a 19 km al noreste de Lida.


Allí se exhiben hoy los lugares donde, según la tradición, se encuentran las tumbas de Josué y Caleb. Mapa VI, D-3.


Timón


(gr. TímÇn, "digno [honorable, ilustre]"; aparece con frecuencia en las inscripciones gr.).


Uno de los 7 hombres elegidos en los días de la primitiva iglesia de Jerusalén para realizar servicio social entre los creyentes de lengua griega (Hch. 6:5).


Timoteo


(gr. Timótheos, "alguien que reverencia [honra] a Dios" o "adorando [honrando] a Dios"; aparece con frecuencia en inscripciones gr.).


Converso de Pablo, además de su compañero de viaje y asistente. Se lo menciona por 1ª vez en relación con la visita de Pablo a Listra en su 2° viaje misionero (c 49 d.C.), cuando Timoteo ya era creyente cristiano (Hch. 16:1). Parece que él y los miembros de su familia fueron convertidos por Pablo en ocasión de la la visita del apóstol a esa ciudad (Hch. 14:8-18; cf 1 Ti. 1:2; 2 Ti. 1:1, 2, 5). Era medio "judío" por parte de madre y medio "griego" por parte de padre (Hch. 16:1), pero fue bien instruido en materia religiosa y en las Escrituras del AT por 2 mujeres piadosas: su madre Eunice y su abuela Loida (Hch. 16:1; 2 Ti. 1:5; 3:15). Como joven cristiano, Timoteo se había ganado una excelente reputación entre los creyentes de Listra y de la cercana Iconio (Hch. 16:2), y, al ver en él un promisorio obrero para Dios, Pablo decidió vincularlo consigo como aprendiz de misionero.


"Por causa de los judíos que había en aquellos lugares", Pablo circuncidó a Timoteo para evitar conflictos innecesarios acerca de esos asuntos (v 3; parece que su padre se opuso). El joven acompañó a Pablo mientras éste volvía a visitar las iglesias de la región (vs 4, 5), y también al penetrar en "Frigia y la provincia de Galacia" (v 6); asimismo cuando fue a Troas (vs 8, 9), y al llevar el evangelio a las grandes ciudades de Macedonia: Filipos, Tesalónica y Berea (cps 16:9-17:14). Al verse inesperadamente forzado a huir de Berea hacia Atenas, Pablo dejó a Timoteo y a Silas allí (17:14), pero en cuanto llegó a esta última ciudad les pidió que se unieran a él (vs 15, 16). El apóstol inmediatamente envió a Timoteo a Tesalónica para fortalecer a los nuevos conversos de esa ciudad (1 Ts. 3:1, 2), por lo que Silas y Timoteo no se volvieron a encontrar con él hasta más tarde en Corinto (Hch. 18:5; 1 Ts. 1:1; 3:6; 2 Ts. 1:1). Es muy posible que Timoteo permaneciera en Grecia cuando Pablo regresó a Jerusalén al año siguiente.


Volvemos a saber de Timoteo unos 4 ó 5 años más tarde, durante los 3 años que duró el ministerio de Pablo en Efeso, cuando el apóstol lo envió por el Mar Egeo para que tratara de solucionar ciertos problemas que habían surgido en la iglesia de Corinto (1 Co. 4:17); una misión que aparentemente no fue tan exitosa como se podría haber esperado, dada la severidad del tono de la 2ª parte de 2 Co. (cf 1 Co. 16:10). Lucas menciona que Timoteo y Erasto fueron enviados a Macedonia (Hch. 19:21, 22). Pablo los siguió poco después (2 Co. 1:1), y se reunieron en Corinto (Ro. 16:21), quizá durante el invierno del 57 ó 58 d.C. En el curso de la primavera siguiente, el apóstol, Timoteo y otros comenzaron el viaje de regreso a Jerusalén, con lo que terminó el 3º viaje misionero (Hch. 20:4). No se sabe si Timoteo estuvo con Pablo durante la prisión del apóstol en Jerusalén y Cesarea, y durante su viaje a Roma.


Nuevamente oímos sobre Timoteo durante el 1º encarcelamiento de Pablo en Roma (c 61-63 d.C.), tal vez hacia su fin, cuando el apóstol lo menciona, entre otros compañeros suyos, en las epístolas que escribió cuando se encontraba en la cárcel (Fil. 1:1; 2:19-23; Col. 1:1; Flm. 1). Durante el período que transcurrió entre su 1º encarcelamiento y el 2° ( c 63-66 d.C.), le escribió a Timoteo su 1ª epístola, 1161 quizá c 64 d.C. Cuando Pablo se fue a Macedonia (1 Ti. 1:3), le pidió que permaneciera en Efeso, aparentemente como pastor de la iglesia de esa ciudad; la epístola contiene las instrucciones que se le dan en vista de ese cargo. Pero c 66 d.C. Pablo fue detenido de nuevo y llevado a Roma, y hacia el fin de su 2° encarcelamiento le escribió por 2ª vez instándolo a que se reúna con él pronto (2 Ti. 4:9), puesto que sus otros compañeros habían salido para cumplir determinados cometidos en un lugar o en otro, y por lo menos uno de ellos lo había abandonado (vs 10-13). En su 1ª audiencia Pablo estuvo solo (v 16), y ahora, al sospechar que pronto sería ajusticiado (vs 6-8), anhelaba gozar de comunión con su "amado hijo" Timoteo. En He. 13:23 se dice que Timoteo había sido puesto en libertad, pero fuera de esta alusión nada sabemos acerca de ese encarcelamiento. Véanse Corintios, Epístolas a los; Cronología (IX, 7).



















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  10. Rehobot - Roboam
  11. Rafael - Rehob
  12. Quelal - Rafa
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  18. Pablo - Parábola
  19. Obot - Pábilo
  20. Nibhaz - Obolo
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  22. Natanael - Nezib
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  55. Foro de Apio - Gabai
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  4. Elifal - Embajador, a

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